9. Cambio

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Niall

Al día siguiente, el pensar en los recuerdos de todos los acontecimientos de ayer, me han tenido en vela desde las tres de la mañana. Algo muy extraño en mí, ya que nunca en mi vida he logrado despertarme antes de las siete de la mañana.

Ese día debía de ir a la universidad. Aunque quisiera saltearme el día de nuevo y no quería que nadie me viera lo que he cambiado, debía de asistir. No quería que Ángela viniera de nuevo a mi departamento.

La madrugada fue un tiempo en que estuve despierto bastante aburrido, ya que no podía hacer nada más que estar tumbado, mirando a la oscuridad. No podía levantarme y comenzar a vestirme porque no quería salir de mi cama calientita y enfrentarme al frío por haber encendido la calefacción previamente.

Ya cansado de estar en lo mismo por mucho tiempo, decidí que lo mejor que podría hacer es terminar una tarea que había pospuesto por varios días. No antes, tenía correr al interruptor de la calefacción para encenderlo y calentar cada rincón del departamento.

Ya faltando una hora para que amaneciera había acabado con la tarea, y seguía tan despierto que decidí empezar a alistarme para ir a la universidad.

Me metí al baño para bañarme rápidamente, salí del mismo pocos minutos después con una toalla enrollada en mi cintura y me acerqué al ropero a buscar la ropa que me iba a poner. Vi nuevamente mi cuerpo reflejado en el espejo.

No podía creer que ese fuera yo ahora.

Volteé alejando los pensamientos de duda de mi cabeza y busqué la ropa que me iba a poner para ese día.

Me puse una camiseta blanca básica que usualmente uso para ponerme debajo de una camisa a cuadros. Mis bíceps se remarcaban un poco en ella y sabía que la primera que lo iba a notar era Ángela, así que me propuse a ponerme una camiseta a cuadros de color azul.

Sabía que afuera hacía frío pero lamentablemente mi abrigo favorito estaba dañado. Tenía que buscar el abrigo viejo de cuando apenas tenía quince años, que hasta me quedaba pequeño por el crecimiento y que ahora debía de quedarme aún más pequeño, haciendo que quizás se note más el cambio. Luego, debería de comprarme uno nuevo de mi talla.

Me terminé de vestir al ponerme las zapatillas deportivas que siempre uso y me miré en el espejo nuevamente.

—Me veo más grande—dije para mí mismo notando como los pantalones jeans y la camisa ahora lucían un poco apretados—. Espero que Ángela no lo note—anhelé por el hecho de que la ropa anteriormente me quedaba bastante holgada.

Estaba nervioso.

Podría inventar la excusa que el cambio debía al crecimiento y que de hace unos meses atrás vengo haciendo abdominales y flexiones por las mañanas como parte de un plan a largo plazo. Sin embargo, a decir verdad, lo que no me va a creer nadie es que un día me ven como usualmente fui y que al día siguiente me vean ejercitado y no tan menudo.

Hice un mohín en mis labios mientras me echaba la última mirada al espejo. Me ponía bastante nervioso mi extraño y repentino crecimiento.

Antes de que se me hiciera tarde para poder desayunar en paz y sin prisas, me puse a meter los libros del día en mi mochila.

Salí de mi habitación, tirando la mochila en el sofá y caminé hacia la cocina a prepararme algo de desayunar.

El hambre comenzaba a mostrarse en mi estómago, con esos sonidos algo molestos e incómodos, así que me preparé unos hotcakes, me hice una avena fría para tomar algo y como toque especial les agregué nutella a los hotcakes.

El Chico Detrás del Superhéroe | COMPLETA ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora