11. Un Gol Increíble

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Niall

Mientras caminaba hacia el salón iba pensando en lo que me había contado Ángela en el comedor hacía un rato.

Ella realmente estaba preocupada por mí y lo que más me llamaba la atención es que ella haya tenido otra vez una premonición, que por cierto, ya hacían muchos años de que ella no las había vuelto a tener.

Recuerdo cuando varias de ellas se cumplieron: una de ellas fue cuando Harry tuvo aquel accidente.

Me lo contó justamente después de que la vi besando a Harry. Él estaba dormido en una de las camillas del hospital, en un coma inducido porque sus heridas en la cabeza necesitaban sanar.

Iba a visitar a mi amigo, pero al ver por el umbral de su habitación la vi acercarse a él con todo el amor que jamás tendría por mí.

Recuerdo haber salido corriendo de allí con lágrimas en los ojos y que choqué con Anne, la madre de Harry que también había llegado a visitarlo.

Ella me tomó de los brazos y me abrazó llorando. Me dijo que se sentía muy agradecida con nosotros por todo el apoyo que le hemos dado. También recuerdo haberme dicho que me siempre me había querido mucho. Que era un buen niño.

Luego no sé como volví a la habitación donde estaba Harry y nos encontramos con Ángela limpiándose las lágrimas. Anne saludó a Ángela y nos pidió a ambos salir para estar tiempo a solas con su hijo.

Ya estando afuera de la habitación de Harry, Ángela me contó todo. Yo sí le creí, pero me hizo prometerle que no le contaría ni siquiera a Liam, ya que esto era algo muy fuerte y los chicos creerían que ella lo hacía por llamar la atención. Aunque en el fondo pensé que hubiera sido habérselos contado y que ellos creerían ella se resistió. Así que he mantenido su secreto desde ese día.

Y lo que Ángela me contó acerca de mí, sí fue otra de sus premoniciones.

Solo yo sabía que sus premoniciones habían sido ciertas y no me extrañaba que eso que ella llamó «Horrible», fuera lo que ella vio en sueños.

Caminaba muy despacio hacia el salón, la verdad, no tenía muchas ganas de asistir, sin embargo, debía hacerlo «por mi futuro», como solía decir mi padre siempre que le hago mala cara ante su mandato de que haga mis deberes.

Entré al salón tratando de ser lo más silencioso posible, no quería que la profesora Martínez se diera cuenta de mi llegada tardía.

—Señor Horan—dijo ella volteándome a ver, ya que ella escribía en el pizarrón—. Otra vez llega tarde a clase.

A la profesora Martínez nunca se le pasaba nada y yo no podía ser la excepción.

—Lo siento, no volverá a pasar—dije para disculparme ante la profesora, mientras tomaba mi asiento.

—Luego dicen que porqué una no ayuda a los estudiantes—dijo ella refunfuñando. En el fondo, me daba gracia que ella siempre se quejara tanto.

Yo nada más me quedé ahí sentado en silencio, luego de que ella finalizara sus quejas y por fin empezara a explicar la materia.

A decir verdad, durante toda la clase, mantuve un tremendo tapón en mi cabeza. Se me enredaron todos los conceptos y nombres de cada clasificación de los compuestos químicos.

No sabía si es que estaba muy bloqueado por todo aquello que había sucedido el día anterior, o es que era muy bobo y no entendía nada de la materia.

Me preocupaba bastante no haber entendido nada porque ¿A quién acudiría para que me explicara? Si no podía entender aquí, era prácticamente tener la materia reprobada.

El Chico Detrás del Superhéroe | COMPLETA ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora