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Intento pasar mi tarjeta para pagar la cuenta pero me dicen que solo se acepta efectivo, así que Austin paga una chorrada para haber consumido en total tres mariscos y dos bocados de pasta, lo único que sí funcionó fueron los dos vinos que nos tomamos, una botella para cada uno no está mal, ¿eh? Al salir y caminar en silencio hasta la esquina de la 5ta Ave nos despedimos como si nuestra cita hubiese sido una reunión de trabajo. Bloqueo mi mente hasta que llego hasta el trabajo, cuando subo al piso voy evitando personas hasta que llego a nuestra esquina personal. Luke me ve llegar y su rostro denota preocupación.

 Oh, mi pequeña...– Susurra, cansado de ver mis caras largas. Me da un abrazo mientras permanezco impasible. – ¿Lo has pasado muy mal? Creí que si te citaba era para arreglar las cosas...

Suspiro recordando que le mandé un mensaje en medio de mi crisis. Me alejo de él. 

– Nuestra relación se terminó... Fue una perdida de tiempo intentar sostener un capricho, solo tiramos de nuestra amistad hasta que ya no quedó nada. Espero que podamos encontrar de nuevo el equilibrio. 

La expresión de Luke se deforma. – ¿Capricho? ¿Qué demonios dices?–  Comienza con los reproches y mi paciencia ya está al límite. – Lexy me estás preocupando. ¿Estás ebria? 

Niego, pero mi cabeza da vueltas. – No quiero hablar más, Luke. 

– Es que no me dices lo que ha sucedido, pareces tranquila pero dices cosas horribles. 

Mad se acerca pero no llega a preguntarme nada porque me cierro como una ostra y le pido a Lorna el resto de la tarde, excusándome con una gran migraña. Camino hasta el Central Park y me recuesto en la hierva esperando que mi mente deje de girar, observando el cielo celeste y algunas aves revoloteando. Debo dejar de amargarme por todo, soy joven, puedo recuperar mi simpatía y carisma. Salir más, aprovechar la oportunidad que estoy viviendo en este magnifico lugar, me sobra el dinero y vivo en Nueva York. ¿Cuando quise más que esto? Era mi sueño y aquí estoy. Puedo crear una barrera y cerrarme en mí misma, pero ya es tarde para borrar mis sentimientos. Me duele el pecho, siento una presión que me aprieta el diafragma, pero soy buena para disimular e ignorar las cosas. ¿En estas semanas alejados solo ha llegado a la conclusión de volver a ser amigos? Al final me queda pensar que fui la única sentimental. Una horrible sensación de haber perdido el tiempo se invade en mi corazón. Cuando creí que seríamos feliz viviendo toda nuestra vida juntos. Me corro en mi lugar, siguiendo la sombra de un árbol y cuando se hace la hora del curso, me tomo un taxi hasta allí. Hoy no ha sido mi mejor día y el chef se ha dado cuenta, me ha tenido una paciencia extrema para su personalidad obsesiva y perfeccionista. Sin dudas es un hombre que no le gusta perder el tiempo pero tiene especial paciencia conmigo. ¿Me lo estoy imaginando?

Vuelvo a casa y veo otra vez los videos de cocina, mientras me concentro en la técnica en mi portátil, voy moviendo mis manos, cortando algunas verduras para hacerme una sopa. Hago porciones de más y las almaceno en mi refrigerador. Jess baja a comer conmigo y trae helado, lo acepto sin rechistar y le cuento con tranquilidad lo que ha sucedido.

– Se están enrollando demasiado. Ambos a la defensiva. Él se apresura diciéndote esa estupidez de la amistad y tú lo rematas con contarle todo con frialdad. 

Así es como lo sentí, lo hemos pasado mal... Pero estoy segura que él lo pasó peor con lo que le conté. 

– Está bien así, Jess. Imagina si nos compenetramos hasta un no retorno. Yo...yo estaba bien cuando eramos amigos.

¿Si yo no me creo como lo hará mi amiga?

– Creo que ya es tarde con esa "compenetración" de la que hablas, Lexy.–  Se queda un segundo en silencio mientras yo miro mis uñas. – ¿Te duele, no?

Aquí y AhoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora