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Es viernes. Hoy pasará a buscarme Maximus para salir a cenar.

Si hace pocos meses me decían que estaría tan nerviosa y dubitativa por una cita, me habría reído a carcajadas. Es un sentimiento extraño, una mezcla de emociones que no puedo controlar pero si puedo diferenciarlas, por un lado siento curiosidad y ansias por saber si irá bien, si me arrepentiré o seguirá sorprendiéndome... Por otro lado siento duda y culpa que me carcome la mente, como si dándole una oportunidad a otro hombre este fallando a mis sentimientos. Sentimientos que no comprendo, pero sentimientos al fin.

Además mil preguntas sin respuesta se atropellan en mi cabeza, ¿Si me enamoro de este hombre? ¿Si vuelvo a cometer las mismas equivocaciones? ¿Si intentar algo con el me ayuda a entender mis verdaderos sentimientos? ¿Me gusta Maximus o solo es un escape? Si no me hubiese enterado lo de Austin, ¿Habría aceptado algún día la invitación de Maximus?

Mi puerta se abre y entra Luke con un pack de cervezas en su mano izquierda, se ríe cuando me ve sentada en el mármol con mis manos en la cabeza.

–Pagaría lo que sea por leer tus pensamientos.

–Te volverías loco en un día.

Luke se ríe y acepto la cerveza cuando me la ofrece ya abierta. El agarra una y en vez de sentarse, se aleja unos pasos y se apoya en una columna al costado cruzando sus brazos.

– ¿Entonces cuál es la gran causa por la que has decidido por una vez que nos reunamos?

–Luke... has venido ayer...

–Lo sé, pero no porque me hayas invitado.

Pongo los ojos en blanco y estiro mis brazos hacia atrás. –Ya lo sabes. Dentro de dos horas Maximus pasará a buscarme y necesito que me ayudes a vestirme.

Luke toma un trago de cerveza y sonríe. –Mmm, hasta que lo has propuesto, ¿Quieres que te desvista ahora y te vista dentro de dos horas? No me gustan tus pretensiones pero puedo hacerlo.

–Eres un idiota– No puedo evitar reírme de su expresión "sensual" – ¿Por qué no te sientas aquí? – Le pregunto señalando el taburete, después una imagen aparece en mi cabeza y empiezo a reírme. –No me digas que no puedes...

A Luke no le hace gracia el chiste, sé que si la cerveza no fuese de vidrio ya me la habría tirado por la cabeza.

–Esa cabecita retorcida ha relacionado mal las cosas querida, ya que te interesa saberlo te cuento que soy el hombre.

Levanto mis cejas y él sonríe, es bueno que haya empezado a soltarse conmigo respecto a sus temas íntimos, y es verdad que si comparo al chico rubio de los piercing con él, podría decirse que es el hombre de la relación.

–Entonces pobre del chico...– Luke se ríe y me guiña un ojo.

– ¿Sabes qué? Ya sabía que me llamarías para que sea tu asesor de imagen, ayer cuando me dejaste ese mensaje extraño por debajo de mi puerta; por cierto tu letra es horrible; ¿Por qué me has escrito una carta?, Bueno, el caso es que me imagine que estarías aquí toda histérica pensando que debías ponerte...

– ¿A qué te hizo ilusión la carta debajo de tu puerta? – Le digo en tono burlón. El asiente y frunce el ceño.

–Si me emocione hasta que vi tu fea letra diciéndome que te habías vuelto loca y que tenías una cita con un bombón. ¿Es que no sabes usar whatsapp?

– ¡Chico que mala vibra tienes! ¡Era un chiste!

–Ya lo sé imbécil, tengo algo para ti, ¿Me esperas un segundo?

Aquí y AhoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora