Capítulo 14.

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-Ayato... -Me quejé.

-Guarda silencio un momento, me duele la cabeza. -Dijo hundiendo su cabeza en mi pecho.

-Solo porque estás enfermo.

Posé mis labios sobre su frente, midiendo su temperatura. Todavía tenía, pero había bajado. Suspiré y cerré los ojos.

(...)

Mierda, me dormí... Y ya se hizo de noche ¿Amber habrá llegado? Abrí mis ojos y vi una camiseta azul. Estaba tendida sobre alguien con un cuerpo un poco caliente y estaba cubierta por una manta, pero era relajante. Suspiré y levanté mi mirada. Ayato me miraba fijamente mientras acariciaba mi hombro con suavidad. Su cabello estaba un poco sudado, al igual que su cuerpo y el mío.... Espera... Estoy encima de él.

-Hasta que despertaste, se supone que el enfermo soy yo, pero dormías como si estuvieras muerta. -Dijo con su típica voz.

-Oh... ¡Oh, lo siento! -Tardé en reaccionar.

-No te muevas tanto, todavía me duele un poco la cabeza. -Coloqué mi mano en su frente. Seguía caliente.

-¿Amber no ha venido?

-No lo sé, desperté hace poco y tampoco me interesa lo que haga esa tonta. -Suspiré y dejé caer mi cabeza en su pecho.

Seguía con mi mano en su rostro, así que comencé a hacerle cariño para hacer algo. Cerré los ojos. Podía escuchar sus latidos, eran un poco acelerados, pero de todas maneras eran relajantes.

-Ya es de noche. -Dije abriendo los ojos y mirando a Ayato.

Me acomodé un poco más arriba, quedando un pelo más abajo que él.

-Sí. -Nunca le vi así de tranquilo.

-Esto no volverá a pasar es solo porque estas enfermo.

-No te obligué a dormir conmigo, estúpida. -Y volvió a ser el normal.

-Como sea ¿Te sientes mejor? -Susurré. Estaba muy cerca. Sus ojos bajaron un poco.

-Eh... -Volvieron-: Sí, creo.

Nos quedamos callados. Mi mirada se concentró sus ojos... Ahora que lo veo de cerca... Es muy apuesto... Acerqué un poco mi rostro sin querer, así que retrocedí rápidamente, pero Ayato también acercó el suyo. Nos acercamos dudosamente hasta que nuestros labios estuvieron juntos. Presioné un poco y me alejé. Fue un beso como de esos que les daba a Juuzou. Nos miramos y volvimos a acercarnos con duda, igual que antes, hasta que otra vez, nuestros labios se juntaron. Cerré mis ojos y me mantuve un poco más. Nos separamos, pero Ayato se acercó a mi y posó sus labios sobre míos. No me negué, de hecho, le seguí. Moví mis labios lentamente, dudando de lo que estaba haciendo. Deslicé mi mano hasta su cuello y allí la dejé. Ayato puso su mano en mi mejilla y me acercó más a él. Abrí un poco mi boca, ocasión que Ayato aprovecho introduciendo tímidamente su lengua, esperando mi respuesta. Le respondí de la misma manera, metiendo mi lengua dentro de su boca y continuando el beso. Ayato abrió sus piernas, permitiéndome mejor encajé entre su cuerpo el mío. Moví mis brazos hasta su pecho y cuello, pegando a él. Ayato deslizó sus manos hasta mi cintura y las movió lentamente hasta detenerse en la curvatura de mi espalda. Suspiré.

-Ah... -Suspiró él. Abrí un poco mis ojos para mirarle y luego los volví a cerrar.

Ayato se sentó. Abrí mis piernas, pasándolas a cada lado de él y me acomodé sobre él, provocando un roce entre su entrepierna y la mía. Ayato se inclinó hacia adelante, colocándome debajo de él y afirmando una mano en el posabrazos del sillón y la otra sujetándome en la espalda.

libérate... [ayato kirishima y tu] •Editada•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora