Un fin de año no tan corrientes

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    Quedaba un poco menos de una hora para el fin de año, pero aún no estaba arreglada. Mientras perdía el tiempo en pensar si era mejor apuntarme a clases de baile o interpretación, la puerta se abrió de repente. Kevin permaneció en la entrada observándome.

- ¿Qué haces idiota?

- Te estoy abriendo la puerta como un caballero - me dijo sonriendo.

    Por lo que veía, el tampoco estaba vestido para la cena. 

- Estoy cagando. ¡¿Eres retrasado o qué te pasa?! 

- Escuismi señorita.

    Y cerró la puerta de nuevo.

"Lo mato un día de estos."

    Como mi ritual había sido interrumpido por el idiota de mi hermano, tiré de la cadena y justo se cayó mi móvil cuando paró de irse el agua al desagüe. Maldiciendo a mi hermano, saqué el móvil y lo sequé, pero no volvió a encenderse. Maldecí más a mi hermano mayor. Observé mi rostro en el espejo. Parecía un zombi. Para mejorar algo mi aspecto, empecé a secar el pelo con el secador. Un proceso largo y aburrido que tanto odiaba.

- ¡¿Vas a tardar mucho?! - preguntó a voces Brad.

- ¡Ya voy!

    "Una no puede ni cagar ni arreglarse en paz".

    Salí del baño enfadada, mientras empujaba a Brad por el camino, casi le llevo por las escaleras.

- Mamut - me llamó.

    No contesté, no merecía ese honor. En la cocina estaba mi madre con mi abuela materna. Mama estuvo cocinando desde el otro día, y aun no le daba tiempo terminar todo. Yo podía ayudarla pero como no me permitía ni tocar la sartén, no era de gran ayuda. Mientras mi madre estaba distraída, cogí una manzana.

- Si es que no entiendo para qué haces tantos platos - dijo mi abuela - Ya te dije que Luis era una máquina traga comida. Te avise incluso en tu boda. ¿Ves cómo ahora vives? ¡Como su esclava!

- Mama, llevamos más de 20 años casados, ya déjalo.

- ¿Y quién va a iluminar con su presencia este año?

- Van a venir los padres de Luis de London. Y su hermana con el marido y los niños.

- ¿La serpiente?

- ¡Mama! Es la madre de Luis, ten un poco de respeto. Y también es como una madre para mi.

- Lo que me faltaba por oír. ¿Así que esa es tu madre? ¿Y yo qué soy? ¿Una vaca?

- ¡Mama!

- ¡Soy una vaca! Ni me vuelvas a llamar mama. Vete con la otra víbora, seguramente es mejor que yo, que soy una vaca gorda y loca.

    Volví por el camino que había regresado. El drama familiar parte uno, ya había empezado. Y ese año empezaba antes de la cena.

    Subí las escaleras hacía mi habitación mientras comía la manzana. Después de media hora, opté por un vestido clásico negro y el pelo suelto. Y un maquillaje ligero. La verdad, ni tenía ganas de arreglarme, total, siempre era lo mismo.

- Toc, toc  ¿ya estas lista? - entró Kevin en la habitación - Los abuelos y la tía ya han venido. Llaman para la cena.

    Kevin vestía unos vaqueros negros y una camisa blanca con las mangas subidas hasta el codo. Al menos se había tomado la molestia de peinarse.

- ¿Qué te parece? - le pregunté.

- Creo que te hace verte idiota.

- ¿El vestido?

- Tu cara.

     Le tiré una percha, pero el suertudo la esquivó.

- Vamos, antes de que suba papa. Si él sube, nos mata.

     Bajamos los dos para saludar al resto de la familia que había venido. Mis abuelos paternos seguían igual como la ultima vez que los vi, hace aproximadamente tres años. Mi tía había engordado al menos diez kilos más. Su marido seguía igual. Y mis primos, seguían igual de pesados e insoportables.

- Vamos, vamos - nos metió prisa mi madre - En diez minutos es fin de año y ni hemos abierto el champán.

    Cada uno se dirigió a un sitió de la mesa. Mi padre buscaba desesperadamente el champán, mientras yo no encontraba el mando.

- ¡Papa!

- ¿Qué?

- Podías al menos responderme cariñosamente en Navidad.

- ¿Qué coño quieres princesa?

    Obvio que los milagros no existían.

- ¿Dónde esta el mando?

- ¡En mi tr...!

- ¡Luis! Hay niños delante - le regañó mi madre.

- Encima es grosero - dijo mi abuela - Ya tienes todo un zoo, una vaca y un mono.

- Mama, déjalo ya.

- Su madre es tan divertida - dijo mi tía.

- Habló el primer feto de la víbora - comentó mi abuela.

    "Que empiecen los juegos del hambre"

    Cambié mi atención a la conversación que tenían Kevin con Brad.

- La amo tanto - dijo Bart.

- Pero ella sólo tiene 14 años y tú 20 - dijo Brad.

- ¿Y qué? Son solo números.

- Y la cárcel es solo una habitación.

- Nunca puedo hacer lo que quiero.

    Oír temas de amor de mi hermano me quitaron el poco apetito que tenía. Opté la opción de sacar el móvil, pero recordé que se había caído al váter.

- ¿Qué pasa? - preguntó mi padre al ver que miraba el móvil con una mueca.

- Se me ha caído el móvil en el váter cuando estaba en el baño.

- Increíble. No dejas de cagarla ni cagando.

- ¡Papa! A sido sin querer.

- ¿Todas tus cagadas? ¿Puedes dejar de cagarla más y más por una vez en tu vida?

- ¡Luis, el champán!

    Papá se levanto enfadado y empezó a abrir la botella. La peor parte fue que el tapón salió escopetado al ojo de mi abuela materna.

    "Inició la tercera Guerra Civil".




Conociendo a Dylan O'BrienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora