Sin perder tiempo, avanzamos hacia el interior de la cueva, donde el aire era más pesado y la oscuridad más densa.
Con cada paso que dábamos, las antorchas a lo largo de las paredes se encendían mágicamente, iluminando nuestro camino. La luz titilante proyectaba sombras largas y deformes, aumentando la sensación de misterio en el lugar.
Al fondo, una figura vestida de blanco nos esperaba. Su presencia era imponente, a pesar de su quietud. Nos observaba con atención, como si nos hubiera estado esperando durante siglos.
-Bienvenidos -dijo la mujer con una voz suave pero autoritaria-. No saben cuánto tiempo he estado aguardando su llegada.
Nos detuvimos en seco. Su mirada intensa parecía perforarnos. Había algo en ella, algo que no podía ignorarse: una sensación de poder antiguo, una sabiduría que trascendía el tiempo.
-¿Quién eres? -pregunté, aunque ya tenía una idea de quién era.
-Soy la sibila de Cumas -respondió, como si fuera evidente-. Sabía que vendrían. La profecía está a punto de cumplirse, y ustedes juegan un papel crucial en ella.
-¿Profecía? -preguntó Ethos, dando un paso adelante-. ¿A qué te refieres?
La sibila sonrió ligeramente, pero su expresión seguía siendo seria.
-La rebelión de los menospreciados se avecina. Aquellos que han sido ignorados por la corte divina se levantarán, reclamando lo que creen que les pertenece por derecho. Harán lo que sea necesario para cumplir su objetivo... incluso desatar la furia de los titanes.
Mis ojos se abrieron de par en par al escucharla. ¿Estaba hablando de una guerra entre los dioses y los titanes? ¿De un nuevo conflicto que podría destruir el orden mismo del Olimpo?
-¿Cómo podemos detenerlos? -pregunté, con el corazón latiéndome fuerte en el pecho.
La sibila caminó lentamente hacia nosotros. Su vestido blanco flotaba con cada paso que daba, como si desafiara la gravedad.
-El poder que buscan está dividido en dos artefactos -dijo-. El collar de la vida, que tú posees, Axelia, y el collar de la muerte, que Tánatos ansía. Si esos dos collares se unen, el equilibrio entre la vida y la muerte se romperá. Los titanes y las fuerzas del caos obtendrán el poder necesario para destruir el Olimpo y reclamar el control sobre los tres mundos.
La sibila nos miró a cada uno de nosotros, su mirada detenida en mí por más tiempo.
-Axelia -dijo en voz baja-, tu destino está ligado a estos collares más de lo que imaginas. La decisión que tomes determinará el futuro de los tres mundos. No te dejes llevar por las dudas, porque la oscuridad se aprovechará de ellas.
Sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Sabía que las palabras de la sibila eran una advertencia, pero no sabía exactamente cómo influiría mi decisión en todo esto.
-Entonces... -comencé a decir, sintiendo el peso de la responsabilidad caer sobre mí-, debo proteger el collar a toda costa.
-Así es -asintió la sibila-. Pero no será fácil. Tánatos no está solo. Hay otros que también ansían ese poder, y están dispuestos a sacrificarlo todo para obtenerlo. Además hay un problema, o quizás una ventaja para ustedes -dijo con un tono más sombrío-. Tánatos solo puede completar su plan bajo la luna de sangre, cuando la entrada al inframundo se debilita, y cualquier dios puede acceder a ella. Eso sucederá en exactamente un mes. Tienen hasta entonces para detenerlo. De lo contrario, será demasiado tarde.
Sentí un nudo en el estómago. Un mes. Teníamos treinta días para evitar la destrucción de los tres mundos.
-¿Quién es esa persona que lo ayuda? -pregunté con urgencia.
ESTÁS LEYENDO
Corazones Del Olimpo: Hija de Cupido DISPONIBLE HASTA EL 30/11/24
FantasyDISPONIBLE TODAS LAS PARTES HASTA EL 30/11/2024 POR PUBLICACIÓN EN UNA PLATAFORMA DE PAGO ¿Qué pasaría si fueras hija del Dios del Amor? Axelia, segunda hija de Eros y Psique, fue concebida en la casa de Afrodita, lo que la convirtió en una diosa de...