Mientras recogíamos su casa un poco antes de la llegada de los padres de Vero, mi mente estaba dividida, una parte de ella recordaba que esa misma tarde había quedado con unos desquiciados roboaficionados, la otra hacia que mis ojos se fijaran en su culo cada vez que se agachaba. De un día para otro había pasado de ser antisocial a tener...
-Espera- Salté
-¿Qué pasa?- me respondió rápidamente y me miró, aún me sentía incomodo cuando me miraba.
-Yo... ¿me recomiendas cambiar mi estado civil de Facebook?- De soltero a con pareja claro está.
-¿Me estas preguntando si somos novios?- preguntó un poco incrédula, supongo que por la forma tan extraña con la que intenté llegar al tema.
-¿Si?- incomodo, mucho.
-Alberto...- Dijo mientras se acercaba-Tu...- Se acercó a mi oído y me termino de susurrar- No tienes Facebook-
Ambos nos reímos, al menos se fue la incomodez. Lo de que mi madre llamó fue verdad, también que ella lo cogió, pero en realidad lo que la dijo fue que varias personas nos quedamos a dormir, y que yo me quede sopa sin avisarla. Algo era algo. Debía comer en casa y rezar porque por la tarde me dejara salir, tenía una cita importante.
-¿Sabes volver a casa?- Me preguntaba Vero mientras me acompañaba a la puerta.
-Claro que sé- No dejaba de pensar en como preguntarla cuando nos volveríamos a ver.
-¿Cuándo te veo otra vez?- Me preguntó, bien.
-El lunes tenemos clase- Sonreí, a veces soy un poeta, me sale solo.
Me llamo idiota y me besó, largo, de despedida. Abrí la puerta para dirigirme a mi casa... y allí estaban, sus padres acababan de llegar y estaban bajando del coche fuera. Cerré la puerta corriendo.
-Por la ventana de atrás- Exclamó Vero.
-¿Qué?- Incrédulo
-¿Quieres que volvamos a hacer lo de anoche?- Me preguntó deprisa.
-Claro-
-Pues para eso tienes que seguir con vida, ahora corre-
La hice caso, corrí hasta su habitación y tras pensármelo salté, no estoy en buena forma, asique fue una caída muy tonta, debía ir al gimnasio y hacer algo. Vero me lanzo un beso por la ventana y salí pitando.
Ese día la comida se convirtió en un interrogatorio, en el que mi madre era el poli malo y mi hermana solo se reía, a si, se me olvidó decirlo, tengo una hermana mayor que yo, Lucía.
-¿Cuanto bebiste?- Me preguntó mi madre
-Unos 20 chupitos de vozka y cerveza- La dije seriamente.
-No exageres- Replicó mi madre, la estaba diciendo la verdad.
Mi hermana se rio.
La conversación tiró por ahí toda la comida, aun así la convencí para poder ir a un sitio esa tarde.
Antes de irme llamé a Vero, todo bien con sus padres, el lunes hablaríamos.
Aún así estaba nervioso, llevaba mucho sin hacer nada, sin robar nada, me sentía con esas esposas del sueño...¿Cuándo seré libre?.
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