Capítulo 30.

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-Suéltame. -Sacudí mis manos con fuerza para liberarme-: Ayato ¡Suéltame! -Se estaba acercando para besarme. Corrí mi cabeza, colocando mis rodillas en su estómago y empujándole. Me senté en la cama-: ¿Por qué lo haces? Solo te recuerdo a Rize y no me prestaré para eso. -Ayato me miró y sonrió arrogante, como siempre.

-Es mentira, tenía que inventarle una excusa a Hera.

-¿Y por qué? Fuiste tu quien me beso, si no quieres que nadie sepa, no lo hagas. -Iba a bajar de la cama, pero Ayato me agarró de la muñeca.

-No me detuviste... -Ayato sonrió-: ¿Estas... yo te...?

-No, no sé por qué no te detuve. -Me solté de su agarré bruscamente y bajé de la cama para abrir la puerta.

-______. -Le ignoré-: ¡_____! -La cerré.

(...)

-¿Ya no estás molesta?

-Cállate. -Le dije. Ayato bufó.

-Lo siento ¿De acuerdo? Lo siento. -Dijo.

-Nunca vi a Ayato buscando perdón y menos con tanto aplomo. -Escuché que dijo Bin-kun a lo lejos. Ayato pareció que también escuchó porque le lanzó una mirada asesina.

-Como dijo Eto "Es el primer amo" -Citó Noro.

-¡Que no, maldita sea! -Se quejó Ayato.

Suspiré y me puse de pie, acercando a la esquina de la habitación, ya que había visto algo moverse. Me hinqué y lo miré fijamente; era un gusanito que se movía buscando una salida. Pude sentir los pasos de Ayato encaminarse hasta mi y detenerse a mi lado, él imitó mi acción y se hincó.

-Oi ¿Qué miras? -Puso uno mano en mi cabeza y acaricio torpemente-: Ya perdóname, es estúpido pelear por eso.

-Mira. -Dije suave señalando al gusano.

-¿Qué es... eso? -Lo agarré delicadamente para no aplastarlo. El gusano comenzó a retorcerse.

Flashback.

-¡Onee-san! ¡Mira! -Juuzou acercó el gusano a mi rostro para que lo pudiera ver y luego lo acercó al suyo, viéndolo mejor.

-¿Dónde lo encontraste? -Pregunté dándole un toque.

Fin flashback.

-Es un gusanito. -Dijo mirándolo y acercándolo a Ayato. Él palideció y miró al gusano como si hubiese visto a un monstruo. Nunca le vi así.

-¡A-Aleja eso de mí!

Se puso de pie y se alejó rápidamente unos pasos. Le miré extrañada, me puse de pie y le seguí con el gusano en la mano. Noro y los demás nos miraban sin entender.

-¿Qué sucede? Solo es un gusano.

-¡Te dije que te alejes!

Retrocedió apresuradamente, tropezando con sus propios pies. Se paró tan pronto como pude. Su expresión de horror era legendaria. Ojalá tuviera una cámara ahora mismo.

-No me digas que ¡¿Le tienes miedo a los gusanos?!

-¡C-Claro que no, estúpida! -Acerqué un poco al gusano, provocando que Ayato se sobresalta y pusiera una mueca de asco. Reí-: ¡Que puto asco! ¡¿Cómo puedes tomarlo?! ¡¡¡¡Suéltalo!!!

-¿Seguro? -Le miré maliciosa.

-¡_____!

Ayato comenzó a correr por la sala y yo iba detrás de él con el gusano en los dedos, riendo. Nunca le vi tan alterado ¡Y por un gusano! ¡Él asesina palomas y le tiene miedo a un inofensivo gusanito!

libérate... [ayato kirishima y tu] •Editada•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora