Capítulo 31.

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 -Deberías descansar un poco más. Come.

-Me encuentro mejor. —Le sonreí sentándome en la cama. Ayato se sentó a mi lado y suspiró.

-Te siento distinto. —Dije. Ayato me miró.

-¿Qué? No, solo... —Me miró—: Estoy cansado por... por las heridas.

-... Ay, Ayato. —Me acerqué a él y le abracé por la cintura, Ayato tardó, pero me devolvió el abrazo—: ¿Estas preocupado? —Pregunté todavía abrazándole.

-... No, claro que no. —Rodee los ojos. Ayato suspiró—: Un poco.

-Supongo que nos queremos obligatoriamente, por pasar tanto tiempo juntos. —Me separé de él. Ayato se sentó mucho más atrás y apoyó su espalda en el respaldo de su cama, mirándome.

-Querernos a la fuerza... —Dijo casi en trance, con la mirada perdida. Me acerqué a él y le di un duradero beso en la mejilla. Me alejé de él y me puse de pie. Le miré... ¿Sus mejillas estaban rosadas? ¿Él estaba ruborizado?

-Gracias por cuidarme, Ayato. —Le sonreí antes de abrir la puerta e irme. Me apoyé en el marco de la puerta y suspiré, sonriendo. Sentía un cosquilleo en el abdomen, debe ser efecto de la sanación de la herida. Salí y me fui al departamento de Kaneki. Entré y Banjo me recibió con un abrazó.

-_____-san, supe lo que te pasó ¿Estás bien? —Preguntó preocupado.

-Sí, calma, estoy bien. —Le sonreí—: Gracias por preocuparte.

Kaneki se puso de pie, ya que estaba sentado en el sofá y se acercó a mí.

-¿Estás bien? ¿Tu herida? —Kaneki me miró preocupado.

-Tranquilo tú también, estoy bien, ya sanó. —Kaneki suspiró—: Kaneki... Sé dónde está Sachi.

-¿En serio? ¿Dónde está? —Preguntó. Me senté en el sofá.

-Se unió a Aogiri.

-Maldita sea... ¿Por qué?

-No tengo idea.

-... Gracias, _____. —Kaneki que abrazó—: _____... Ten cuidado, por favor.

-No te preocupes, Kaneki. —Le sonreí.

Ayato P.O.V

... No puedo creerlo... Mis mejillas me arden un poco y tengo un poco de calor ¿Por qué? ______ me besó en la mejilla, no es para tanto...

Flashback.

Me senté y apoyé mi espalda en la pared, pensando, mirando al infinito... Hemos pasado y convivido tanto tiempo juntos, que nos queremos obligatoriamente, nos acostumbramos a la presencia del otro... La quiero... No puede ser... No, no... No debo acostumbrarme a su presencia, no debo quererla.

Sus suaves labios presionaron mi mejilla durante unos 5 segundos, sacándome de mis pensamientos. Mis ojos se abrieron un poco con sorpresa y sentía como la temperatura de mi rostro subía un poco.

Fin flashback.

Y seguía pegado pensando en lo mismo aun después de varios minutos. Sacudí mi cabeza y fui al baño a lavarme la cara.

-No, no, no, no. —Dije desesperado.

Flashback.

-¿Y? —Pregunté para que me dijera como estaba.

-No es nada grave, su herida ya está cicatrizando a un buen ritmo. —Dijo Eto. Miré a ______ que dormía en mi cama.

-Que tonta es... Maldición. —Quería golpear algo, ya que había sido por mi culpa.

libérate... [ayato kirishima y tu] •Editada•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora