42. Terminado

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Niall POV

 

¡Dios!

¡Qué complicada que es la vida!

Yo sabía muy claro que tenía que realizar mi vida universitaria, como cualquier chico, común y corriente. Por lo mismo, debía de cumplir con mis deberes.

Pero está vez tendrá que esperar.

Prometí para mis adentros que debía de realizar el trabajo de la profesora Liderman, aunque no durmiera. Pero también debía de ir a todos los entrenamientos que Helmer me convocara.

Y él me había convocado para ese mismo día.

Moría de ganas por llevar a Ángela a mi casa y realizar el trabajo.

Moría por verla mucho más tiempo, del que está regido el horario de la universidad.

Noté su gesto de decepción.

¿Será que ella también quería tenerme a su lado por más tiempo?

Espero que no sea una ilusión.

Apenas terminó la última clase del día de universidad, tenía que inventar una buena excusa, para poderme escapar de los chicos y de Ángela. Ya que como sabemos, él siempre me llevaba a mi casa en su auto.

—Me iré por mis propios medios, chicos—dije para cuando Liam ya nos iba conduciendo a su auto.

— ¿Qué?—preguntó Liam mirándome con el ceño fruncido—. ¿Por qué?

—Bueno, se nota mucho que casi no cabemos en el auto—observé el auto de Liam. Él tiene un auto para transportar a cinco personas y conmigo seríamos seis. Aunque aún así, muchas veces hemos ido, todos apretados.

—Siempre viajamos los seis—recordó Ángela. Asentí a ella—. Pero, ya recordé, que hoy no podías hacer la tarea de investigación conmigo, es decir que estás ocupado.

¡Gracias Ángel!, agradecí mentalmente.

—Sí, tengo que hacer compras de comida y cosas para el departamento—improvisé y no me fue tan mal—. No hay jabón de baño, ni papel higiénico.

¡Mucha información, Niall!, me regañó mi mente.

—Oh ya—comprendió Liam mientras asentía levemente, tratando a la vez de abrir su auto, poniendo la llave en el llavín de la puerta—. Bueno, si quieres te dejo en el supermercado.

—Te lo agradecería mucho—pensé que sería muy extraño que le dijera que no, ya que esa había sido mi mentira.

Minutos después, los chicos y Ángela se despidieron de mí, al frente del supermercado al que siempre frecuento para comprar los víveres del departamento cuando me hacen falta por mucho.

Esperé a que ellos doblaran la esquina, para que se perdieran de vista.

No perdí el tiempo. Eché a correr lo más rápido que pude en dirección saliendo de la ciudad, hasta llegar a la mansión del profesor Harries.

Como siempre, no tardé ni cinco minutos en llegar.

—Llegas un minuto tarde—me recriminó Helmer cuando me vio al otro lado del portón de metal.

Me encogí de hombros antes de contestar.

—Tuve que despistar a mis amigos—contesté como excusa, porque realmente eso fue lo que pasó—. Les dije que me dejaran en el supermercado porque ellos siempre insisten llevar a cada uno a casa.

El Chico Detrás del Superhéroe | COMPLETA ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora