Quinto mandamiento

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La subí a mi espalda, estaba muy cansada, ya había asimilado que la policía me detendría, rezaba por que no hubieran pillado a los de más, aunque al llegar al pasillo del segundo piso me esperaba de todo menos lo que estaba pasando.

-Hijo de puta, me engañaste, te tuve en frente de mi, y te fuiste de rositas- Dijo el jefe de policía Pablo

Pero no, no a mi, al otro lado estaba Cuatro, aunque bueno, sus gafas estaban rotas y se veía perfectamente que era Antonio.

-Yo nunca dije que no fuera un Robófilo- Dijo burlándose Antonio

A penas se percataron de mi cuando empezaron a pelearse, mas que puñetazos era una pelea por ver quien tiraba a quien al agua, ya que este piso ya llegaba la inundación hasta casi las rodillas y moverse era de lo mas complicado.

Aunque por un momento Pablo parecía ganar a Antonio este recurrió a morderle en un brazo, ''técnicas de barrio'' decía él. Me hubiera gustado haberle ayudado, pero con la niña a cuestas me fue imposible, pero al final lo consiguió. Antonio arrincono a Pablo contra la pared y le sujetó cada brazo con cada una de sus manos, y empezó a pegarle cabezazos mientras por un instante me di cuenta de que no todo lo que había en su cara era agua de lluvia, parte también era agua de tristeza.

-¿Ves en mi un enemigo?- Le preguntó Antonio- ¿Hemos asesinado a alguien?, ¿Hemos hecho lo incorrecto?, llevamos años haciendo justicia de la única forma en la que podemos, llevabmos años haciendo vuestro trabajo, el de los policías y jueces de este puñetero país, y encima vienes y me rompes las gafas ¿Quién te ha dado derecho eh?-

-Soy policía, yo hago justicia- Dijo Pablo como pudo

-Yo he hecho más justicia con estas gafas que todo el cuerpo de policía en siglos... solo sois perros, chuchos sirvientes, me debes unas gafas, que no se te olvide- Dijo justo antes de asestarle un ultimo cabezazo y dejarlo inconsciente.

La nariz de Antonio sangraba.

-Vamonos de aquí- Le dije

-Espera- Dijo mientras cogía a Pablo y se lo subía a los hombros.

-Vaya...-Dije sorprendido

-No pienso faltar a mis votos de Robófilo, dejar morir a alguien aquí sería igual que matarlo-

Le mire y le asentí, pensábamos igual, solo había una cosa tan importante y necesaria como la libertad, y era la vida

Conseguimos salir del edificio, yo solté a Luna que corrió hasta su madre, las dos lloraron, Antonio dejó a Pablo en el suelo, y justo el edificó se derrumbó. Delante nuestra una docena de policías apuntándonos con las armas y detrás personas reencontrándose, personas a las que habíamos salvado, estaba contento, pasara lo que pasara.

-Arriba las manos, y estar completamente quietos- Dijo un policía

-¿Y los de más?- Pregunté a Antonio

-A unas calles de aquí, ''esperandonos''-

-Pues van a esperar mucho- Respondí

-Callaos- Ordeno el policía

-Tranquilo, vuestro jefe respira, solo le hemos dormido un poquito-Le dijo Antonio

-¡He dicho que te calles!- Gritó mas fuerte el policía

-Voy a serte sincero chico, yo voy a irme de aquí, tu decides si dejas que nos vayamos o no- Le dije convencido

-Y que te parece que te vuele la cabeza como empieces a andar-

-Mejor muerto que en un mundo tan pequeño como la cárcel- Le aseguré

Apuntó su arma hacia mí y le quito el seguro.

Sin previo aviso, y sin que ni si quiera yo me lo esperara, la madre de Luna se puso en medio.

-Tenga huevos a hacerlo- Le dijo al policía el cual se quedó palido

Y no solo ella, todos los allí presentes se pusieron entre los policías y nosotros, incluso la anciana que se quejó de nosotros al principio.

-Ellos salvaron a mi marido y a mi gato- Les dijo a los policías en tono desafiante

-Apartense, es una orden- Intentó convencer el policía a la masa enfurecida

-¿Desde cuando la policía nos da ordenes?- Dijo uno de los allí presentes

-Este es nuestro hogar, ahora esta en ruinas, pero tenemos mas derecho de estar aquí que vosotros-

-Nadie os a llamado-

Uno a uno empezaron a quejarse hasta que los policías se vieron obligados a bajar las armas, momento que aprovechamos para escapar hasta el Camaleón.

Al llegar Tres preocupada nos pregunto.

-¿Qué ha pasado?-

-Que creo que ya no somos simples ladrones- Respondió Antonio

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