Capítulo 34.

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-Tatara, Eto y Noro también estarán allí.

-... -No podía decir nada, estaba en shock-: Está bien. —Dije. Ayato me miró con un poco de sorpresa.

-... Bien... Solo quería decirte eso. -Ayato me miraba detenidamente.

-De acuerdo.

Entramos a la habitación. Ayato se sentó en su cama y yo fui al baño. Me lavé la cara, todavía digiriendo la noticia... Podré salvar a Anteiku, soy fuerte. Me miré a espejo y noté algo en mis ojos. Me acerqué y miré el iris... En el inicio era de color rojo y luego se mezclaba con el color _____ de mis ojos. Nunca me había dado cuenta de ese detallé. Salí de la habitación y me senté en frente de Ayato.

-Te ves distraída, concéntrate. —Dijo. Le miré.

-Sí, sí... Eh, tengo sueño, buenas noches. —Subí a mi cama y me acosté. Ayato me miró hasta que subí a mi cama, luego apagó las luces y se acostó. Cerré los ojos y me di un par de vueltas antes de dormir.

*Mañana siguiente*

Me dirigía a la sala de conferencias, ya que habían asignado una misión a la escuadra de Ayato y yo formaba parte de ella. Puse mi mano en mi cuello antes de entrar, todavía estaba distraída con lo del ataque a Anteiku y con lo sucedido con Ayato. Toqué la zona donde debería estar la marca, traté de cubrirla lo más que pude y entré. Todos estaban allí y yo era la única que faltaba... Junto con Ayato, que tampoco estaba. Me senté en la silla de la primera fila.

-Hola, ____-san. —Dijo uno de los subordinados. Le sonreí.

-Hola. —Saludé. Ayato entró y se puso en frente de todos, pero a penas me vio, se clavó en mí.

-______, quiero que salgas de aquí. —Me ordenó.

-Por favor. —Le corregí.

Me puse de pie y estaba dispuesta a salir, pero la mirada de Ayato estaba fija en un punto fijo de mi cuello. Cerré la puerta, sin quitar la vista de Ayato y él de mí. Pegué mi oreja a la puerta, para escuchar.

Ayato P.O.V

La marca que le dejé la otra noche seguía allí. Miré a todos mis subordinados, que me miraban sin entender por qué eché a _____.

-Superior Ayato... ¿Puedo hacerle una pregunta? —Preguntó uno de mis subordinados.

-Hazla. —Dije afirmando mi espalda en la pared.

-¿_____ y usted son novios? —Preguntó. Desvié la mirada. Mis mejillas ardieron un poco y como estaba sin mi máscara, mis subordinados pudieran notarlo. Bufé.

-No. —Negué—: ¿Por qué? —Todos estaban atónitos por no haberle tratado mal.

-... En la fiesta que se hizo... Ustedes... Ustedes se besaron. —Soltó—: Ambos se correspondieron y luego se fueron de allí, por lo que deduzco que fueron a... Tener... —Miré al subordinado, todavía con ardor en mis mejillas y me enderecé—: Para tener sexo. —Escupió. Para mí, había diferencia entre hacer el amor y tener sexo. Con Amber, tuve sexo, ya que no sentía nada por ella y porque era parte del trato, que por cierto, no cumplió.

-Hacer el amor. —Le corregí, duro.

-Entonces... ¿Lo está afirmando? —Dijo otro subordinado. Suspiré, fingiendo molestia.

-Escúchenme todos, porque solo lo diré una vez y al que desobedezca, no volverá a Aogiri, ni a ningún otro lugar. Sobre todo, tú, Arima ¿Vieron la marca que tiene ____ en el cuello? La hice yo, lo que significa que es mía, solo mía y de nadie más. Soy muy egoísta con las cosas que me pertenecen, así que el que se acerqué a ella, con intenciones que no sean laborales o de amistad, se llevará un regalo de mi parte. —Me crují los dedos.

libérate... [ayato kirishima y tu] •Editada•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora