Había madrugado nada más para hacerle un desayuno a Aria, y también uno para mi.
Llegue hasta su habitación y abrí la puerta con sumo cuidado de no despertarla -de eso me encargaría yo-. Deje los desayunos en una pequeña mesa .
Me acerqué y me decidí darle un beso, al empezar a darlo Aria se despertó de inmediato pero adormilada y me pegó un manotazo.
- Auch, Aria. Ese si que dolió.
- ¿Géminis?
- Él mismo.
- Perdóname, pero estaba muy dormida.
- Tranquila, mira lo que te traje. Tú desayuno en tu propia cama.
- Gracias.
Ahora esta vez era ella la que me besaba pero en forma de agradecimiento.
Le entregué su desayuno y yo tomé el mío.
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- Esto se ve muy delicioso y saludable, voy a disfrutarlo mucho.
- Eso espero... Ella sonrió afirmando que sí lo disfrutaría.
Ya habíamos empezado a comer el desayuno. Media hora después ya terminamos de comer.
- Voy a ir a ducharme, para que vayamos a donde te dije.
- Okay, iré a dejar esto abajo y alistare todas las noches, y el dinero para que no nos pase lo de la vez pasada.
- Bueno
Salí de la habitación y termine de arreglar lo que llevaríamos, iríamos a un tipo de excursión a un pequeño bosque, ahí se podía acampar o pagar el alquiler de una cabaña. En el paquete decía que estaríamos ahí dos días, con comida incluida, Aria y yo nos decidimos por llevar dos botellas de agua.
Oí una voz a mis espaldas.
- ¿Listo? ¿Nos vamos ya?
- Si vamos.
La tomé de la mano y salimos, un taxi esperaba por nosotros. Subimos nosotros y también los bolsos.
- Que bien que conseguimos los lugares para esta fecha.
- Sí pensé que no lograríamos apartar los lugares, pero esta vez la suerte estuvo de nuestro lado.
- ¡Por dicha!
Llegamos a nuestro destino rápidamente bajamos los bolsos y vimos a una señora que esperaba nuestra llegada.
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- Hola jóvenes, ¿desean dejar sus pertenencias en su cabaña e ir a la caminata?
- Hola, claro que sí asistiremos, ¿cuál es el número de la cabaña?
- 34C, aquí está la llave.
- Gracias.
Aria agarró la llave y nos fuimos, buscamos la cabaña hasta que la encontramos. Dejamos los bolsos y nada más nos llevamos las botellas llenas de una fría agua.
- Este lugar es encantador. Le dije a Aria.
- Demasiado, siempre me ha gustado venir aquí.
- ¿Antes venías?
- Si con varias de mis amigas, antes de estar en el internado.
- Oh ya veo...¿las extrañas?
- No, al final me di cuenta de que son todas unas hipócritas.
- Mejor tenerlas de lejos.
- Exacto.
Llegamos donde se encontraba un gran grupo de personas. Nos dieron a elegir si queríamos ir a un hermoso río ó aguas termales.
- ¿A dónde vamos?
- Vamos a las aguas termales.
- Sí vamos allí.
Se dividieron en dos grupos de personas, las demás personas, Aria y yo nos fuimos por el camino de la izquierda.
A las pocas minutos llegamos, a nosotros nos tocó una mediana piscina termal.
Aria se quitó la ropa hasta quedar en un vestido de baño negro, yo por mi parte quede en una pantaloneta.
Aria empezó a besarme y yo la tomé por la cintura y ella tenia sus brazos al rededor de mi cuello. Me gustaba tanto que Aria tomara la iniciativa de todo y tampoco le diera vergüenza besarse como nos besamos en este momento.
- Te amo, nena.
- Yo mucho más. Te amo.
Me dio otro beso y sonrío entre mis labios. En un momento Aria se volvió y quedo a mis espaldas, la abrace por su cintura para luego quedarnos así por varios minutos.
Llego salimos para ir a comer, Aria se secó y se puso un vestido de tela delgada y unas sandalias.
Íbamos caminando, yo con el brazo alrededor de su espalda y cuello, bueno y sin olvidar los múltiples besos que nos dábamos.
