~Capítulo Diecisiete: Conexión~

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El destino ató un listón a sus tobillos, el listón era color rojo, y decretó que ni las tijeras más filosas del mundo lo pudieran cortar. Ya que ellos estaban destinados a permanecer unidos.

***

     Rukia camino a través de las calles, la lluvia había disminuido un poco pero no se había ido del todo. Llegó hasta la casa de la hermana de Ichigo, se encontraba de pie frente a la puerta con la sombrilla sin abrir en su mano derecha mientras que las gordas gotas de agua resbalaban de su oscuro cabello. Se armó de valor y giró el picaporte, la mujer voluptuosa de cabello verde se cercó casi corriendo a ella.

—Kuchiki-san, ¿se encuentra bien? Por favor entre, cogerá un resfriado— chilló la peliverde.

—Estoy bien, Nell.

     Pero el ama de llaves ignoró su comentario.

—Le prepararé un baño caliente. Ya desempaqué sus cosas, excepto las de una maleta negra que decía 'No tocar' en letras blancas— anunció Nell.

     Rukia sonrió con esfuerzo.

—Gracias, Nell, después del baño, ¿podrías prepararme la cena?

    La mirada de la peliverde se iluminó y asintió frenéticamente. Esas palabras habían sido reconfortantes para el ama de llaves, al final, Rukia no podía evitar a toda persona que se le pusiera enfrente por el simple hecho de tener miedo a algo desconocido o a lo que estaría por pasar. 

    Nell le sonrió y subió las escaleras mientras que Rukia se quedó de pie en el vestíbulo con la mirada clavada en el suelo, el frío comenzaba a penetrar su piel pero ella no se movía ni siquiera temblaba. 'Tienes que superarlo, Kuchiki' pensó Rukia intentando imitar imaginariamente la voz de Kaien. 'Él no habría querido verte derrumbada' se dijo y soltó un suspiro.

    Con paso firme atravesó el vestíbulo, intentando no recordar nada del pasado y concentrarse en su presente. Alzó la mirada, todo parecía estar en paz hasta que unos toquidos insistentes en la puerta llamaron su atención, volvió a la entrada y rodeó el pomo con la mano derecha. Su corazón se estremeció, abrió la puerta y frente  ella; empapado y con los ojos inyectados de sangre, se encontraba Ichigo.

—Rukia. . .— dijo él con un delgado hilo de voz, que con la fuerte tormenta apenas era audible.

    La pelinegra se hizo a un lado para que Ichigo pasara. Ella intentaba mantener su rostro inmutable pero ante la inquisidora mirada del hombre de ojos color almendra, el mantener la seriedad parecía casi imposible. 

—Mi padre me dijo que fuiste tú quien asesino a mi primo y a mi madre— murmuró Ichigo.

    Rukia desvío la mirada.

—Pero no le creo— continúo el pelinaranja —. Y si tú me dices que sí lo hiciste, tampoco te creeré.

    Ella estaba atónita, ¿si ella misma le confesaba el crimen tampoco le creería? ¿Qué pasaba por la mente de Ichigo?

—Y entonces que quieres que te diga, Ichigo— la voz de Rukia había salido agresiva y gélida.

—No se trata de lo que yo quiero sino de lo que en realidad pasó.

    '¿Es enserio? ¿A caso este idiota cabeza de zanahoria quiere entenderme? ¿O sólo se ha venido a burlarse de mí?' pensó ella con duda.

—No seas condescendiente conmigo, idiota— exclamó la pelinegra —. Tú y yo no somos iguales. ¡¿Crees que lo que me ha sucedido no me atormenta por las noches?! ¡¿Crees que no vivo pensando en el daño que le cause a los demás?!

—En ese caso no te obligaré a decirme— musitó el pelinaranja, Rukia quedó desconcertada —, pero prométeme que algún día me contarás. Hasta entonces te esperaré. Ya que yo también no estoy listo para contarte cosas que guardo dentro de mi corazón.

     Las mejillas de Rukia se pintaron de rojo, se acercó a Ichigo y con la poca fuerza que tenía le golpeó el pecho, Ichigo enarcó una ceja. Rukia dio uno, dos, tres golpes, su ritmo era repetitivo y monótono lo que le dio a entender a Ichigo que la pequeña joven lo hacía ya que las palabras no brotaban de su boca. 

—Imbécil— susuró Rukia —. No copies mis frases.

    Él no pudo evitar sonreír mientras Rukia recargaba con delicadeza su cabeza en el pecho de Ichigo.

    En un acto espontaneo, los brazos de Ichigo rodearon el pequeño cuerpo de Rukia con poca fuerza pero con mucha calidez. Rukia se estremeció pero, igualmente, lo abrazó dejando que sus almas se fundieran en el calor de su abrazo. 

***

Pensamiento de  Ichigo.

     No permitiré que nadie me arrebate este rayo de luz que llegó a iluminar mi vida.

Fin del pensamiento.


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     Koooo-niiii-chiiii-waaaaaa!!!!♥

    σ(≧ε≦σ) ♡ Kyaaaaaaaaaaaah~

     Que hermoso es escribir Ichiruki x3 Espero que este capítulo les haya gustado. Esto sería todo por hoy, los amo. Cuídense. Ustedes me inspiran ¡YA SOMOS 1.8K LECTORES ♥W♥!

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