La oscuridad entre las estrellas

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Esa misma noche, cuando ya era madrugada y estábamos todos muy borrachos, me subí al tejado de la guarida, para ver las estrellas, me puse mis cascos y me quedé embobado mirando al cielo. Poco después subió Tres, que sin decir nada se sentó a mi lado, me quitó el casco izquierdo y se lo puso ella.

-¿Como sabias lo de las balas de la pistola?...en la furgo ya sabes...- La dije

-Bueno, aunque no conté con que tuviera un cargador mas grande- Rio- Y bueno, se bastante de armas, mi padre estuvo en el ejercito... mientras el estaba fuera me encerraba en mi habitación leyendo de todo, desde los tipos de armas, sus accesorios, los vehículos... todo- Suspiro brevemente antes de continuar- Te parecerá una tontería, pero... me ayudaba a recordarlo-

-¿No volvió?- Pregunté

-Claro que volvió mongolo- Se partió de risa- Aún vivo con él... y mi madre-

-Vaya... perdón- Que idiota soy- Es la primera vez que me cuentas algo de ti...¿Por qué ahora?-

-Porque has preguntado-

En cuanto dijo eso supe que tenía razón, nunca la había preguntado nada concretamente, solo que ella no decía nada, claro...tampoco era necesario.

-¿Por qué tengo que abrirme a ti si ni siquiera me preguntas?- Me preguntó de forma retórica

-Yo... bueno...-

Empezaron a sonar las escaleras de mano que llevaban al techo, apareció Uno un poco despeinado.

-Tres... ¿Puedes bajar un momento?- La pregunto con un gran esfuerzo de no tragarse su propia lengua.

-Claro, ahora vengo- Dijo refiriéndose a mi

Se bajaron y me quedé a solas...Intente no pensar en que estarían hablando... se que esto no os interesa, se que estais desenado que llegue a la parte en la que me tiro desde un avión...Pero quiero expresarlo, aunque en ese momento no estábamos liados, desde selectividad no pasó nada, y creía que yo quería que así fuera, pero bajó con Uno... y si, puede que estuviera celoso, asique esto hace que todo lo que le dije a Uno en el baño no tuviera sentido, asique no expresé nada a mis compañeros de grupo, para que creyeran que sigo siendo un cabrón majo, no un cabrón sin mas.

Una mano me dio una palmadita en la espalda, por un segundo desee que fuera Tres, pero no.

-¿Qué tal estas joven?- Me preguntó Antonio.

-Bien...estoy bien...- Le dije con la típica voz de filósofo profundo.

-Mira, aquí donde me ves yo también fui un rebelde como tu, me metía en líos, robaba en tiendas de chuches de pequeño- Al decir eso me entró un poco la risa- ¿Pero por qué llamas a eso ser libre?, es decir, puedes ser libre di muchas mas maneras que...robando-

-Todos nosotros tenemos una tendencia a robar, un magnetismo, no podemos vivir sin hacer algo como robar un simple boli o atracar un banco, digo que me siento libre porque cuando nací era libre, nací con piernas, brazos... pero luego cuanto mas me acercaba a mi juventud, cada vez había mas leyes y normas, normas que yo no he jurado seguir, pero el estado da por entendido que si- Hice una pequeña pausa, y mientras llegó Dos y se sentó a nuestro lado sin decir nada- Mira, la gente quiere dar una lección a esos políticos que nos roban, a los empresarios que extorsionan y no pagan impuestos... pero no lo hacen, por la sencilla razón de que no son libres, yo puedo hacer lo que me de la gana siendo Cero, y si, por ahora es robar-

-Bonito discurso- Dijo únicamente Antonio- Pero seguís como una cabra, ¿Sabes como acabé en la calle?, mi esposa murió, y mi único hijo se fue del país, no quería trabajar, asique he sido libre a mi manera-

-¿Y por qué no te unes a nosotros?, da igual la edad-

-Mira me lo pensaré, pero no quiero poneros en una situación delicada-

Le respondí simplemente con una amplia sonrisa.

-Oye Alberto- Dijo Dos

-Dime-

-¿Le gustaron a tu novia los bollos?-

-Si, la verdad es que si, gracias-

Nos quedamos un buen rato hablando los tres, sobre nosotros, esa noche me gusto, congeniamos, deseaba que Antonio se uniera a nosotros...

Tres no volvió, nos quedamos a dormir en la guarida, cuando bajamos, Tres y Uno se habían quedado dormidos uno al lado del otro.


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