~Capítulo Cincuenta y Dos: Última Vez~

680 65 33
                                    

Me pregunto, ¿podré continuar con la velocidad del mundo sin ti?

***

[En Karakura] [18:27]

        —Oh, vaya. Sabía que te encontraría aquí.

—Urahara-san— dijo Ichigo, volviendo la mirada.

        El pelinaraja acaba de terminar una breve oración para sus padres y Rukia, cuando el hombre rubio con atuendo casual y su distintivo sombre a rayas verdes y blancas se hizo presente con aire de tranquilidad como siempre. Esa mañana habían enterrado  Rukia junto a las tumbas de los padres de Ichigo, y junto a la de ella la de su hermano, Byakuya. El dolor seguía presente en su corazón pero podía soportarlo de la ¿mejor manera?

—Me alegro que estés bien, tengo entendido que tienes planes para el futuro— dijo el rubio. Ichigo sonrío.

—Sé que sonará un poco cobarde de mi parte, ya que parecerá que estoy huyendo, pero debo decirte que no volveré a Karakura. He meditado sobre lo que tengo que hacer durante esta semana y hable con Pantera. Creo que es la mejor opción, aún hay personas que debo proteger, Rukia no hubiera querido que me derrumbara tan fácil— sus palabras sonaban maduras y firmes, algo inusual en el Ichigo que anteriormente Urahara había conocido —. Por esa razón, el único contacto que podrás tener conmigo será mediante Grimmjow.

      Urahara sonrío y asintió.

—Es tu desición, Kurosaki-san. Tus padres estarían orgullosos. Y Kuchiki-san también lo estaría.

—Lo sé— dijo, convencido. Dio media vuelta y caminó en dirección a la salida, sin una gota de vacilación en sus ojos —. Cuídate, Urahara-san.

        Cuando pasó junto al rubio, éste último le hizo una pequeña reverencia con la cabeza, sujetando el sombrero del borde y sin quitar la sonrisa de sus pálidos labios.

—Kurosaki-san, recuerda el dolor que pasaste durante este año, porque eso te ayudo a ser lo que eres ahora— musitó con hilo de voz que Ichigo, por la distancia, no logró escuchar. 

         El rubio permaneció un momento más frente a las tres tumbas en donde yacían tres personas que fueron importantes para Ichigo. Habían pasado demasiadas cosas en tan poco tiempo que parecía irreal que todo haya terminado de esa manera tan cruel y repentina para un joven empresario con un brillante futuro y una egresada adinerada con sueños realmente grandes. 

       Suspiró pesadamente, se quitó el sombrero y miró fijamente al cielo, el cual ya empezaba a oscurecerse. «Sin duda es hermoso», pensó. El sonido de unas hojas rompiéndose debajo de unas firmes pisadas captó su atención, pero no de manera violenta. Miró ligeramente sobre su hombro; una persona se encontraban de pie a unos metros de él, vestido de negro, las ropas eran holgadas y una capucha cubría hasta la mitad de su rostro, también portaba una máscara con líneas rectas y curvas en color carmín. Llevaba una katana colgando de la cadera, totalmente blanca, lo cual hacía un contraste perfecto con sus ropas.

—Llegas tarde, el funeral terminó hace horas— dijo Urahara.

—No,  llegué a tiempo, solamente que permanecí detrás los árboles— respondió la persona, cuya voz parecía estar distorsionada por un modificador —. Fue un funeral bastante triste, aunque debo admitir que no creí ver a tantas personas.

—A pesar de su corta convivencia con los allegados a Kurosaki-san, Kuchiki Rukia-san era muy querida.

       Un momento de silencio fue interrumpido por el liviano soplido del viento acariciando las hojas del suelo y las que aún permanecían en las ramas de los árboles.

☽TSUKINOME☾ || ❣IchiRuki❣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora