38. Nota Misteriosa

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Niall POV

 

Puse un pie fuera del auto de Liam.

Sí, esta vez él nos llevó a cada uno hacia nuestras respectivas casas.

—Gracias hermano—le agradecí para cuando cerré la puerta del asiento de atrás de Liam.

—Con gusto—dijo él mostrando una sonrisa.

Ángela estaba sentada en el asiento del copiloto.

—Adiós Niall—se despidió ella con una sonrisa que me congeló. Pero antes de que le pudiera contestar, escuché un sonido.

Miré hacia mi casa que estaba de espaldas de mí.

— ¿Qué pasó Niall?—preguntó Ángela al notar que miraba detenidamente hacia mi casa.

—No nada—dije volviendo a ver a Liam y Ángela—. Debió de ser un gato.

— ¿Qué escuchaste?—preguntó Liam mirándome con el ceño fruncido.

—Un ruido, como de adentro de la casa—dije normal pero estaba un poco asustado. No me dio buena espina.  

— ¿Vamos a revisar?—preguntó Liam.

—Puede ser un ladrón, Niall—dijo cautelosa Ángela.

—Mmm—pensé unos segundos—. Bueno—dije al recordar que ellos no sabían de mí. También pensé que podía ser Helmer o el profesor Harries, pero ellos no eran de visitar mi casa no antes llamarme.

—Vamos—dijo Liam mientras se quitaba el cinturón y salía del auto.

—Si ves algo extraño, te vienes adentro de la casa—le dijo Liam a Ángela.

—Vale—ella asintió.

Los dos entramos a mi casa, yo cautelosamente había abierto la puerta principal y encendí la luz. Revisamos la sala, la cocina, mi habitación y todo parecía normal y nada fuera de su lugar.

—Parece que fue un gato, entonces—dije aliviado.

—Sí—dijo Liam con una sonrisa.

—Gracias de nuevo, hermano—agradecí a Liam mientras estrechaba su mano.

—No hay de qué—dijo este sonriendo y mientras salía de mi casa—. Adiós Niall—dijo él despidiéndose con un asentimiento.

— Adiós Liam—dije mientras le daba un abrazo fraternal— ¡Adiós Ángela!—medio grité a ella que estaba aún sentada en el asiento del copiloto.

— ¡Adiós Niall! —ella sacudió la mano con una sonrisa.

En ese momento quería correr hasta dónde ella estaba y besarla pero por Liam, sentía no debía hacerlo aún.

No era muy tarde, eran apenas las nueve y treinta y cinco de la noche.

Me senté pesadamente en el sofá de la sala de estar.

Debía admitir que estaba lleno. ¡Sí! Es algo que nunca admito, ya que soy conocido como el «tragón sin fondo» o cómo Ángela me dice, « estómago con fondo misterioso».

—Ay—me quejé de mi llenura, el estómago lo sentía a reventar. Y no era más, si habíamos ido a una feria que había abierto cerca de la universidad y ahí me comí como quince hot dogs, más papas a la francesa y vasos de refresco de soda. Todo eso sin mentir.

El Chico Detrás del Superhéroe | COMPLETA ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora