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Como Rick nos explicó, las escaleras están ocultas por un gran escenario, subimos callados pero Austin no suelta mi mano en ningún momento, el silencio no estaría ayudando, solo logra que mi cerebro se replantee esta locura.

Dobla hacia su izquierda y entramos en un pasillo ancho y oscuro, nos adentramos en el y las luces se encienden solas por el sensor de movimiento, dejamos atrás unas cinco puertas hasta que llegamos a una distinta, más grande y de color negro, Aust acerca la tarjeta y la puerta se abre con un ~Clic~ entramos despacio y Austin enciende una luz.

–Wow. – Es lo único que sale de mi boca, es un dormitorio impresionante digno de la realeza. –Tu jefe sí que sabe de lujos, ¿Crees que los detalles de la puerta sean de oro? – Claro que si, mi cerebro saca una conversación irrelevante por mi nervisismo.

Espero respuesta pero solo consigo silencio, me volteo pensando que quizás se arrepintió y me dejo sola aquí. Lo que encuentro no ayuda a mi mente a reaccionar. Sus ojos me aprietan, no le interesa el diseño de la habitación, me miran calientes e intensos.

Abro mi boca para intentar decir algo para relajar la tensión que hay aquí, pero ninguna frase quiere aparecer ahora, ni siquiera alguna oración absurda sobre decoración de interiores, solo puedo pensar en mi corazón acelerado y una pequeña duda que aparece y se desvanece cuando observo su rostro. ¿Qué sigue ahora? Austin da un paso hacia mí y solo me permito actuar.

Me acerco subiendo mis manos a su rostro, esperando sentir de nuevo su calidez especial, esta vez nuestras lenguas se tocan como primer movimiento y suelto un suspiro de satisfacción, no lo idealicé... Realmente besa como el demonio. Un demonio sensual.

El beso se intensifica en fracción de segundos, haciendo que mi cuerpo cosquillee y que quiera más, como esperaba es posesivo y abrasador. Por un momento pensé que me guiaba hacia la cama pero no, retrocediendo choqué contra una mesa de escritorio, naturalmente me sentaría abriendo mis piernas y atraería sus caderas hacia mí, pero este estúpido y hermoso vestido no me lo permite, así que solo me apoyo en la madera y empiezo a tironear de su chaqueta mientras él me ayuda sin separar sus labios de los míos, cuando su chaqueta sede, la tira hacia algún lugar con un gruñido y su salvajismo me excita, en un momento me separa de sus labios y voltea mi cuerpo que ahora queda de frente al escritorio, su cuerpo aprieta al mío desde atrás y jadeo al sentir su bulto apretado en mi trasero.

Una de sus manos se aprieta en mi cadera y la otra sube por mis curvas hasta apretarse en mi pecho, suelta un jadeo y algo que da vueltas en mi cabeza me trae a la realidad.

Esto esta mal, he pasado la línea que no debía con... Austin.

–Aust... Escuchame, esto...e-esto ...– Me falta convicción, me ha escuchado pero no ha disminuido su posesión ni un céntimo, es mas, podría decir que ahora ha aumentado su énfasis.

Sus labios mojados se pegan en mi lóbulo y tironean de el con la experta presión, mis estúpidos gemidos involuntarios le dan la fuerza necesaria para seguir, me reparte pequeños besos en la nuca y sus dientes rasguñan mi hombro, me volteo e inspiro hondo.

–Austin, mañana nos arrepentiremos de est...

No me ha dejado terminar, sus labios chocan con los míos y en contra de mis palabras los devoro, abrazando su cuello con mis brazos, podría decir sin mentir que el calor que desprende su cuerpo me consume, quiero hacerlo, pero... tengo miedo de lo que seguirá después. Su lengua y manos no me dan tregua, tentándome para dejar mi mente en blanco y disfrutar lo que me ofrecen.

Empieza a mover su cuerpo guiándome, ahora si hacia la cama gigante que descansa imponente al medio del lujo. De pronto pego un gritito de sorpresa cuando me empuja y caigo de espaldas al medio del cómodo colchón, él se queda parado un segundo observándome desde su altura, subo mi mano derecha para bordear mis labios que arden y laten por el trato que han recibido.

Aquí y AhoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora