-''¿Que ha pasado qué?''- Preguntó Uno fuera de si por el pinganillo.
-Mira déjalo, luego lo hablamos- Respondí con prisas
Me coloqué en el ordenador de el despacho y metí la tarjeta en el lector...para mi sorpresa se necesitaba una contraseña.
-¿Qué haces?, date prisa- Me insistió Antonio.
Tuve una idea, y fue preguntársela al propietario, asique fui a la habitación donde estaba atado y le quite la mordaza.
-¡Hijo de puta!, te mataré ¿me oyes?, TE MATARE, haré de tu vida un sufrimiento continuo, te meterán en la cárcel mas oscura conocida- Saltó nada mas quitarle la mordaza.
-¿Pero no me ibas a matar en un principio?, que me importa que mi vida sea una mierda si ya estoy muerto- Le respondí en tono burlón.
-No tenemos tiempo para esto- Dijo Dos
-Mira señor jefazo, necesitamos la contraseña de su ordenador...- Le insistí
-No os voy a dar una mierda-
-Vale... Dos pásame una de las pistolas-
Dos me paso una de las pistolas y dispare con ella un disparo de advertencia.
-Tienes razón, no voy a matarte, es malo, pero siempre he querido saber que pasa cuando le disparas a los huevos a alguien- Le dije mientras apretaba el cañón en su entrepierna.
-VALE VALE... PIZZA- Soltó asustado
-¿Pizza? ¿Es la contraseña?- Pregunto Dos.
-SI LO JURO- Dijo aun mas asustado de que no le creyéramos
-Pues será ''picsa''- Dije
-¿Como? ¿Cómo has dicho?- Me pregunto Dos
-''Picsa''-
-¿Qué?, no se dice así, se dice pizza, con dos z-
-Yo siempre he dicho picsa-
-Yo normalmente digo mas ''pitza'', es mas italiano ¿No?- Dijo el jefe aún atado a la cama
-¿¡SE PUEDE SABER QUE COÑO DECIS!?- Soltó Antonio malhumorado- La contraseña era pizza, con dos z, da igual como cojones se diga, venir de una puñetera vez-
Le pusimos la mordaza otra vez y fuimos al despacho, allí estaban los datos y se los empecé a pasar a Uno como me dijo.
-''Vale ya casi tengo todos''- Dijo Uno- ''Vaya... aquí hay algo mas que datos para el banco... ¿proyecto H?, bueno ya lo miraremos después, salir de ahí eh''-
Decirlo era fácil, aunque nunca vi una cara tan pálida como la Dos al escuchar las sirenas de policía llegar a esa casa.
Tenía un plan, asique bajamos corriendo al garaje de la casa mientras se oía a la policía aporrear la puerta, al llegar encontramos un precioso coche negro caro y esperaba que rápido.
-Vale chicos, ¿Quién sabe hacer un puente al coche?- Les pregunte con prisa.
-¿Un puente?, que te crees que esto es una película ¿En serio crees que sabemos hacer un puente?- Pregunto Antonio
-Claro que no se hacer un puente, soy pastelero, hijo de pastelero, y tampoco tenia esa clase cuando iba al instituto- Respondió Dos
Se escuchaba como tiraban la puerta abajo los policías, ya no podíamos subir para buscar las llaves, en ese momento me sentí bastante imbécil, pero luego encontré nuestros vehículos de huida colgando de la pared, los cuales miré descaradamente para que mis compañeros me leyeran el pensamiento.
-No- Dijo Antonio- No vamos a hacer eso-
-Por quejarte el primero te toca la rosa- Le conteste
-Será mejor que te pongas esto- Le dijo Dos a Antonio mientras le entregaba unas gafas de nieve, de estas grandes con el cristal naranja.
-Claro, si voy a ser arrestado que me cojan de la forma más estúpida y vergonzosa posible- Dijo mientras se las ponía.
Dudo que los policías que se encontraban aún en los coches patrulla vieran algo parecido en toda su época como defensores del orden, pero seguramente en la academia nunca les dijeron como atrapar a tres capullos en bicis de montaña, y cuando salimos de el garaje montados a dos ruedas tardaron bastante en asimilar lo que ocurría y gracias a ello ganamos tiempo para dirigirnos hacia el centro de la ciudad.
-Dudo que mi padre me enseñara a montar en bici para esto- Se quejó Antonio en su bici rosa.