CP24: HIJO DE HADES

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-Aurel -dije, esta vez yo misma, dándome la vuelta para enfrentar al chico que nos observaba. Era alto, de tez morena, con un cabello oscuro y desordenado que caía sobre sus imponentes ojos verdes. Me miraba con una sonrisa torcida-. ¿Qué haces aquí?

Siempre que Aurel aparecía, algo malo estaba a punto de suceder. No era una visita de cortesía.

-¿Es que no puedo visitar a mis primos favoritos? -respondió con su habitual tono despreocupado.

-No, a menos que algo grave esté a punto de pasar -replicó Ethos, cruzando los brazos y frunciendo el ceño-. Después de todo, siempre fuiste la oveja negra de la familia.

Esa observación dejó un silencio tenso en el aire. Ser el hijo de Hades no te daba precisamente la mejor reputación en el Olimpo, y Aurel lo sabía. Él y Ethos se observaban, sus miradas luchando en un silencioso desafío.

Aurel abrió la boca para responder, pero un pequeño carraspeo interrumpió el momento. Era Sofía, que intentaba aliviar la creciente tensión entre los tres.

-¿Así que tienen un primo? -preguntó con una mezcla de curiosidad y sorpresa, claramente buscando distraer el ambiente.

-De hecho, tenemos muchos... -respondí en un susurro, que Aurel claramente escuchó. Luego, volviéndome hacia él, añadí-: Aurel, ella es Sofía, mi mejor amiga, y él es Nick, otro de mis mejores amigos.

Aurel dirigió su mirada hacia Nick primero y luego a Sofía. Vi una chispa en sus ojos verdes, una que reconocía muy bien. Era esa chispa peligrosa que solía encenderse cada vez que Aurel encontraba algo o a alguien que captaba su atención.

Oh no, pensé para mí. Esto no puede ser bueno.

Aurel extendió su mano hacia Sofía con una sonrisa encantadora.

-Es un placer conocerte.

Sofía, que nunca se intimidaba fácilmente, se sonrojó al instante, mientras aceptaba su mano con torpeza. Ethos, por su parte, soltó un gruñido bajo y se tensó visiblemente.

-Bien, playboy, esto tiene que terminar -dijo Ethos, poniéndose de pie abruptamente y tomando a Aurel por el brazo, arrastrándolo fuera del grupo.

-Creo que alguien está un poco celoso -bromeó Nick, mirando la escena con una sonrisa divertida.

Me levanté rápidamente para seguirlos. No podía dejar que las cosas se salieran de control.

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Caminamos hasta un rincón apartado del instituto, lejos de las miradas curiosas de los estudiantes. Aunque fue complicado, ya que varias chicas no dejaban de seguirnos con la mirada, claramente atraídas por la presencia de Aurel. El carisma oscuro del hijo de Hades siempre causaba revuelo.

-Bien, dinos por qué estás aquí -demandó Ethos en cuanto llegamos a una zona despejada. Aurel parecía estar a punto de responder con una broma, pero Ethos lo cortó antes de que pudiera hacerlo-. Y quiero que hables en serio.

La expresión de Aurel cambió de inmediato. Su sonrisa pícara se desvaneció, y en su lugar apareció una mirada fría y distante, la que siempre tenía cuando las cosas se ponían serias.

Ese era el Aurel que conocía.

-Mi padre les envía un mensaje. Algo importante ha ocurrido -comenzó, su tono más sombrío-. Tánatos ha robado el collar de la muerte. Descubrió su ubicación y eliminó a quienes lo custodiaban.

Sentí un nudo formarse en mi estómago. El collar de la muerte... eso significaba que Tánatos ya tenía la mitad del poder que necesitaba.

-Se cree que alguien en el Olimpo filtró la información -continuó Aurel-. Aunque aún no han descubierto quién fue el traidor, es solo cuestión de tiempo antes de que lo hagan. El Olimpo aún no está al tanto de lo ocurrido, pero no tardarán en descubrirlo. Tánatos ahora solo necesita tu collar -dijo, mirándome-, y esperar la Luna de Sangre para desatar todo el poder de ambos collares.

Corazones Del Olimpo: Hija de Cupido DISPONIBLE HASTA EL 30/11/24Donde viven las historias. Descúbrelo ahora