-33-

118 5 0
                                    

Si hay algo que los seres humanos compartimos, es que tenemos días buenos y algunos no tan buenos. En mi caso este no es de los buenos, he roto dos tazas y he tenido que morder mi lengua cuando primero Fiona y después Cruella me han reñido por "Franelear con los clientes" Todo se debe a que hace una semana que Maximus viene sin falta en mi horario de descanso y se sienta en la barra para conversar conmigo mientras toma un café, cappuccino o escoces, según sea su humor del día. Siempre pide que yo se lo prepare, entiendo que a Fiona le gusta el hombre, me sorprendería si no fuera así, pero ¿Cruella? Podría decir que también podría gustarle, aunque tranquilamente podría ser su hijo, pero he escuchado una conversación mientras bromeaba con Toto y me ha quedado claro que Cruella conoce a Maximus y por alguna razón le tiene respeto, solo me queda pensar que me riñe porque ha notado que converso mucho con él. ¿Por qué le molesta? ¿Qué relación tiene con él?

Y con respecto al guapito por el que me he ganado el máximo odio de mi Jefa y enemiga íntima, cada día que pasa me interesa un poco más, aún no he aceptado salir con él, pero no se rinde y a diario me sigue preguntando, eso me gusta mucho. Aun no tengo intenciones de conocer a un hombre, mi cerebro está aún pensando en esos dos hombres por los que he llorado, Nick aún me escribe y no he cedido ante su insistencia, ni pienso hacerlo, cada vez que veo sus mensajes me enojo más con él.

Sonrío pensando en la posible cara que haría Cruella y Fiona si ven que Maximus me pasa a buscar por aquí, seria increíble. Eso me tienta a diario, ¿Por qué no saldría con él? No tengo compromisos pero si necesidades, el hombre me atrae físicamente, no es la atracción que sentí por Nick desde la primera vez que lo vi, ni mucho menos la complicidad y complemento que sentí con Austin... Eso me saca de peligro o eso es lo que quiero creer, no pasaré mi vida temiendo que cada hombre que conozca pueda afectarme sentimentalmente, conocer a alguien podría distraerme, Luke y Jess no paran de incentivarme.

Jess sigue insistiendo en que Luke quiere algo conmigo, ahora los tres salimos juntos y nos divertimos terriblemente, pero Luke no le ha contado su inclinación y yo respeto eso. Estoy un poco ansiosa porque he quedado con mi hermana el fin de semana siguiente, después de distanciarse de Bob el volvió a Toledo que es donde vivían juntos, Chels me ha contado que el imbécil ha dicho que quiere ver a Ben, así que la semana siguiente llevará él bebe para que vea a su padre, yo aproveché ese lugar neutral para decirle que le haría compañía hasta que Bob y Ben tengan su día, además así me aseguraré que Bob no tenga tiempo para intentar manipular a mi hermanita. La extraño mucho, estoy segura que con su boca suelta sabré más de lo que quiero, debo hacerme a la idea de lo que me enteraré ese día.

–Alexia... Hoy estas más desconcentrada que nunca, acabo de recibir una llamada de mi hija y necesito que me hagas un recado. Quizás tomando un poco de aire cambies de actitud– La observo seria intentando no expresar la indignación que consume mi cuerpo, genial. ¿Recado? ¿Ahora además de su mira seré su mensajera? ¿Quién demonios es su hija? –Es algo importante que necesito dentro de una hora, si no fuera importante no te daría esa tarea, pero mi hija es una mujer muy ocupada y en un descuido se ha olvidado de traerme lo que necesito– Su vestido negro súper apretado se reciente un poco cuando se sienta en su mesa de escritorio, se inclina para sacar una tarjeta de su cajonera y entregármela. –Es la empresa de mi yerno, date prisa, ya avisé que una de mis empleadas irá– Observa la hora y después me mira como retándome a que le diga algo. –A pie llegaras en diez minutos si no te pierdes, en una hora debo irme Alexia– Asiento contando mentalmente hasta cien y cuando me empiezo a desprender el delantal ella me para. –Ve así, así reconocerán que eres mi empleada.

Suspiro y vuelvo a atarme el delantal, se está burlando de mí. Cuando salgo de su oficina observo con curiosidad la tarjeta blanca y las letras negras.

Aquí y AhoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora