CAPÍTULO 36 - Mathew 's POV

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Mathew's POV

Y ahí estaba yo, tirado en el piso, golpeado por una chica ¡Buena vida Mathew, buena vida!

La figura de Sofia se hacia cada vez más pequeña, recosté mi cabeza en el pavimento de la vereda lentamente. Quería que viniera un camión y me pasara por encima unas quinientas veces, esperé unos minutos y como no pasaba nadie, me paré del suelo con rapidez.

Empecé a caminar hacia mi casa pensando en la gran mentira que le había dicho a Sofia, ella nunca se calló de un árbol y tampoco habíamos ido a una fiesta.

Flashback

Este abrazo es el mejor que me han dado en toda mi vida, pero de repente escuché un sollozo en mi oído. Me despegué de Sofia y la miré, su cara estaba empapada y tiritaba cómo nunca había visto, sin decir nada salió corriendo. No la seguí, tal vez necesitaba su espacio...

Pasó un rato y Sofia no volvía, así que salí a buscarla.

-¡¡SOFIA!! ¡¡SOFIA, ¿A DÓNDE ESTÁS?!!- el silencio de la noche permaneció intacto- ¡¡SOFIA!!- esta escena se repitió por un largo rato y por distintos lugares.

La había buscado por todas partes y no la había encontrado ¿Y si le pasaba algo? Seria mi culpa.

A un kilómetro había un kiosco abierto, caminé hacia él y compré lo único que pensé que iba a calmarme aunque no fuera asi.

-Em... Hola! Em...

-Mira niño llevo aquí toda la noche y no estoy para balbuceos, así que si quieres algo me lo dices y si no, puedes seguir derecho por donde venías.- dijo con voz ronca el tipo que estaba dentro de la casucha.

-Okay, lo siento.. Quiero una cerveza.. - respondí dudando de mis palabras.

-¿No eres muy chico?

-Tu no estás para balbuceos así que mejor me das lo que te pedí.

-Punto para ti niño- respondió poniendo una lata sobre el mostrador- ¿Desea algo mas su majestad?

-Nop- hablé extendiendo mi mano con el dinero.

Miré la lata por unos minutos, nunca había hecho esto. Ni siquiera sabía que sabor tiene la cerveza. Después de pensarlo hundí la chapita del envase y la dejé abierta examinando el líquido dorado que yacia en la lata.

Okay... Uno, dos, tres.

Pensé antes de darle un sorbo a la cerveza. Sentí el amargo líquido recorrer mi garganta. Definitivamente no me gusta la cerveza. La tiré a un costado del pavimento.

EL CEMENTERIO PEDAZO DE NEGLIGENTE.

¡Eso es! Ahí estaba Sofía, en el cementerio.

Corrí hacia allí y al llegar me sorprendí al verla sentada con las rodillas pegadas al pecho reposando su espalda sobre la tumba de su madre.

-Mathew.- dijo con un hilo de voz.

-Sofia por Dios santo. -le dije sentándome a su lado- estás helada.

-Tengo frío Matt. - Respondió tiritando.

Me saqué la campera que traía puesta y la coloqué sobre sus desnudos brazos, ella me miró con una débil sonrisa. Apoyó su cabeza en mi hombro suavemente y suspiro con fuerzas.

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