~Capítulo Treinta y Seis: Repercusiones~

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Como hermano mayor juré protegerte con mi vida, pero aún así te hice sufrir más que nadie.

***

Una semana después de la separación de Ichigo y Rukia...

Ubicación: Mansión Aizen.

       Rukia tomó un libro bastante grueso del estante en donde Aizen ponía los textos más difíciles de leer, aunque eso no pareció importarle a ella. Con la mano extendida le quitó una ligera capa de polvo que se había acumulado en la portada y sonrío. A pesar de que las cosas volvían a ser como hace unos meses, se sentía bien. Pudo compartir un último momento con Ichigo y había guardado los mejores recuerdos en su corazón; desde el día del accidente, cuando iba a visitarla todos los días al hospital, cuando vivió en casa de su hermana y convivió con Nell.

       Se tumbó en el sofá y frente a ella abrió el libro en la primera página. La lectura era su deleite y un escape seguro de la realidad. Su hermano la visitaría ese día, más que nada para aclarar "negocios" con Aizen.

       De pronto la puerta se abrió de golpe provocandole un respingo a la pelinegra que cerró de inmediato el libro y se puso de pie. Aizen se encontraba de pie en el umbral y aunque su rostro se encontraba sereno, algo le perturbaba a Rukia.

—Querida mía— comenzó Aizen —, creo que tenemos unas cosas que hablar.

      Ella intentó mantenerse serena pero le parecía imposible, su corazón había dado un vuelco y sentía como la sangre abandonaba su rostro.

—Claro— respondió, intentando no tartamudear —. ¿Qué sucede, Aizen?

      Él camino con porte y elegancia, algo típico y casi natural en su persona. Rukia no retrocedió, se mantuvo firme, apretando el libro entre sus manos. Aizen elevó una mano y la cogió del mentón para que sus miradas se clavaran una a la otra.

— ¿Acaso creíste que no me daría cuenta?

      "Imposible, no puede estar hablando de eso", pensó Rukia de inmediato, "Tranquila, estoy sacando conclusiones apresuradas". Y no era para menos, de por sí el hombre le ponía los vellos de punta, el pensar que ya se había dado cuenta de su furtivo encuentro con Ichigo le hacía pensar lo peor, casi hasta perder la calma.

— ¿A que te refieres? — preguntó.

       Un dolor punzante le invadió la mejilla, sus piernas temblaron y cayó al suelo provocando un golpe sordo. El dorso de la mano de Aizen se había impactado con fuerza descomunal en la mejilla de Rukia, era sorprendente la fuerza que poseía, de un sólo golpe la había mandado al suelo.

       Consternada, asustada, con el corazón palpitandole en la cabeza y la cargante, Rukia apoyó las manos en el suelo. El miedo comenzó a fluir en ella, sus manos temblaba. La sensación recorría todo su cuerpo, carcomiendo cualquier emoción, sentimiento o pensamiento positivo. "No muestres debilidad. No flanquees", se decía a si misma frenéticamente. Miró sobre su hombro, el semblante de Aizen se había vuelto escalofriante, sin una gota de resentimiento o culpa.

— ¿Hicimos un trato, no? — masculló el pelicastaño —. Creo que tu incumplimiento tendrá repercusiones, ¿sabes por qué?

       Rukia se tragó su miedo. Tenía la respiración agitada y la sangre comenzaba a brotar de su roto labio inferior.

—No estoy interesado en mujeres que no son vírgenes.

       El dolor se volvió más fuerte, pero ella mantenía su semblante firme y con una mirada orgullosa. Aizen soltó una risa sádica pero al mismo tiempo irónica.

☽TSUKINOME☾ || ❣IchiRuki❣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora