Capítulo 21

286 44 11
                                    

    

Los días fueron pasando hasta convertirse en meses. Concretamente dos meses habían pasado desde la fiesta. ¿Qué cambios habían ocurrido desde ese día? A parte de ser la novia ficticia de Tyler, no había cambios más destacados. Bueno, sin tener en cuenta que no había vuelto a las grabaciones. ¿El motivo? La temporada había finalizado y estábamos de descanso. ¿Había visto a alguien de las grabaciones? Solo a Tyler. ¿Y Dylan? Desapareció del continente. Literalmente. Se había ido a Italia de vacaciones. Sin despedidas ni mensajes. Normal, él creía en ese cuento de mierda de la relación amorosa. ¿Qué hice yo? Pues rogarle a mi padre de irme lejos de todo eso. Quería paz y tranquilidad. No quería encontrarme todas las mañanas a reporteros y paparazis en el portal de mi casa. A cada lugar que salía me acosaban con preguntas incomodas sobre mi vida personal. Intenté razonar con mi mánager sobre el contrato, pero era como hablarle a la pared. Incluso una pared habría tenido  misericordia por mi miserable vida. Pero a mi mánager se le soplaba todo, solo quería que tuviera fama, y él dinero.

- Es la dura vida de un famoso - me dijo mientras fumaba un puro.

    Al ver mi estado de ánimo que iba disminuyéndose cada hora, mi padre tuvo piedad de mí y nos fuimos lejos de todo eso. Concretamente a una cabaña en mitad del bosque. Ahí es donde descansé como nunca durante dos meses. Solo estábamos mi familia y yo. Y algunas veces un par de mosquitos. El vecino mas cercano se encontraba a más de cinco kilometro de nosotros.
Como no había internet me desconecté por completo del mundo entero. Y así podía visualizar mejor mi vida. Del trabajo no me quejaba, me gustaba mi trabajo. La familia era aceptable, si no fuera la única hermana pequeña en esa familia. El problema más grave, era el tema amoroso. No tenía ni la menor idea qué hacer.

    En la fiesta, al salir del baño con Tyler, todo el mundo empezó a felicitarnos por el noviazgo. Sin saber cómo, Tyler me besó delante de todos y yo no hice nada para detenerle. Otra vez sin hacer nada. Cuando me separé de Tyler, busqué a Dylan, pero más tarde me enteré que se había ido de la fiesta. Intenté llamarle pero no me cogía el teléfono, le enviaba mensajes pero no me contestaba. Incluso fui a su casa al día siguiente, pero nadie me abrió. Luego me contó Tyler que se había ido a Italia.

Conclusión, mi vida amorosa era un desastre.

- Shelley ¿te vienes a pescar? - me preguntó mi padre.

    Miré por la ventana. El cielo estaba lleno de nubes grises.

- Creo que va ha llover - dije.

- Qué va ha llover. Hace un día esplendido.

- Mejor me quedo.

- Tu te lo pierdes.

- Si te vas a quedar sola en la cabaña cierra la puerta - me dijo mi madre.

- Mama, llevamos aquí dos meses y no hemos visto ni un alma.

- Me da igual. Hazlo.

    Suspiré de frustración. Ya no era una niña para encerarme en una casa. Pero aun así cerré la puerta con los seguros. Toda mi familia se había ido de pesca y yo aproveché para no hacer prácticamente nada en absoluto. Pasado tres horas, empezó una gran tormenta.
Cono no había ni cobertura, no podía llamarles. Sabía que el lago estaba lejos de la cabaña, mas de dos horas caminando. Así que tardarían en volver.

    Mientras estaba en la cama envuelta en una gran manta, la luz de la habitación se apagó. Es mas, se apagó en toda la cabaña. Como había tormenta, el día se había vuelto oscuro y las nubes tapaban el sol. Permanecí un rato en la oscuridad teniendo esperanzas de que la luz volviera. Pero no fue así. 

"Pues nada, tendré que seguir aquí en la cama sin hacer nada".

De pronto escuché golpes en la puerta de entrada. Me levanté con toda la tranquilidad del mundo de la cama. No podía ser mi familia porque tenían llaves. Ni tampoco otra persona porque la casa mas cercana estaba a cinco kilómetros de la mía. 

"Tal vez es un oso".

Esa vez sonaron tres golpes en la puerta. Un oso no llamaría así.

    La casa volvió a quedarse en silencio, de fondo se oía el sonido de la lluvia, que pegaba fuerte en el tejado y ventanas. La luz aún no había vuelto, así que me guie lo mejor que podía hasta la habitación de mis padres. Cogí la escopeta de mi padre y bajé las escaleras hasta el piso de bajo. Otros tres golpes más fuertes sonaron. Quité el seguro del arma y me acerqué a la puerta.

- ¿Quién es? - pregunté.

    Me sorprendía de mi propia valentía. No se oía ninguna contestación desde afuera.

- ¡Como seas tú, Kevin, te mato! - dije enfadada.

    Otro golpe.

"Esto no va a ningún lado".

    Mientras con una mano sujetaba la escopeta, con la otra quitaba los seguros de la puerta. En un par de minutos, conseguí abrir la puerta.
Un trueno iluminó la silueta mojada que se hallaba delante de mí.

- ¿Dylan?

Conociendo a Dylan O'BrienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora