Muchas veces la vida nos puede sorprender con muchas cosas. Pueden ser cosas muy positivas, alegres y maravillosas que alegraría nuestro día o ese recuerdo nos acompañaría durante mucho tiempo en nuestros días. Pero también pueden ser cosas negativas, tristes y horribles, en donde rezamos y suplicamos que ese momento sólo sea una cruel pesadilla. Y ahí sí que hacemos todo lo posible para sobrevivir a esa situación, e incluso de cerrarla con muchos candados ese mal recuerdo.
Mi abuela siempre me contaba que la vida de las personas estaba formada tanto de oscuridad como de luz. Pero cada persona decide el tiempo que puede durar cada cosa. Muchas veces nosotros mismos nos quedamos en la oscuridad más de lo que dura. Y sospechaba, que incluso yo, ya no era capaz de salir de esa oscuridad. No ahora. Y temía que nunca.
Dylan fue el que condujo hacia el hospital. Yo no estaba en condiciones de conducir después de oír lo que había dicho mi padre. Para variar parecía que todos los semáforos se habían puesto de acuerdo de ponerse en contra nuestra. Dylan gruñía por debajo mientras que yo miraba un punto fijo tras el parabrisas. No hablamos en ningún momento desde que habíamos salido de la habitación del hotel. Habíamos olvidado por completo todo lo que había pasado, quitando importancia a todo. Sólo estábamos centrados en llegar al hospital.
Dylan me dejó en la puerta del hospital para ir a buscar aparcamiento. Yo salí corriendo hacia la entrada. Llegue hacia la recepción con la respiración agitada y mechones de mi pelo pegados a la frente.
- ¡Brad Hennig! ¿Dónde está?
- ¿Es su familiar? - preguntó la enfermera.
- ¡Soy su hermana! ¿Dónde está?
- Sigue en...
- ¿Dónde está, joder?
- Sala de espera 345, piso cuarto.
Salí corriendo otra vez hacia los ascensores. Casi rompo el botón del ascensor mientras lo apretaba mil veces por segundo. Casi me tiré dentro del ascensor mientras volvía a apretar el botón que marcaba el cuarto piso con angustia.
Me costó mucho encontrar la maldita sala, pero al fin pude ver a mi familia ahí reunida. Corrí hacia los brazos de mi madre, dejando salir el llanto que tenía tanto tiempo guardado en mi interior.
- ¿Qué a pasado? - pregunté aún abrazando a mi madre.
- Brad tuvo un accidente con el coche.
- Bebió - añadió mi padre.
Todos pensábamos que su rehabilitación le iba bien. Y que supuestamente ya llevaba mucho tiempo sin probar una gota de alcohol.
- ¿Y qué se sabe? - pregunté.
- Fue un accidente grave... - la voz de mi madre se quebró.
- No está muy bien - añadió mi otro hermano abrazándome por los hombros.
Nos quedamos todos en silencio. Mi padre y hermanos se quedaron en un rincón de la sala, y yo estaba con mi madre, cogidas de las manos mientras esperábamos. Todos estábamos en silencio. Aún no me podía creer que mi hermano menor estaba pasando por algo así. El silencio se volvía cada vez menos llevadero. Mi padre, ya había salido varias veces en busca de bebidas para nosotros, pero mi madre se negaba a beber o comer algo.
Pensé que mi padre iba a echar a Dylan cuando le vio llegar, pero me sorprendió que le dio un fuerte abrazo. Mi novio se sentó a mi lado, apretando mi hombro. Ese gesto, me tranquilizó un poco.
- ¿Estás bien? - me susurró.
- Ahora si - sonreí un poco - Necesito un poco de aire.
Lo último lo dije a mi madre. La verdad sí que necesitaba algo de aire. O salir de ahí al menos unos minutos. Ver la puerta del quirófano cerrado tanto tiempo me agobiaba mucho. Salí con Dylan a la calle. Estuvimos todo el rato en silencio. Ya en la calle, en el pequeño jardín que tenían, pude caminar y despejar un poco mi mente.
- ¿Qué se te está pasando por la cabeza?
Sentí los brazos de Dylan abrazándome por detrás. Me relaje en su abrazo.
- Tengo miedo que algo le pase.
- Todo va ha ir bien, amor. Todo va ha ir bien.
- Solo siento...
Dylan esperó en silencio para que continuara mi oración.
- ... Que cada vez que algo bueno me pasa, algo peor viene luego. Yo soy..
- No digas eso, Shelley. Tú no tienes la culpa de nada.
Me quedé callada procesando sus palabras. Me deje llevar cuando Dylan giró mi cuerpo para mirarle. Como no levantaba mi mirada, Dylan alzó mi barbilla.
- Eres la persona más maravillosa y pura que conozco Shelley. Y no quiero que dudes de eso ni un segundo. No eres perfecta, nadie en el mundo lo es. Y por eso te quiero. Te quiero con tus cambios de humor, te quiero con tus paranoias, te quiero con tus calcetines largos y gordos que llevas tanto en invierno como verano. Te quiero soñadora, te quiero triste, te quiero divertida. Te quiero lista para no enojarte cuando te hago una broma, quiero reírme contigo porque estás tan loca como yo. Quiero poner mi mano en tu mano y decirte que estamos en un lugar perfecto donde quiera que estemos. Incluso aquí. Sólo quiero que sepas que me tienes a tu lado.
Le miré sorprendida. Ahora sí que se podía decir que había sido una confesión de amor. Estaba tan sorprendida y feliz, que no me había dado cuenta que estaba llorando. Me limpie las lágrimas rápidamente, pero oí como Dylan soltaba una pequeña risita.
- Lo siento, no te quería poner más sentimental de lo que estabas.
- No es eso... - me sorbi la nariz - Es que no sé qué decir o hacer. ¡Madre mía! Soy horrible en esto.
Dylan volvió a soltar una risita por debajo. Sus brazos volvieron a abrazar mi cintura. Mi nariz chocó con su pecho.
- Solo te voy a pedir una cosa - susurró el moreno.
- ¿El qué?
- Quiero que tú, mientras me miras con esos ojos llenos de primavera que me tienen locos - me levanto la barbilla para que le mirase a los ojos - me digas que...
Pero la voz de mi hermano me interrumpió. Estaban preocupados de que no volvíamos. Sentí que Dylan soltaba aire un poco molesto y me quitaba el agarre de la cintura. Volvía a echar de menos su abrazo. Pero volvimos a la sala de espera en silencio.
Nos levantamos todos a la vez cuando al fin el médico salió de la sala. Mis padres fueron los primeros en oír la noticia. Yo lo comprendí todo cuando vi a mi madre desmayarse y cayendo al suelo.
Brad había muerto.
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Conociendo a Dylan O'Brien
FanfictionShelley, decepcionada por no llegar a tiempo a un casting, entra en una cafetería para tomar algo. Era su última oportunidad para demostrar a su padre que quería ser una actriz y la dejo ir. Lo que no sospecha es que alguien la esta observando. Y es...