-20-

221 9 0
                                    


Nick ayudó a descargar las maletas y acepto el café que mi madre le ofreció, nuestras miradas se cruzaban por segundo y me sonreía de esa manera que me gusta tanto, quizá estoy pensando demasiado las cosas, debo aceptar que lo que la suripanta me largó toco fibra sensible en mi interior, pero no debo confiar en ella, Nick me dijo que me quería y aunque no se si eso es del todo bueno, me da un poco de seguridad. Cuando Nick termino el café sentado en el sillón de mi living, se levanto vacilando un poco y mi cuerpo salto como un resorte.

–¡N-No puedo subir mi maleta por las escaleras, ¿Me ayudas Nick?!– Dios mio, me volveré loca, solté todas las palabras atropelladas y en un tono demasiado alto. Sacando lo idiota que fue la petición, esta mi padre y Adam para ayudarme, tierra trágame, veo de reojo como mi madre sonríe. ¡Mierda!

–Claro, va a ser todo un desafío subir esa maleta– Mi madre se ríe por la broma y yo solo hago una mueca aun sin poder recuperarme de mi tropiezo.

Entro a mi habitación con Nick detrás y sonrío, no había notado cuanto extrañaba mi lugar hasta que he vuelto a verlo, todo mi desorden, sonrío mas al ver aun mi ropa interior a un lado de la cama, recuerdo ese día que nos besamos por primera vez, ese día que puse mis curiosas manos encima de el, ese día que me masturbe pensando en su lengua.

Dos semanas después aquí estamos, y puedo decir sin dudas que en dos semanas logre conocer cada detalle de su cuerpo a la perfección. Nunca había conocido a un hombre así, en detalle y con tan poco tiempo.

Mis pensamientos han cambiado mucho desde la última vez que estuve en mi habitación, me estoy replanteando un posible y dudoso futuro con un hombre que conozco muy pero muy bien en la cama, pero que desconozco totalmente en otros sentidos. Un pequeño grito de sorpresa sale de mi garganta cuando siento como me empuja a la cama, mi cama.

–No sabes las fantasías que estoy imaginando contigo en esta habitación, que tiene tu olor.

Estoy recostada boca arriba con Nick aplastándome, sus manos aprietan mis pechos por encima de la tela de mi musculosa lila, mis manos bajan a su jeans y empiezan a desabrochar sus botones, meto mi mano en su bóxer antes que pueda rechistar y suelta un gemido entrecortado.

–Ahora n-no debemos preciosa pero te lo prometo que te lo haré aquí, entre tus sabanas, en tu cama– Largo un quejido frustrado, lo quiero aquí y ahora.

Observo como vuelve a abotonar su jeans y me mira con morbo. Después se agacha y levanta mi braguita blanca, esa que use esa noche que nos enrollamos en Caliz y se la mete en un bolsillo, lo miro encogiendo mi cara.

–Eres asqueroso.

–Es un recuerdo que pretendo guardar por siempre– Me río pero después trago saliva, por favor que esto no sea una despedida y una sutil forma de decir que mi tanga y yo, seremos un recuerdo por siempre.

Me levanto sin poder controlar la puta intranquilidad que mi cuerpo siente desde que salimos de su casa del lago y de un salto rodeo mis extremidades en su cuerpo, se sorprende unos segundos pero siento sus brazos abrazarme, uno rodea mi cintura y el otro se aprieta en mi cabello suelto para pegarme a su boca, le doy un beso para que no me olvide, para que no se le ocurra dejarme ahora que tiene que volver a su rutina. Después de lo que creo fueron minutos en un solo beso nos separamos sin soltarnos jadeando y recuperando aire.

El me abraza aun más fuerte y esconde su cara en mi cuello mientras yo acaricio su dura espalda.

–No me iré Lex, no te dejaré.

Mi cuerpo se relaja tanto que me maldigo internamente, a cada parte de su cuerpo le quedo claro mi comportamiento extraño e inmaduro. Aspiro su aroma, muerdo un poco su cuello y su oreja, lo suelto con un suspiro, esto ya es demasiado cursi. El me sonríe y de una divertida forma acomoda su erección para que no se note tanto, agarra mis mejillas y me da un besito fuerte pero corto.

Aquí y AhoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora