Capítulo 5

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    Tyler Hoechlin nos estaba mirando con diversión. Desvié la mirada avergonzada al suelo, con horror vi que tenía unas manchas en los pantalones. ¿Pero de qué eran?  Intenté sin éxito quitarme las manchas. 

"Cómo te odio Dylan."

Pensé enfadada. Eran mis pantalones favoritos. 

- Hola Ty – dijo Dylan – Estábamos buscando algo de intimidad.

"¿Ty?"

Miré a Dylan, él estaba sonriendo como un bobo. Controlé mis ganas de tirarle al contenedor de basura o simplemente estrangularlo en ese mismo instante. 

- ¿En serio? - Ty levantó una ceja.

- Vaaale. Estábamos buscando la entrada a Narnia - puso los ojos en blanco. 

    Dylan pasó a su lado dándole un puñetazo amistoso en el hombro y salió a la calle principal, dejándonos solos. Yo seguía ahí plantada, intentando quitarme por milésima vez las manchas del pantalón. Como no se vayan las manchas al lavarlos, habrá un actor menos en el mundo. 

- ¿En qué lío te ha metido este? - dijo Ty acercándose a mí.

    Levanté la mirada para ver una sonrisa perfecta. Mejor era decir la verdad, total no se me ocurría algo tan lógico y realista cómo lo de Narnia.

- Estábamos escapando de la jauría de fans de Dylan.

- Como no – me quitó un palito de helado del pelo - Dylan y sus admiradoras. 

 "¡Dios!, ¿por qué no me muero aquí?"

¿Os vais a mover o tengo que pillar una pulmonía? - gritó Dylan.

    Puse los ojos en blanco. 

- Tampoco exageres, es verano – dijo Ty sonriendo.

    Salimos a la calle principal. Como me lo imaginaba, la gente no paraba de mirarnos. Suspiré. Dylan y yo llevábamos unas pintas de haber sobrevivido a una guerra de zombis. El día no podía ir mejor. Dylan y Ty (me parecía raro el apodo) no paraban de hablar con mucho entusiasmo, con toda normalidad, sin percatarse de nadie... ni de mí. Nada nuevo para mí, pero me parecía demasiado, ya que estábamos en la misma serie. Nos paramos en un semáforo rojo. Mi móvil sonó dentro del bolso con la canción de "Give me love"de Ed Sheeran. Al lado mío, Dylan la empezó a cantar desafinando un montón.

- ¿Si?

- ...

- ¿Si?

- ...

    Podía oír perfectamente una respiración en la otra línea.

- Samantha si eres tú no me hace gracia – dije.

- Soy tu peor pesadilla.

    Sí, era Samantha. Siempre con sus bromitas.

- ¿Qué quieres? - pregunté. 

    Pasamos el paso de cebra y perdí de vista a los chicos. 

- ¿Sigues con Dylan?

    Con tanta gente no podía ver. Al ser un fin de semana, las calles estaban llenas de turistas y los ciudadanos de la ciudad. Empecé a buscar con desesperación una camiseta azul o una chaqueta de cuero negra. Después de varios segundos, vi que Ty estaba a varios metros de donde estaba yo. Y se estaba riendo a mandíbula abierta.

"¿Pero qué...?"

Y vi el motivo. Dylan O'Brien estaba bailando y cantando la canción de antes. Y no era un baile normal, esos bailes normales que no te traumatizaban de por vida. ¿Pero qué coño le pasaba a ese chico? Parecía que le estaba dando un ataque. Empezó a moverse como un loco, moviendo las caderas exageradamente y las manos.

Conociendo a Dylan O'BrienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora