-28-

245 8 3
                                    


–Oye preciosa, ¿Con cuanta anticipación te despiertas para ir a trabajar?

Suelto un carraspeo ronco y somnoliento, la cama esta tan cálida y cómoda. Abro un ojo y me sorprendo un poco de verlo a mi lado, supuse que estaría trajeado y con un vaso de agua sobre mi cabeza para molestarme, pero no es así, está acostado de costado abrazando su almohada. Observándome con una sonrisa, sonrío de pronto avergonzada.

– ¿Alexia se ha sonrojado? O solo tienes calor.

¡Maldito! No he abierto mis ojos y ya se burla de mí, activo mi mano y la estaciono entre sus piernas, apretando su entrepierna.

– ¡Ay!

–Como pensé– Me rio ronca. –Aquí encontré algo más caliente que mis mejillas.

Posa su mano debajo de mi remera y la levanta de a poco, apoyándola en una copa de mi sostén.

– ¿Qué hora es, Aust? – Su mano masajea mi pecho en círculos.

–9:07.

Me incorporo como un resorte, creo que el cosquilleo en mi cuerpo por sus caricias acaban de drenarse, como mi alma. ¿Es que llegaré todos los días tarde? Creo que pasaré de bañarme por hoy.

Golpeo el brazo de Austin que me retiene, explota en una carcajada escondiendo su rostro en la almohada, un momento... Austin empieza su jornada un antes que yo. Gateo por la cama hasta pasar por encima de su cuerpo y observar su reloj de mano: Marca la hora 7:08

–Casi muero...

–No puedes morir antes de que te posea.

Aprovecho la situación para pasar mis dos piernas y sentarme en su cadera. Es la primera vez que estoy así, a horcajadas en su cuerpo, debo confesar que me excita tanto... él se incorpora un poco, acomodando la almohada detrás de su cabeza y subiendo un poco su cadera para colocarse justo en el lugar preciso. Austin no es el único que está sufriendo la falta de sexo, está claro que yo nunca disfrute de sexo a diario como el pero esta tensión tan palpable y auto-obligarme a posponerla... es una tortura, divertida, pero dolorosa.

– ¿Por qué me despertaste tan temprano, Aust? – Le digo ronroneando mientras estiro mis manos en su torso desnudo y tenso.

Levanta sus manos y peina mi cabello alborotado y lleno de bucles. –Me gusta mucho como luce tu cabello así.

Tiro mi cabeza hacia atrás y muevo mis caderas en círculo, encontrando un mínimo de satisfacción. Siento un pequeño gruñido salir desde su garganta y recién noto que es demasiado callado... o será que me he acostumbrado a Nick, que compartía su placer abiertamente con gemidos, jadeos y hasta gritos roncos.

– ¿Tu disfrutas las caricias, Austin?

Deja de tocar mi cabello y me mira frunciendo el ceño.

– ¿Por qué lo dices? – Lo miro separando mis manos de sus abdominales y cruzándolas en mi pecho, sabe que es porque me ha respondido evasivo. Pone los ojos en blanco y continua. –No le llamaría caricias, disfruto de la satisfacción después de la acción, no hay tiempo para caricias de por medio.

Hago una mueca, irónico pensar que Austin debe ser el hombre más experimentado en la cama que podría tener el placer de probar y al mismo tiempo es el menos experimentado en la intimidad, posiblemente el sexo es una transacción para él, intercambio de satisfacción momentánea para perder estrés.

– ¿Por lo menos besas a las mujeres?

Su carcajada hace que su pelvis se mueva y produzca presión.

Aquí y AhoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora