Capítulo Cincuenta y cuatro

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17 de Julio                        

22:09. Fue una noche muy larga la de ayer. Solo pude volver a mi habitación pasada las tres de la madrugada. Y en mi pieza seguí despierta. Intenté leer un rato, pero no lograba concentrarme.

En la mañana no me podía levantar. Me desperté, pero solo pude ponerme de pie a eso del mediodía.

Arturo Mollins no estaba en el departamento. Sin embargo, cuando miré por la ventana lo vi trotando por el Forestal ¿Cuánto tiempo le habrá llevado recuperarse del engaño de su ex novia?... yo sé que el caso no es igual. Yo me acosté con un hombre casado. Aunque ignorara el hecho de su matrimonio. Me siento demasiado idiota con esa excusa. Nadie me creería jamás que no me haya dado cuenta de algo. Si a mi me contaran algo así, no lo creería.

Cuando fui a mirar qué había para comer, encontré unos croissants encima del mueble de cocina… eran de mi archi-enemigo. Le robaría un par y luego le compraría una docena. Donas… me habría comido miles de donas acompañadas de un inmenso tazón de leche caliente con chocolate.

Me fui a mi pieza con los croissants. Estaba sentada en la cama tomándome otro tazón de chocolate, cuando sentí la puerta de entrada.

Arturo Mollins miró hacia mi pieza y luego se metió directo al baño. No me dijo nada. Pero sentí en su mirada, algo de compresión.

Después que se dio una ducha y se cambió de ropa, fue hasta mi pieza.

-          ¿Cómo te sientes hoy?

-          Mejor… ya no me quiero morir…

-          Que bien… - dijo sentándose junto a mí, en mi cama.

-          ¿No quieres saber lo que me pasó? – dije.

-          Si no deseas contármelo, lo entiendo.

-          Tenías razón con la advertencia que me diste el otro día… me hicieron algo parecido que a ti… aunque yo no soy del todo inocente.

-          Fue malo…

-          Si… fue muy malo – se me llenaron los ojos de lágrimas. Pero no lloré – fue malo pero asumo la responsabilidad. Puedes creer que el mismo bastardo me engaño dos veces…

-          Mm… no… no te lo puedo creer. Pero si tú lo dices… así será…

-          Así fue… hace dos años me hizo lo mismo. Un día me invitó a un motel, yo cedí a irme con él y cuando obtuvo de mi lo que deseaba, sexo obviamente, me dijo que se iba con su polola a otro país y que no lo volvería a ver. Dos años después, nos encontramos de nuevo. Me pide disculpas por lo que me hizo ese día, me engatusa, yo caí como una boba en sus encantos, vuelvo a ceder y después que obtiene lo que deseaba de mi… me dice que se ha casado por civil una semana antes y que dos días después se casa por la iglesia con la misma mujer que hacía dos años se había ido al otro país… él estaba feliz por que yo era su amante… ¡AMANTE!… ¡en mi vida me habría imaginado que el desgraciado me haría dos veces lo mismo! Cuando volvimos a encontrarnos esta vez, me aseguré de preguntarle si estaba soltero. Me dijo que sí. Yo se lo pregunté y él me dijo que sí… puedes creer que cuando le mencioné esto, me dijo que sí lo estaba cuando yo le pregunté, hace como un mes atrás. Claro, su estado civil había cambiado una semana antes… pero… ¡PERO NO ME LO DIJO!… soy muy pelota yo también… - le solté. Me había puesto de pie y caminaba por mi pieza. No sé qué habrá pensado de mí. Solo sé que no me podía detener -. Mientras más vueltas le doy a las cosas, mas idiota me siento… nadie en su sano juicio, le harían dos veces lo mismo. Tan necia… tan tonta… tan bruta… Arturo, me quería enterrar viva… me sentía sucia por dentro y por fuera… no me cansó de repetirme la historia en la cabeza…

Yiyi, La peor de todasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora