Capítulo 25

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     Mientras permanecía ahí como una idiota temblando, oímos que la puerta de casa se abría. Voces de mi familia me comunicaron que estaban sanos y salvos.

- Shelley, querida, ya estamos aquí - dijo mi madre desde abajo - Vaya lluvia nos ha alcanzado.

- ¡¿Dónde esta la luz?! - preguntó mi padre a gritos - ¡¿Se puede saber qué has hecho esta vez Shey?!

    El miedo que sentía se quitó de un soplo. Tomé a Dylan del brazo y le metí en mi baño.

- ¿Pero qué...?

- Cállate - le tapé la boca - Tu aquí calladito.

    Cerré la puerta en sus narices y bajé al piso de abajo para recibir a mi familia. Kevin y Glenn estaban de lleno metidos en la nevera buscando algo de comer. Mi madre se encontraba en el sofá. Brad se había metido en su habitación enfadado.

    Últimamente Brad se comportaba raro, apenas estaba con la familia y pocas veces tenía alguna conversación fluida que durara diez minutos con cualquier miembro de la familia.

- ¿Se puede saber qué has hecho con las luces? - dijo mi padre enfadado - Un día de estos quemarás la casa.

- ¡Pero si yo no he hecho nada! Ha sido la tormenta.

- No pongas escusas - dijo mi padre mientras se iba a mirar el aparato de no se qué.

    Al poco rato volvió la luz. Mi padre volvió aún balbuceando algo sobre mí. Pasé olímpicamente de él.

    Sonaron varios golpes en la puerta de entrada. 

"Lo que me faltaba, mas visitas"

Mientras mi madre se dirigía a abrir la puerta, yo me planteaba un plan magistral para sacar a Dylan de la casa sin que nadie se diera cuenta. No quería que mi padre montara la escena que siempre representa delante de todos los chicos que traía a mi casa. Esa era una de las razones porque nunca llevaba a mis amigos a mi casa.

    Me llevé una sorpresa cuando vi que el de la puerta era Dylan.

"¿Qué? ¿Cómo?"

- Buenos días señor y señora Henning.

    Le miré con la boca abierta.

- Tu... - susurré sin creérmelo.

- ¡David Opaca! ¡Cuánto tiempo! - dijo mi padre feliz.

    ¿Feliz? ¿Mi padre estaba feliz de ver a un chico en casa? ¿A caso eso era una maldita broma? ¿Una pesadilla?

- Dylan O'Brien - dijo Dylan.

- Dylan, Dylan, Dylan - mi padre le dio un abrazo.

    Definitivamente eso era irreal.

- Kevin, pellízcame - le dije a mi hermano mayor.

    Este me pellizcó de tal manera que casi me sacaba una vena.

- Ayyyyyy - le di un golpe en la espalda - ¿Pero qué haces?

- Dijiste que te pellizcara.

- Pero no arrancándome un trozo de carne, subnormal.

- Lo he hecho con amor.

    Le empujé lejos de mí mientras este se reía a carcajadas.

    Volví a centrar mi atención a la escena principal: los abrazos que se daban mis padres con Dylan.

Conociendo a Dylan O'BrienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora