13 de abril
12:08. Confirmado. En la mañana, cuando llegué (para variar atrasada y echando pericos contra el mundo), no alcancé ni a sentarme cuando mi anexo comenzó a sonar. Al contestar resultó ser que era Berenice diciéndome que nos juntáramos en veinte minutos más en el comedor para “hablar una palabrita urgente”.
Su voz sonaba extrañamente seria. Ella nunca se comporta con seriedad, tiene un humor ácido y siempre esta con la sonrisa pegada en la boca. Así que me ha parecido raro el tono de su voz. Quizás me van a despedir y me quiere dar la noticia antes de que me entere por el canal oficial, para no darles en el gusto de verme la cara de espanto. Aunque en realidad… me harían un gran favor al despedirme. Me liberaría de todo el aburrimiento de estar sentada dando reportes tontos, y además me iría con una buena suma de dinero. Trabajaría en la Librería con papá. No me tendría que pagar una remuneración y podríamos hacer frente en la defensa de nuestro pequeño castillo intelectual. Seria genial…
En fin… cuando me logré escabullir al comedor, sin que Don Pelmazo me viera, Berenice estaba tomándose un café y me recibió con una sonrisa un poco forzada para mi gusto.
-Yiyi… tengo que contarte algo. Pero quiero que te lo tomes con calma – después de esta frase quién puede tomarse cualquier notición con calma ¿eh?
-Dale… ¿es malo lo que me tienes que contar?
-Mira… malo, malo… no lo sé… pero me preocupas tú.
-Mmm… dale… suéltala de una vez.
-Mira… tengo que contarte algo que espero que no se te salga en la hora de colación. Las chicas me recriminarían por no haberles entregado los datos más sabrosos. No entenderían que hay cosas que aunque uno lo desee, no lo puede contar.
-Berenice… al punto que me matas con tanta explicación y misterio…
-Ya… mira… hace unas semanas se comenzó a saber que habrán nuevas e importantes contrataciones. Gerencia me pasó hace unos días los contratos de esas nuevas contrataciones… y… creo… que va a volver a trabajar a la empresa el bastardo de Jeremy Vega… o sea, estoy segura…
No miento. Sentí como se me caía el alma a los pies. Lo que eran simples rumores, se me estaban confirmando en una terrible realidad. Tendría que hacer trabajo de meditación extra.
Recuerdo que al día siguiente de mi encuentro con Jeremy, no sé por qué se me ocurrió llamar a Berenice. No sé… era un tema, que por alguna extraña razón pensé que ella lo sabría llevar. Y no erré mi camino. Berenice, tomó su auto y se vino a mi casa a tomar onces con mis padres y de paso a conversar del asunto. Nunca olvidaré lo maternales que fueron sus palabras.
-Es un perro bastardo, que simplemente no te merecía, Yiyi… no te sientas mal. Te equivocaste porque sentías que le amabas. Las mujeres solemos comportarnos de esa forma medio tarada, cuando un borrico nos pone entre la espada y la pared. Nos sentimos con la necesidad de entregar más… y entregamos justo lo que ellos menos valoran como hombres con el cerebro en el pene… nuestra intimidad… en tu caso tu virginidad. El puto asqueroso es él, que anda metiendo su cosita a cuanta mujer se le cruza… como si las coleccionara para sentirse más hombre, el muy hijo de puta. Lo que no me explico, cómo pueden existir mujeres como su polola que le creen el cuento de la fidelidad y toda esa barbarie…
-Quizás… ella es igual…
-No te creas, Yiyi… hay mujeres así… ¡Ja! Yo por ejemplo… jajaja… pero no es el caso. En general las mujeres siempre deseamos que nos sean fieles y sentirnos únicas. Es nuestra condición. Ahora dime… ¿ni siquiera te ha llamado o escrito algo a tu correo personal?
-Si… a mi correo. Me dijo que sentía haberme dejado tirada a esas horas por calles tan oscuras. Que se había portado un poco mal… pero que fuera consiente, también, de que yo había tomado las decisiones…
-Mira el maldito hijo de puta, cómo se las ha sacado el maricón… o sea… el hecho que sea un bastardo y que te haya tratado como estropajo es tú culpa y no la de él por ser tan ruin y desgraciado, que no sabe tratar a las mujeres…
-Pero yo le concedo un punto, Berenice…
-Y ese cual es, Yiyi…
-Yo tomé varias de las decisiones… acostarme con él, fue algo que yo quise…
-Si, pero no te engañes pequeña… como yo veo las cosas, él te puso en aprietos, porque sabía que tu le amabas y eso lo hizo manipularte a su entero antojo… a medida que pase el tiempo, veas las cosas como son y dejes el orgullo mal entendido de lado… me darás la razón. Como sea el caso Yiyi – me dijo abrazándome por lo hombros -, no dejes que nunca más un hombre te manipule así y te deje tan sola, como lo hizo ese desgraciado. Eres la mujer más inteligente que he conocido, tienes el corazón más grande que he visto en acción, has amado en profundidad y eso me hace admirarte mucho. Tienes fortaleza y entereza aún en estos momentos en que has sido humillada por un bellaco… te mereces algo mejor que ese gordo feo… te mereces un hombre a tu altura, intelectual y emocionalmente. En serio Yiyi- dijo arrodillándose delante de mí y mirándome a los ojos añadió –… prométeme que nunca más dejarás que un completo idiota que no vale la pena, te haga sentir como un insecto. Vales, amiga mía… de verdad que vales mucho más de lo que tú misma te lo puedas imaginar y me duele mucho ver como te han tratado… se me aprieta el corazón al saber que poco valor te ha tenido y a la ofensa gratuita a la que has sido expuesta…
Yo solo me quedé callada. Siempre todo mundo me dice lo mismo. Me saca lo inteligente que soy y miles de atributos que no tengo idea de dónde es que los ven. Y siempre pienso lo mismo: si soy tan astuta o tan inteligente, cómo es que tipos como Jeremy se rieron de mi y yo no me di cuenta que era un juguete nada más…
-Mira, Yiyi… - me dijo Berenice sentada en el comedor, con su jarrón de café a medio consumir – solo tengo claro una cosa, y me la debes prometer.
-No sé si te lo pueda prometer… pero veamos de qué se trata…
-No quiero que ese estúpido te vuelva a engatusar… prométemelo. No me iré de acá mientras no me lo prometas.
-Está bien, Berenice, te lo prometo.
Lo prometí más por susto, ya que venía don Pelmazo directo hacia donde estábamos sentadas.
Cuando llegué a mi escritorio, me puse los audífonos y sintonicé una radio al azar en mi MP4… extrañamente el primer tema que escuché fue “Pero cuando me acuerdo de ti…”, de Cristina Aguilera.
Dicen que Caos y Azar no son lo mismo, pero que ambos a menudo suelen confluir… mmm… lo cierto es que no sé qué pasará el día que nos veamos las caras con Jeremy… solo sé que la carne es medio débil y mi estupidez suele no tener límites… mmm…
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Yiyi, La peor de todas
RomanceComedia Romántica. Yiyi, es una mujer normal. Ni tal delgada, que bebe, no fuma, le gusta leer, viste de negro, escucha Apocalyptica, usa lentes y jamás se preocupa por su imagen. Trabaja en un lugar que detesta, pero su grupo de "secuaces" amistad...