Capítulo Cuarenta y siete

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02 de Julio

12:56. Pero que día más flojo. He estado haciendo aseo en mi pieza y me he deprimido al ver que jamás en mi vida lograré ser ordenada… es horrible… tengo todo amontonado en un lugar o desparramado sobre algún mueble. No puedo creer que los días que estuve enferma, Arturo Mollins haya entrado a mi pieza y haya visto todo este desorden.

Me dolió la espalda barriendo… mm…

13:14. Me dio hambre… mi archi enemigo compañero de departamento, salió en la mañana y no ha vuelto. Me dijo que tenía que ir a hacer un cambio de producto y estampar un reclamo. Mm… debe ser terrible equivocarse con él en algo. Debe alegar y echar toda la pachorra encima… mm… yo estaba tomando desayuno, cuando sacó la bolsa en que habían llegado los libros ayer. Alcancé a ver que eran dos libros de mitología, el que iba a cambiar era uno de economía en inglés. No quise preguntar nada para no parecer muy metiche… aunque lo soy… mm… jajaja… pero tenía que disimular.

Puerta… debe ser él… iré a ver cómo le fue…

13:18. Le fue bien. Me ha invitado a comer comida italiana… mm... acepté… soy demasiado débil cuando de carbohidratos se trata…

18:48. ¡Uf! Lo reconozco, soy una chancha adiposa asquerosa: asumido. En el almuerzo me comí un enorme plato de Espaguetis con Salsa boloñesa, jugo de chirimoya y de postre helado de menta… ñami, ñami… estaba todo demasiado rico, aunque ahora me acuerdo de la comida y me siento repleta. Arturo Mollins comió Ñoquis con Salsa Alfredo, bebió Vino y en vez de postre pidió un café muy cargado.

Estuvo entretenida la comida. Le conté lo del ofrecimiento de Claudia, mi ex compañera de Universidad.

- Y ¿por qué dejaste de escribir? – me preguntó

- Mm… creo que… me desilusioné un poco… después de la Universidad todo cambió mucho. Nunca logré encontrar trabajo en lo que estudié, necesitaba dinero y me salió esto en la Ferretería Meneghello. Caí al mundo de oficina, que es muy diferente al mundo del arte. Todo es más frío, el cinismo es diferente. El cinismo artístico lo tolero muy bien, hasta lo valoro, es Arte… pero el de la oficina me molesta mucho. Ridículo ¿no?, el dinero lo justificado todo. No estoy diciendo que sea una altruista neta, me gusta tener mi plata. Pero… mm… en cierta forma, como que desde entonces me siento vacía… ¿haz escuchado a la gente que la operan por gota o pie diabético? ¿lo que les pasa cuando le sacan el dedo gordo del pie?... bueno, guardando las proporciones, así me siento yo. Me falta un miembro importante para re ordenar todo…

- ¿Y piensas que la literatura podría ser ese miembro?

- No lo sé… no lo he pensado.

- Y por qué no te lo piensas un poco.

- Es un rubro difícil. En Chile no se lee mucho, es difícil dar con una historia que sea atractiva para las editoriales y para el público…

- Pero te pongas barreras antes de comenzar, Gabriela. Quizás tengas talento, pero lo matas con esa actitud.

- Es que es verdad. Soy realista…

- Pero ¿te gustaba cuando escribías esa historia de la I derrochada?

- Si… me entretenía mucho. Me reía con la trama, me gustaba ver las caras de los chicos cuando se las leía. Me gustaba observar las reacciones. Se me pasaban las horas volando cuando me ponía a urdir la trama… - dije sonriendo.

Yiyi, La peor de todasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora