10 de Septiembre
11:25. Ayer me junté con las chicas de mi ex clan. Habían avisado a Jocelyn pero se excusó, había sido invitada a una cena con anterioridad.
Nos juntamos en un local del centro y aunque todas pidieron tragos, yo solo me tomé un jugo. Estoy intentando desintoxicarme… mm… de pronto pensé, que tanto alcohol fluyendo eufórico por mi torrente sanguíneo, me hacía fijarme en el idiota equivocado. Hasta imaginé mis glóbulos rojos en feroz jolgorio por mis venas...
Hablamos de varios temas. Me pusieron al día con algunos cotilleos de la empresa. Me contaron que la Cote las ha visto malas últimamente, ya que ahora sí que ha tenido que ponerse a trabajar. Daniela es presionada por Benjamín (el cual me mandó muchos cariños) y Cristian. Para ellos, mi renuncia se debió a ese “favoritismo” que tenía don Pelmazo por Daniela y en el supuesto “hostigamiento” laboral al que era sometida diariamente por el jefe de la unidad. Al parecer, su reclamo incluso llegó a oídos de Isabel de Witt. Para mí, todo era más y más tonterías.
Me dijeron que estaba cambiada. Más delgada y sin duda con un aura más triste, según Olguita. Peor que la que me quedó después de que Jeremy me dijo que se iba a Argentina con su polola, que ahora es su esposa. Creo que tengo un aura demasiado evidente...
Les dije que lo de papá me tenía así. No me creyeron mucho, para ser honesta, yo tampoco me lo había creído.
No había ambiente. Las quedé mirando… y no sé… tuve esos arrebatos de sinceridad que me dan a veces. Les dije que tenía algunas cosas fuertes que contarles, pero que no me pidieran detalles, porque no me daría el ánimo para entrar en ellos.
Decidí contarles lo de Jeremy y de cómo volví a caer con él. Berenice me retó por cinco largos minutos hasta que las chicas le dijeron que parara, que no había caso de machacarme con un sermón porque ya todo había pasado. Les dije que fui su “amante” por una semana completa, hasta que individuo en cuestión, se dignó a confesarme que se había casado por el civil y que luego se casaría por la iglesia. Las chicas no creían lo estúpida que puedo llegar a ser. Hasta ese minuto, yo estaba muy bien. La historia me salió de corrido, sin interrupciones, ya no me dolía como antes. Me sentía bastante tranquila. Pero cuando las chicas me preguntaron qué me había hecho cambiar, qué me había levantado de esa mala experiencia, que cómo lo había superado… se me quebró la voz. Me costó volver a ser yo. Me dolía la garganta. Recordé a Arturo... me vi en la obligación de tomar un trago de la bebida de Carla. Se me llenaron los ojos de lágrimas, aunque no lloré. Pero me fui para adentro con esa parte de mi vida. No fui capaz de seguir.
Las chicas creyeron que me había puesto así por la historia de Jeremy. Decidí no sacarlas de su error.
El resto de lo que pasó conmigo, lo siento tan mío que no creo que pueda revelarlo algún día… quizás cuando lo supere de verdad, les cuente. Quizás en unos 150 millones de años más...
- El problema tuyo Yiyi – dijo Olguita –, es que vives muchas cosas tu sola. Siempre nosotros nos enteramos de tus historias cuando ya la has pasado muy mal.
- Es verdad… - la apoyó Cristina – quizás si confiaras más, se te daría algún consejo o una opinión. Como mínimo te apoyaríamos en los malos momentos.
- Nosotras somos más viejas… - la interrumpió Berenice -, yo sabía que ese desgraciado había metido su nariz de nuevo en tu vida ¿te acuerdas que te lo dije y que me lo negaste? Recuerdas que te lo advertí aún sin que me lo confirmaras… viste que la experiencia nos ayuda…
- Yiyi – acotó Carla –, a veces yo les cuento cosas mías, de lo que me pasa. No sé, me siento mejor… a parte que me dan su par de consejos que me han ayudado…
- No sé chicas… yo no soy como ustedes… a mi no me salen las cosas hasta el final de los temas. Mientras las vivo, simplemente... no puedo hablar….
18:31. Hoy me traje algunas cosas para el galpón/casa de Polín. Cuando llegué me llevé una agradable sorpresa. Estaban esperándome Marlon y Esteban. Tenían vino, licores y unas pizzas para darme la bienvenida.
Me contaron lo que pasó al día siguiente de la fiesta.
- Eran las 7:00 y estábamos con ataque surtido esperando afuera del salón a que llegaras. No apareciste durante la madrugada y pensamos que te dignarías a llegar temprano. Pero no, eran las 7:30 y de la perla, nada. Me quería dar un tiro – dijo Esteban.
- Y la Carolina. Qué me dices de la pobre Carola. Ya veía que le daban la PLR en la boutique – acotó Marlon abriendo mucho los ojos.
- De pronto – continuó Esteban -, vimos un auto azul oscuro. Parecía blindada la cacharra. Se paró donde estábamos nosotros, y se bajó el mismo chofer que te había venido a buscar. Nos dijo que no podías venir, pero que enviabas todas las cosas para que fueran devueltas y pidió acompañar a Carolina a su trabajo….
- Si… - lo interrumpió Marlon muy emocionado – la Carolina nos contó que cuando llegó al local, la jefa la retó por el atraso y había descubierto lo del vestido. El chofer estaba al teléfono, dice que estaba en pleno reto cuando el caballero le hizo señas a su jefa y le pidió un minuto, ya que tenía a alguien al habla que deseaba conversar con ella. La jefa tomó el celular… y dice que, de la nada se puso pálida. Luego, con el teléfono en la mano, se acercó donde estaba la Carolina y revisó las joyas de la vitrina. Después la jefa la quedó mirando y le dijo “por qué no me dijiste que estas cosas se las pasaste a Arturo Mollins. Te hiciste la comisión del mes, cabrita. Compró los aros de oro blanco con los diamantes”… la Carolina se quería morir de la impresión. Nos dijo que te quería conocer, porque jamás en su vida había hecho semejante venta.
- Que bueno… - dije sin mucho ánimo, tenía esos aros guardados en alguna parte de mi valija – aunque yo pensé que era todo de plata… no creí que tuvieran tanto valor.
- Yiyi… ¿los aros te los compró a ti? – exclamó boquiabierto Esteban.
- Si… fue... según él, una forma de agradecerme que lo acompañara a su fiesta - dije tímidamente. No me hacía mucho bien, recordar aquello. Yo, corriendo por la habitación de huéspedes, Arturo insistiendome que pasáramos esa semana juntos, solos... nada más los dos. Dios...
- ¡Oh! Qué pena que no resultaran las cosas entre ustedes… - replicó algo desinflado Marlon.
- Pero Yiyi, por un par de aros no estás dispuesta a hacer las pases…
- Los había olvidado. Ahora tendré que buscarlos para devolvérselos.
- No seas mal agradecida. Te los regaló, seria un insulto. Si te los pide, pásaselos, aunque se pasaría de tacaño si lo hiciera. Pero no seas tan mala. Polín nos ha contado lo que ha pasado, es terrible lo que hizo. Pero… no sé… ¿no es ser muy cruel? – preguntó Esteban mirando a Marlon.
- Es que si los tiene en su poder, es como decirle que aún lo extraña ¿o no? - le respondió Marlon.
- No se trata de eso… - dije – se trata que no es un buen recuerdo. Me recuerda… me lo recuerda… - en eso me paré y fui al baño. Sintiendo que el corazón se me retorcía en el pecho. Necesitaba respirar…
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Siguiente entrega: MARTES.
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Yiyi, La peor de todas
RomanceComedia Romántica. Yiyi, es una mujer normal. Ni tal delgada, que bebe, no fuma, le gusta leer, viste de negro, escucha Apocalyptica, usa lentes y jamás se preocupa por su imagen. Trabaja en un lugar que detesta, pero su grupo de "secuaces" amistad...