Capítulo Sesenta y nueve

5.7K 251 52
                                    

14 de Agosto

16:48. Estoy metida en un horrible problema desde hace… mm… veinte minutos.

Desde el jueves que a penas veo a Arturo por acá. Recibe más llamadas de las normales y hoy, en un nano segundo de respiro me ha hecho una petición que me tiene con los pelos de punta.

Ayer no paró de refunfuñar en contra de su famosa fiesta de cumpleaños. Tanto así que tuve que salir del departamento para respirar un poco de aire fresco. El grado de toxicidad era mayúsculo, y yo estoy en época de renovación mental y celular. Preferí salir, para dejarlo peleando solo con sus múltiples fantasmas fiesteriles.

Hasta Carla me llamó el viernes para contarme que andaban todos tiritones, porque el jefe supremo andaba de malas pulgas. Mal… muy mal. Lo que Carla no sabe es que yo ando en las mismas por acá. Yo lo veo en una faceta media Hulkiana que me ha hecho incluso verle tonalidades verdosas en su piel.

En fin, consideré que tenía que dejarle espacio, para que se hinchara de rabia solo. Si reventaba, no quería estar cerca para ser salpicada. Un acto egoísta, lo sé.

Hoy en un rato de relajo me llamó y me dijo que me quería pedir un favor gigantesco.

-          ¿De qué se trata? Dinero no tengo ¿ok?

-          No… no es dinero, Gabriela. Creo que es más difícil que eso…

-          Mm… te escucho – dije preocupándome un poco por el asunto. En realidad, su rostro no se prestaba para bromas, así que dejé mi humor de lado y di paso a mi lado más serio. Quizás quisiera pedirme un riñón o parte de mi hígado. Idioteces que se me cruzan en momentos de seriedad.

-          Quiero que vengas a mi fiesta – me lanzó, así, sin anestesia.

-          ¿Quieres que vaya a tu fiesta de cumpleaños?

-          Si.

-          ¿Me estás invitando a tu fiesta de cumpleaños?

-          Si… ¿me lo volverás a preguntar?

-          Mm… Arturo… ¿Y qué voy a hacer yo allí metida? No cuadro…

-          No es necesario que asistas a la fiesta misma, si no lo deseas. Solo quiero que vayas y me acompañes. Además siento que te lo debo, después de que me invitaste a tu reunión.

-          Tertulia… - le corregí - mm… qué dice tu madre sobre que invites a una desconocida…

-          Mi madre no lo sabe. Solo Magda y ella está feliz de que asistas – lo quedé mirando. La fiesta a la cual muchos matarían por ser invitados. Que complicado era todo eso.

-          ¿Cómo tengo que ir vestida? – dije mirándolo a de arriba abajo. Considero que andaba arreglado arrebatadoramente varonil ese día. Camisa negra, jeans… demonios…

-          De gala… mira, solo quiero tener a alguien con quien pasar esas horas. Me haría bien tenerte cerca.

-          ¿Cómo dama de compañía? – dije mientras seguía imaginando el peludo pecho de Arturo.

-          Ponle el nombre que quieras. No estoy a gusto en la fiesta. Quiero que me acompañes. Si no deseas asistir la fiesta misma, no importa. La casa es grande. Solo quiero saber que estarás por ahí… dando vueltas – camisa negra, jeans, pecho peludo… ¿cómo negarme a semejante espécimen de la masculinidad?

-          Mm… está bien. Te acompañaré.

-          ¿En serio? – dijo sorprendido –. Pensé que me costaría más convencerte.

-          No, igual tengo curiosidad. Pero no quiero que me presentes a nadie.

-          No hay problema. Me has arreglado la vida Gabriela - me respondió con una gran sonrisa.

Me dio un beso en la frente y salió disparado a su pieza. Lindo trasero.

Genial, yo le había arreglado la vida a él… pero ¿quién arreglaba la mía ahora?

17:11. He llamado a Polín. Necesito asesoría.

-          Polín, necesito que me ayudes. Es urgente.

-          Que te pasa Yiyi… te escucho alarmada, ¿el chico de voz sexy te abandonó?

-          No. Necesito que me consigas un vestido de gala, zapatos decentes y que Marlon y Esteban me regalen una tarde completa de su tiempo para hacer algo bonito de mí persona.

-          Yiyi… de qué se trata… - mentir, mentir… tendría que mentir.

-          Un compañero de la oficina… me ha invitado a una fiesta… y… requiero ir como señorita.

-          Mm… para cuándo necesitas todo eso…

-          Para el viernes.

-          Es como muy encima… ¿no pudiste avisarme antes?

-          No pues. Polín. Claro que no pude. Por eso te dije que necesito tu ayuda urgente…

-          Veamos… esto no es tan simple. Dame hasta mañana, llamaré a los muchachos para ver cómo nos movemos.

-          ¡Te adoro hermanito! en serio que eres mi hermano favorito…

-          Sí, claro. Sí, claro… no me chupes las botas, Yiyi. No lo hagas que no muevo un solo dedo por ti… además, te sale falso… te llamo mañana…

Ok… a esperar…

17:53. ¡Ops! Teléfono…

18:01. Era Polín era para preguntarme por mis tallas.

-          ¿Cómo que no sabes las tallas que tienes, Yiyi hermana bruta?

-          No lo sé, Polín. Yo me compró la ropa al ojo. Ropa cómoda… holgada… no sé…

-          Por eso siempre vistes como saco de papas.

-          No sé, yo creo que soy la talla más chica.

-          ¿Todavía usas la ropa de Claudio?

-          Si.

-          Pero cómo, Yiyi… por eso el chico de voz orgásmica te dejó…

-          No, pisaré el palito, Polín… ¿me ayudarás?

-          Si, oh… que fome eres. Haber… ¿sabes al menos cuánto calzas? – eso lo sabía, le di la medida – ya… tendrás que venir mañana al Salón para que los chicos te vean y te midan las presas. Dicen que tienen un contacto con una chica que trabaja en una Boutique muy exclusiva. Quizás ella tenga algo para ti, pero sin medidas no hay mucho por hacer. Aún así, les diré que separen tallas para pulgas atómicas…

-          Ok. Qué lindo eres, Polín. Pasaré mañana por la tarde por allá… y hermanito…

-          Qué quieres ahora, gansa…

-          Te quiero…

 -          Que tonta eres Yiyi… que tonta eres… adiós…

***********************

Siguiente entrega: MIÉRCOLES.

No olvides unirte a nuestra página en Facebook. Con solo dar "Clic" en el botón "Me gusta" podrás ser parte de ella y compartir con muchas lectoras más de "La peor de todas" .

https://www.facebook.com/Yiyilapeor

Yiyi, La peor de todasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora