5. Un Suceso Más Que Extraño

2.6K 191 10
                                    

Niall

Los chicos se habían ido hacía una hora después de que habíamos terminado de ver los cómics quedándome solo en casa, como siempre. Todo estaba tan silencioso, ni un solo chasquido ni el sonar del viento se escuchaba, provocando que me aburriera enormemente.

Di varias vueltas por la casa pensando en hacer algo, pero no quería ver más televisión, tampoco quería tocar la guitarra. Pensé varias veces si irme a dormir, pero no tenía sueño, así que preferí tomarme una cerveza y así tal vez relajarme un poco con todo esto de Ángela, deseando con que la bebida haga efectos adormecedores en mí.

Caminé hasta la cocina y abrí el refrigerador, pero me encontré con la gran sorpresa de que no había ni una cerveza en él.

« ¡Qué genial, ahora tendré que ir al supermercado a comprar cerveza!», pensé para mí mismo mientras rodaba los ojos.

Tomé mis llaves del departamento, celular y dinero. Me puse el abrigo que posaba en el gancho sujeto a la puerta principal. Me puse el abrigo procurando quedar completamente cubierto. Este otoño ha sido consideramente frío y ventoso. Luego salí de allí suspirando con cierta amargura.

Caminé por las calles solas y oscuras con paso apresurado. Hacía bastante frío, más de lo normal, así que durante la caminata me froté las manos varias veces y las calentaba con mi aliento.

De pronto por un callejón salieron sin que yo los advirtiera tres hombres encapuchados, que pasaron caminando tranquilamente con sus manos en sus bolsillos, cuando estuvieron al frente de mí, me miraron amenazantes. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Recé mil veces el padre nuestro mientras mi corazón se aceleraba. Pero al ver que siguieron su camino sin detenerse me tranquilicé, así que solamente seguí caminando con un paso más veloz para alejarme lo suficiente de aquellos hombres.

Traté de olvidarme de ellos, sin embargo no pasó tan solo unos segundos cuando sentí a alguien detrás de mí que me daba un golpe por el estómago, tomándome desprevenido.

Me incliné tomando mi estómago con mis manos del dolor mientras apretaba mis ojos con fuerza. Me quejaba a grandes volúmenes cuando recibí otro golpe por la cara haciéndome tambalear y para rematar mi caída. Otro de los individuos me golpeó el costado con una patada realmente fuerte.

Mi mirada era borrosa gracias al dolor punzante y mortal que sentía, acompañada de la oscuridad solo pude darme cuenta apenas que eran los mismos tres hombres que caminaron en dirección opuesta a mí antes.

Los hombres aprovechando que estaba muy débil y en el suelo metieron sus manos en los bolsillos de mis pantalones. Yo me empecé a mover, queriéndome poner de pie en intento de defensa, pero uno de los tipos me pateó otra vez por el estómago y eso provocó a los otros dos tipo a que me siguieran pateando. Sacaron mi celular y mi dinero mientras yo me retorcía del dolor.

—Y por ser el estúpido más estúpido del mundo—dijo uno de los hombres apuntándome con un arma como si yo fuese la cosa más despreciable del universo—. Esto es lo que pasará.

—No lo hagas—uno de ellos advirtió. Pude darme cuenta de que su voz estaba temblando.

— ¡Es una perra!—dijo el que sostenía el arma—. ¡Hazlo! ¡Mátalo!

Solamente escuché un sonido ensordecedor de un disparo y comencé a sentir un ardor que me quemaba emanando de mi costado.

Los tipos salieron corriendo con mis cosas, mientras que de mi parte izquierda de mi estómago brotaba un líquido espeso. Sabía que era sangre.

Esta salía de mi cuerpo sin parar, me ardía enormemente y el aire comenzaba a faltarme a los pulmones. Siempre había odiado la sangre. Verme herido hacía que me desmayara irremediablemente y esta vez no era para más.

Empezaba a ver borroso, pero no era el borroso como cuando tienes lágrimas en los ojos, sino un borroso de estarme quedando ciego. Pedí ayuda sin cesar, aunque mi voz no sonaba ya en mis oídos. Estaba comenzándome a sentirme sordo. Ya no sabía ni lo que estaba diciendo.

Nadie me escuchaba, o al menos eso parecía. Parecía estar solo en el mundo.

— ¡Ayuda!—jadeaba ya sin aliento—. ¡Ayuda!

Empecé a llorar al darme cuenta de que probablemente iba a morir solo y que nunca pude haber intentado estar con Ángela.

Todos mis sueños de ser cantante y músico, de pertenecer a una banda junto con mis mejores amigos, de tener una vida con el amor de mi vida, casarme, tener hijos. Todo eso iba ser truncado.

— ¡Ayuda!—seguía clamando por mi vida mientras tanto sentía como mis párpados pesaban cada vez más conforme salía más sangre de la herida de mi costado.

De pronto miré levemente una figura oscura que se había posicionado de pie en frente de mí. La luz del faro ocultaba todas sus facciones.

Temí a que fuera el espíritu de la muerte o un ángel viniendo por mí.

— ¡Ayuda!—le volví a decir más débil.

—Eres muy joven—dijo la figura, sonaba a un hombre con voz muy oscura y se puso de cuclillas analizándome.

—Por favor...—dije secamente ya sin aliento.

—Te mereces otra oportunidad—dijo el hombre o lo que fuera.

Lo miré por un par de segundos, hasta que el peso de mis ojos ya no lo pude soportar, la debilidad me había ganado, cerré los ojos y todo se oscureció. Como si fuera un sueño, imágenes de mi vida pasaron por mi mente.

Vi a Ángela sonreír, me vi a mismo besándola hace tan solo unas horas, vi la imagen de los chicos sentados en el sofá mirando los cómics por la televisión. Vi en tan solo fracciones de segundo momentos de mi vida.

De pronto ya no supe nada más, era como si me hubiera quedado profundamente dormido.

El Chico Detrás del Superhéroe | COMPLETA ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora