40. Desconcierto

1K 105 9
                                    

—Mañana te necesito aquí, a la misma hora—avisó Helmer de pie al frente de la mesa donde cenábamos el profesor Harries y yo en el gran comedor que él tenía.

Yo en ese momento, estaba cortando con un cuchillo, un filete de carne de res en salsa de hongos, que sabía exquisito.

No tenía ni idea de que además de Helmer existía otra empleada que trabajaba para el profesor Harries llamada Jane, que era una señora de alrededor de unos cincuenta años aproximadamente. Parecía que llegaba a la mansión a trabajar por unas horas.

Ella había realizado la cena.

Me imagino que era por que Helmer ahora estaba un poco más ocupado por mi asunto.

— ¿Le enseñarás a pelear?—preguntó el profesor a Helmer una vez que Jane salió de la habitación del comedor. Al parecer ella no sabía de mí.

—Así, es—confirmó Helmer con un asentimiento—. Defensa personal—comentó Helmer de una manera confidente.

Asombrado enarqué ambas cejas.

— ¡Me parece genial!—exclamé bastante emocionado.

— ¿Les puedo ayudar en algo?—preguntó la insistente voz de Jane, su rechoncha figura aguardaba en el marco de la puerta.

—No, Jane, es suficiente—habló el profesor Harries con notable impaciencia—. Ya puede irse.

—Está bien, señor Harries—contestó la mujer—. Sólo que me parece que el joven que está presente aquí, necesita algo—preguntó la mujer mirándome con recelo.

El profesor Harries me miró de inmediato.

Yo me revolví en mi asiento un poco incómodo por la situación.

—Niall, ¿Se te antoja un postre?—me preguntó el profesor de una manera que me motivaba a negarme.

—Pero es que… —balbuceé débilmente.

— ¡Si quieres pídele uno!—dijo el profesor, ahora siéndome contradictorio todo—. No te avergüences, sobrino.

En ese momento, miré al profesor con el ceño fruncido, pero él me miró de forma firme.

—Bueno, gracias tío—seguí la corriente de la mirada del profesor.

—Iré a traer, el que tengo en la refrigeradora—dijo la mujer sonriente.

—Además, de que necesitas grasa para formar músculos—comentó el profesor de nuevo—, aún requieres más masa corporal para pesos livianos ¿No crees?

En ese momento miré incrédulo al profesor, pero acepté que debíamos de ser discretos de que Jane no se podía enterar de nada.

—Perdonen que me intrometa, pero—dijo Jane de inmediato que me traía el postre y me lo servía —. ¿Tú quieres ser boxeador?—preguntó la mujer en un tono no muy contenta.

—Sí—contesté sin creérmelo yo mismo.

—Eso es muy peligroso—comentó la mujer un tanto enojada—. Eres un chico muy joven y lindo para esas cosas rudas y grotescas.

No sabía ni qué decir.

—Pues…–balbuceé apenas, ya que la señora me interrumpió.

—Te quedarás sin dentadura—ahora dijo dándome la cuchara para el postre que era un cheesecake de limón.

—De hecho para mi opinión, no deberías, Niall—ahora habló el profesor Harries. Lo miré de inmediato bastante desconcertado.

— ¿Por qué?—pregunté de inmediato.

El Chico Detrás del Superhéroe | COMPLETA ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora