☽TSUKINOME☾ || ❣IchiRuki❣

~Capítulo Diez: Tristeza agresiva~

Un sentimiento no expresado es locura garantizada.

***

     Ichigo se dejó caer en el sofá de su casa, la televisión se encontraba encendida, los sonidos del exterior se colaban  por las ventanas abierta de la casa e inundaban la sala de estar. El joven colocó sus codos sobre sus rodillas mientras se restregaba las manos en el cabello, frenéticamente, como si intentará olvidar algo. 'Estúpida, enana', pensó.

—Kurosaki-sama— dijo una voz femenina detrás de Ichigo, él miró sobre su hombro. Una mujer vestida de sirvienta, algo pequeña, de cabello castaño y corto lo miraba con la cabeza ladeada, sus ojos color almendra de la mujer se clavaron en su jefe —. ¿Quiere que le prepare la cena? Perdóneme pero no lo esperaba tan temprano en casa.

 —No, gracias, Hinamori. No tengo apetito— dijo Ichigo. La chica asintió.

— ¡Oh, Kurosaki-sama, casi lo olvido! Su prometida llamó hace unas horas, dijo que vendría como eso de las diez de la noche, ¿quiere que prepare la cena para entonces?

       Las pupilas de Ichigo se contrajeron, asintió sin muchas ganas y su sirvienta desapareció en la cocina. 'Maldición, ¿por qué me siento así?' pensó repentinamente. Sé que nunca pude sentir algo real hacía Inoue, la presión de mi padre para casarme y de los demás diciéndome que debía sentar cabeza fue demasiada, sólo le estoy haciendo daño a Inoue. 'Rukia dijo que. . .' pensó. 'Un momento. . . ¿por qué estoy pensando en Rukia en un momento así?'

     El pelinaranja tomó entre sus mano un fino jarrón que yacía en una de sus mesitas junto al sillón y lo lanzó contra el televisor, provocando que el jarrón se volviera añicos y la televisión quedará con un enorme golpe con grietas. Su respiración estaba agitada...

*Hace unos días*

Narra Ichigo.

—Déjame en paz, Ichigo— me dijo Rukia.

     Alargué un poco más la mano, para poder alcanzar el manga que ella estaba leyendo. Rukia cada vez lo alejaba más, yo tan sólo quería ver de que trataba no tenía porque comportarse como una niña. Me empujaba constantemente del pecho, ya estaba sobre su camilla, casi encima de ella.

—Ichigo, me estás aplastando— se quejó.

     Logré tomar manga pero la mano de Rukia fue a estamparse contra mi cara, perdí el equilibrio y caí de espaldas al suelo, no sin antes llevarme conmigo a la enana. Por fin tenía el manga en mis manos, lo alcé mientras sonreía con satisfacción. Rukia jadeó.

—Idiota— masculló sobándose la cabeza —, eso me dolió.

—Pues fue tu culpa, no querías prestarme el manga.

—Te dije que te lo prestaría cuando acabará de leerlo. Eres demasiado impaciente.

     Apoyó ambas manos a mis costados y elevó la mirada, su piel se veía muy suave y sus profundos ojos azules penetraban en mi alma. Tragué saliva con dificultad, ella buscó la forma para poder levantarse y entonces algo inesperado ocurrió; su rodilla rozó mi miembro. La cara se me puso caliente de inmediato, intenté ponerme de pie para apartarla pero sólo logre escuchar un gemido de su parte, mi pierna había rozado su intimidad. Entonces mi parte comenzó a reaccionar.

    Sin saber que hacer y totalmente desesperado, me arrastré hasta llegar al suelo, me giré para quedar mirando la pared y me quedé quieto. ¡¿Qué carajos se supone que haga?! 

— ¿Estás bien, idiota? ¿Por qué me das la espalda?—  musitó ella.

   Tenía los nervios de punta, la erección no se calmaba, al contrario parecía que aumentaba. De pronto sentí algo apoyándose a mi espalda, era suave y algo pequeño pero lo más importante era que se sentía como. . .