~[Fragmento Extra] [Redención]~

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Buscó la paz pero al parecer mis demonios internos no piensan permitírmelo.

***

Narra Rukia.

       En mi sueño, el hermoso color blanco que mis ojos alcanzaban a mirar se teñía de un poderoso color escarlata, en donde podía ver a mi hermano alejándose y a una extraña sombra negra tendiéndome la mano. Se supone que he vencido a la muerte pero esa sombra es persistente, al grado de sentirme atraída hacia ella. «No debo tomar su mano», me repito una y otra vez, hasta convencerme a mi misma que no es necesario ir con ella. Lo que quiero y necesito es encontrar la paz, que al parecer se me ha negado. Mis decisiones me condujeron hasta este lugar, hasta esta vida.

        ¿Dónde está el Sol? ¿La Luz? Ya no quiero ver más el color escarlata.

         Siento dolor en mi cuerpo, un dolor tan fuerte que carcome incluso mis entrañas. Es como si me desgarran la piel de los músculos. Sé que no debo, pero al final desvío la mirada para poder observar mi cuerpo; estoy cubierta de ese horrible color escarlata y una extraña presión en mi vientre me hace entrar en pánico.

        «Gracias, Rukia».

        ¿Por qué tuvo que terminar así? Al menos. . . debí haber dicho. . . adiós, ¿cierto?

Fin de la narración de Rukia.

***

       Kuchiki Rukia se abre los ojos de golpe, una ligera capa de sudor frío se ha formado en su frente, su respiración es entrecortada y pesada. Se sujeta del borde de la cama y se levanta de inmediato con su mano libre cubriendo sus ojos. Los últimos diez meses sus pesadillas no se habían calmado, seguían siendo tan perturbadoras como la primera, una tras otra. Inmisericordes. Al parecer sus demonios internos jamás la dejarían encontrar una paz absoluta.

         Envuelta en un momento de desesperación apartó violentamente las sábanas esperando observar una gran mancha de sangre en la cama, pero no había nada. Aún así no se sintió aliviada, los médicos le habían practicado una buena cirugía después de la pelea contra Aizen, no debía haber complicaciones, aunque en momentos ella sentía que algo le atravesaba el vientre. Justo entonces recordaba las palabras de Urahara: «Nosotros curamos tu cuerpo, pero tu debes curar tu alma». Por eso Rukia intentaba encontrar la paz, una buena redención.

         Miró de reojo la guadaña que se encontraba en la esquina de su habitación junto con la katana blanca que Urahara le había obsequiado. De pronto su móvil comienza a vibrar sobre su mesita de noche, lo toma sin dudarlo, mira la pantalla y observa una alarma con un aviso: 'Trabajo número 100, hoy, 03.00 a.m., Luna Llena'. 

—Ya ha pasado casi un año, Rukia— masculló Byakuya. Ella desvió la mirada para encararlo, el hombre se encontraba en el umbral con los brazos cruzados sobre el pecho y su indiferente mirada.

—Lo sé, es sólo que esto es más de lo que puedo manejar— respondió la pelinegra —. He llegado a  mi límite.

— ¿O sea que te estás rindiendo? No recuerdo que fueras tan débil.

— ¿Recuerdos? Se supone que estás muerto— espetó ella, un tanto irritada —. Yo te maté.

           Él caminó con elegancia natural hasta donde se encontraba Rukia y le colocó una mano en la cabeza. Ella se sorprendió un poco.

—'Creo que no pude protegerte'— susurró el pelinegro. Los ojos de ella se pusieron vidriosos por las lágrimas, se llevó ambas manos al rostro y contuvo el llanto —. Es hora que dejes ir el pasado. Como hace tiempo lo hiciste también, cuando descubriste que estaba implicado en la mafia.

—Aunque lo haga, jamás podré olvidar lo que pasó.

           Rukia no estuvo consiente cuando pasó la guerra con Aizen, pero ahora que estaba en sus cinco sentido, y tal vez por la ayuda del antídoto de Grimmjow; los acontecimientos se reflejaban en sus sueños, los gritos, la desesperación e incluso el metálico olor a sangre. Fue demasiado para una chica que intentaba vivir como un ciudadano normal, 'dejando ir el pasado'. Aunque ese pasado la persiguió hasta el día que conoció a Ichigo e incluso después. ¿Qué se suponía que debía hacer en un momento así?

           Después de intentar vivir por su cuenta en su viaje de redención, a los tres meses comenzó a escuchar la voz de Byakuya y días después se manifestó ante ella. Rukia estaba feliz de saber que él estaba vivo, hasta que se percató que nadie más lo veía. . . él sólo formaba parte de su desesperado deseo por no estar sola. 

—No se trata de olvidar— dijo Byakuya, ella alzó la mirada —. Debes aceptar lo que ha pasado, luego debes dejarlo ir, pero jamás olvidar ya que sin ello no serías la persona que eres ahora. Ya no es necesario torturarte de esta manera tan brutal, yo ya estoy muerto así que no te necesito y tú no me necesitas.

             «Acepta lo que eres, sólo entonces serás feliz».

              Rukia apretó con fuerza los ojos, evitando que las lágrimas fluyeran de éstos. Y al abrirlos, se encontraba sola en la habitación. « ¿Acaso no tienes algo porque luchar?».

             Con un gran esfuerzo sonrió.

—No puedo tener dos cosas a la vez, ¿cierto? Debo sacrificar una para salvar la otra, o de lo contrario perderé ambas.

            Apoyó las manos en la cama, ató su cabello en una coleta y recogió algunos mechones que caían sobre su rostro. A pesar que se acaba de levantar, la noche ya abrazaba a la ciudad y es que como trabajadora nocturna debía aprovechar el día durmiendo. La luna se encontraba en lo alto del cielo, había luna llena. Se colocó las zapatillas especiales hechas de un material impermeable y anti-derrapante. Se vistió con las prendas de la noche; su túnica negra que rozaba el piso. Deslizó la capucha por su cabeza hasta llevar a sus pómulos, en los compartimientos de la espalda se colocó la guadaña y a la cadera su katana. Suspiró profundamente.

         Miró su máscara por el rabillo del ojo, aquella que había hecho en honor a la única persona que había amado en toda su vida. Su piel se volvió más blanca que la nieve, sus ojos tomaron un color violeta sin vida y su pelo se tornó gris.

—Me aferraré a Ichigo— decidió.

         Tomó la máscara y se la colocó con cuidado, para después salir por la ventana con una impresionante agilidad. «Me aferraré a lo único que me queda. Mi locura será controlada por mis propios demonios, yo no dejaré que ellos me controlen. Venceré y volveré a su lado». «Tan sólo espérame un poco más. Te prometo que está vez estaremos juntos».


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Hola, lectores (*w*)/

      Me esforcé mucho y por fin pude acabar este capítulo! Espero que les guste, mañana se publica el último fragmento: (17 meses negros). Hasta entonces. Matane!♥

☽TSUKINOME☾ || ❣IchiRuki❣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora