Capítulo 12.

3.4K 230 58
                                    

-... Muchas preguntas hacia mi persona, ahora yo hago las preguntas-: Ayato me empujó al suelo y me agarró de las muecas ¿Qué me estás contando? ¿Cómo pasó tan rápido esto?

-La sangre se sube a tu cabeza... O mejor dicho a tus mejillas. –Una soberbia sonrisa dio a lugar en sus labios. Oh, Dios, jódete, Ayato.

-Alucinas, estás peor de lo que creí. –Rodee los ojos, ignorando la posición en la que nos encontrábamos... Como entre Amber en estos momentos... Uff, arde Troya.

-Déjame adivinar ¿Yo provoco eso? –Reí por la estupidez que dijo.

-Sí, claro. Ya quisieras que estuviera sonrojada y que fuera por ti. –Traté de mover mis manos, pero Ayato me tenía agarrada con fuerza ¿Esto podría considerarse acoso?-: Además, tú estabas sonrojado antes, así que no me vengas con estas cosas ahora.

-Porque tenías 1/3 de tus pechos afuera.

-Bueno, en el hipotético caso de que estuviera sonrojada, cosa que es FALSA, sería por algo similar. –Dije tratando de buscar una manera para liberarme ¿Y si le doy una patada para poder liberarme?

-Yo no tengo pechos, idiota.

-¿En serio me dices idiota? ¿En serio, Ayato? ¡Es claro que no tienes pechos! ¡Con algo similar, me refería a que tienes un buen abdomen, tarado! –Parece que se le olvido encender su cerebro.

-Tsk... Touché, pero sigo con las preguntes ¿eres virgen?

-¡Ayato! ¡¿Qué demonios?! Por otro lado ¡¿Y eso a ti, qué te importa?!

-Y... ¿De labios? –Comenzó a acercarse a mí.

-Sí, Ayato, nunca eh besado a nadie.... Pensé que tenías novia. –Dije seria.

-¿Y Quieres dejar de serlo? –Ignoró completamente lo que le dije.

-¿Me estas jodiendo? No, no quiero dejar de serlo, así que retrocede 3 centímetros y devuélveme mi espacio personal. –Y sorprendentemente, me obedeció.

-Olvida eso... ¿Cuál es tu apodo?

-¿Para qué quieres saber eso? (Jajajaja saludos xd)... Black cougar.

-Mmmm, interesante... Voy a ver bajo tu blazer

-Tú sueñas. Ni drogada te daré permiso.

-No dije que fuera una pregunta. –Ayato sacó una daga pequeña de su bolsillo y me hizo añicos mi blazer, por suerte uso la blusa debajo. Le di una patada y me puse de pie rápidamente.

-¿Y tu que tienes? ¡A mí me enseñaron que eso se llama acoso! ¡No puedes ir por ahí, rompiéndoles la ropa a las personas como si nada y menos sin su permiso! Y después me dices que no eres pervertido, claro, tiene mucha lógica. –Me senté en el sofá. Ayato se sentó a mi lado.

-Tú no me dices que puedo o no hacer, tonta.

-Entonces no vayas y me rompas mi blazer sin permiso... ¡Y me debes un blazer, que no crecen en los árboles! –Ayato me miró por unos segundos sin decir ninguna palabra.

-... Eso no es justo. –Rodee los ojos ¡¿Cómo que no?!

-Nada es justo en este hermoso y cruel mundo. –Decidí no seguir discutiendo.

-No es justo que tú no hayas besado.

-Porque yo no voy por allí besando a cualquier persona que se me cruce. –Ayato reprimió una risa-: Y no soy un mujeriego... U hombre... ¿Riega? ¿Cómo se le dice a la mujer? –Y estaba vez si rió.

-Bueno, ya no eres virgen de labios.

-Claro que lo soy... ¿Q-Qué tienes pensado? –Le miré, alejándome un poco.

libérate... [ayato kirishima y tu] •Editada•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora