Capítulo uno - MARZO El maldito mes cumpleañero...

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27 de Marzo

Estadísticas  

Estatura : 1.54

Peso : 55 Kilos… parece

Cigarros : 0

Alcohol : Tres latas de cerveza… mm… eso creo…

Calorías : Ni idea

Novio : 0

Último libro leído : El Diario de Bridget Jones.

Comentario : Me siento horrible. Hoy cumplo 33 inútiles años.

16:38. Pasé largas horas pensando cómo resumir mi vida en una sola palabra. Mi mente se retorció todo el resto de mañana (me acosté a eso de las 5:30) hasta que llegó a mí la palabra exacta: Mojigata. No, en realidad no me considero como tal, pero para ser bastante honesta... mm… en mi estado actual, sí que lo parezco.

Anoche comencé, a eso de las 22:00 horas a leer el libro “El Diario de Bridget Jones”, de Helen Fielding (que después se transformó en película con un fabuloso Colin Firth, que dicho sea de paso la propia escritora lo menciona como el sucesor del apuesto Mark Darcy de su propio libro, y que resulta ser el mismo personaje al cual idolatra por la serie británica Orgullo y prejuicio (basado en el mismo libro escrito por Jane Austen) interpretado por el mismísimo Colin Firth… bueno es mejor leerlo). El libro de Fielding me resultó… Revelador, por decir un término esnob, bastante de moda en los círculos literarios. Aunque el libro, según alguno de ellos, de literario pueda tener bastante poco.

Pasé las 135 páginas, casi embelesada por lo que la protagonista cuenta. Claro, hay que reconocer que Bridget Jones es media tontona. Sin ofender. En realidad, en mi vida pasada conocí a varias como ella, que me superaron y enfurecieron con tanta burrada junta. Pero Bridget Jones tiene a su favor, la facultad, como personaje, de contarnos sus intimidades, de confesarnos sus reflexiones y es claramente imposible no sentir cierta empatía, con al menos uno de sus cientos de temores y debilidades. Por ejemplo, la obsesión con el peso ideal. Poniendo en tela de juicio lo de “ideal”.

También ayer, pero por la tarde, echada en mi cama me puse a leer el libro de Metafísica de Aristóteles, para ser más exacta mis reflexiones se encumbraron en el capítulo V del libro quinto. Las necesidades. Aristóteles dice, que las necesidades afligen, y se apoya en un contemporáneo suyo, Aveno, el cual dijo: Toda necesidad, es una cosa aflictiva. Uuuuuuffffffffff!!!!... Horrooor!!...

¿Qué mujer no podría estar de acuerdo con esta máxima?… ¿qué mujer no necesita algo extra para reafirmar su alicaída autoestima? Hasta las feministas necesitan algún hombre real, de carne y hueso, para echarse un polvo y alivianar las tensiones. Mienten y se mienten todas las que dicen que el consolador es suficiente o las que acusan mojigaterías como religión. Lo peor… qué mujer realmente no desearía que el polvo fuera echo por un hombre bueno (uso esta palabra en inocente referencia a la mismísima Bridget Jones), un ser supremo en la cama, un caballero maravilloso fuera de ella. Con manos que saben justo donde tocarnos, con dedos como pétalos de rosas para acariciarnos, con una mente sintonizada con el erotismo oculto que toda mujer esconde, con unos labios que sacaran gritos de placer, con una complexión esquelética que deje a todas tus amigas (y más aún a las enemigas, obvio) boquiabiertas, envidiándote, corroyéndole la mala onda y más encima… que este ser te ame tal cual eres… pero que te ame de verdad… con un dejo de “para siempre” oculto en su romántica mirada… y ni tan oculto la verdad, porque deseas vociferar al mundo entero que tienes al Dios del sexo rendido a tus sensuales pies, suplicándote por más horas de tierna y novelesca intimidad…

Mm… mm… es deprimente saber, que finalmente la necesidad más básica y ácida es… ser amada por un engendro complicado y extraño llamado hombre… entonces, ¿cómo esta necesidad no va a ser conflictiva o aflictiva? Es la medida coercitiva por la cual toda mujer se somete a rigores endiabladamente primigenios.

Hoy cumplo 33 años de vida, encerrada en la casa de mis padres, sola… y me siento medio borracha con la tercera lata de cerveza fría entre mis manos. Así que es obvio que al añadir un año más a mi desierta vida, durante las reflexiones alcohólicas de mi existencia me ponga a pensar, en polvos, orgías, sexo impúdico, hombres fibrosos y amor. Todo junto como si de una piñata erótica colgada se tratase. ¡Joder!… mi puta vida debe cambiar… y empezaré por salir del alero de mis padres… me busco un apartamento... 

Oksh… y tamdbién dejarsh deh bebersh… mierdash… me saquésh la chu…

Continuará...

Yiyi, La peor de todasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora