19. ¿Qué te pasa Ángela?

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Ángela POV

—Hola Niall—hablé de inmediato que escuché que el teléfono dejó de timbrar.

—Hola Ángela—su voz era ronca y seca a la vez, me hizo estremecerme en un escalofrío.

— ¿Estás bien?—le pregunté atropelladamente— ¿Te diste cuenta del asalto a una mujer por tu casa…? —me quedé callada al sentir que lo estaba bombardeando con mis preguntas.

—Sí, estoy bien—suspiró—. Y sí, me di cuenta del asalto.

— ¿Sabes qué realmente pasó ahí? —pregunté mientras me mecía nerviosamente sentada en mi cama.

—Pues, sólo lo que escuché en las noticias.

—Pensé que sabías…—dije bajando mi voz, finalizando mi frase inaudiblemente.

—No—dijo normal.

—Entonces todo bien por tu casa—volví a repetir. ¡Dios mío! Parecía una tonta.

—Todo bien—dijo con una risilla.

—Lo siento—me disculpé llevándome una mano a la frente metiendo mi flequillo detrás de la oreja.

— ¿Porqué?

—Por el bombardeo de preguntas.

Niall rió.

—No te preocupes, es lo normal que me preguntes. Todo el mundo quiere saber quién fue el salvador de la mujer y su hija.

—Sí…—dije pensativa.

— ¿Mañana nos vemos a la misma hora en el mismo lugar?—cambió de tema.

—Claro, duende.

—Ok—dijo con ese típico tono jovial.

—Buenas noches—dije riendo.

—Buenas noches, Ángela.

***

Al día siguiente entré al comedor de la universidad, había llegado algo temprano para mi sorpresa. Miré el reloj que colgaba de la pared, eran las 7:25 de la mañana.

Ese día me había sorprendido bastante haber sido tan rápida para prepararme, no es que fuera una chica lenta para eso, siempre solía ser lo más práctica en el sentido de la ropa y el maquillaje. Pero esta vez, fui más rápida de lo normal.

Me encontré sola, sentada en la misma mesa donde los chicos y yo siempre nos sentábamos. Saqué mi celular del bolsillo y comencé a escuchar la música que tenía en la lista de reproducción. No había pasado ni siquiera tres canciones, cuando sentí un suave toque en mi hombro, giré la cabeza y me encontré con unos ojos que en ése preciso momento los encontré realmente hermosos. Sentí la sensación de unas mariposas revoloteando por todo mi estómago.

El chico dueño de esos ojos se sentó a mi lado y me dio un beso en la mejilla, sentí como mis dos mejillas comenzaron a arder.

—                ¿Estás bien?—me preguntó el chico que me rehusaba a mirar por miedo a que me descubriera.

—                Sí, genial—mentí en cierto modo ya que me sentía incómoda y extrañamente nerviosa.

—                ¿Qué escuchabas? —cambió de tema. Y sentí la necesidad de mirarlo al chico al rostro.

El Chico Detrás del Superhéroe | COMPLETA ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora