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(Chelsea en la imagen)

– No se preocupe, ella está estable, tarda en despertar porque ha acumulado mucha tensión y su cuerpo debe estar exhausto. Ha tenido suerte...

Aclimato mis ojos, distingo un lugar que huele horrible y la luz es tan fuerte como la de un puto hospital o un interrogatorio, mi cuerpo pesa una barbaridad y siento mi boca más pastosa que nunca. Escucho algunos restos de conversación a mi alrededor, pero ahora estoy más preocupada por mi movilidad y por la sed que tengo.

–Tengo sed...

De pronto las voces se desvanecen y suspiro agradecida, además de sentirme inservible, la cabeza parece que me va a estallar en cualquier momento. Un hombre con grandes ojos marrones me observa con una pequeña sonrisa en su rostro y muevo mi cuerpo por instinto, ¿Dónde demonios estoy?

–Tranquila... Alexia, es bueno que se haya despertado.

Frunzo mis cejas y muevo mi rostro buscando el lugar de donde proviene la voz familiar.

–No te pongas nerviosa, Lexy. Te desmayaste y te trajimos aquí... El doctor asegura que todo está bien, te llevaré a casa después de los últimos resultados.

Mis ojos se pegan a los de Austin y lo que veo no me gusta nada, se ve demacrado, no me gustaría verme a un espejo para saber que seguramente me veo mucho peor.

–¿Estoy en un hospital? – Austin asiente pero se mantiene alejado de la cama donde estoy tirada. Me dice que no me ponga nerviosa pero me es imposible... –Austin...

Suspira. –Lo sé, odias los hospitales. Si dejas de ponerte así de nerviosa podrás irte hoy, si no, te quedarás toda la noche en observación. Elige.

Levanto mi brazo y muerdo mi labio cuando veo un catéter, en el mismo brazo descubro un pequeño cardenal un poco más arriba, en ese instante recuerdo el análisis de sangre que debía retirar. Me volteo hacia Austin que me mira, cansado.

–No creo que este realmente bien, mienten para no preocuparnos. Desde que volvimos de Miami no me siento bien, esta mañana mi ginecóloga me pidió un análisis de sangre y se la veía inquieta. ¿Por qué me han puesto una sonda? No creo que solo sea un análisis de rutina...

Gruño. Yo sabía que algo andaba mal con mi cuerpo, imbécil fui al pensar que podía ser un descontrol hormonal.

–¿Te hiciste un análisis de sangre y no me dijiste nada?

Mis ojos se abren y me acomodo mejor en la cama, que es bastante incomoda, debo agregar.

–¿En qué momento querías que lo dijera? ¿Cuándo metiste a Nick a mi habitación o cuando decidiste terminar nuestra relación sin darme oportunidad de expresarme con claridad?

Sus ojos se entrecierran y ambos nos exaltamos cuando la puerta se abre y entra otra vez el médico seguido de... Nick.

– ¿Qué haces aquí? – Gruñe Austin, perdiendo la poca paciencia que le queda.

Nick por su parte, pasa completamente de él y este sí se acerca a mi cama, demasiado. Toma mi mano libre y me sorprende que las suyas estén tan frías. Nick también parece muy preocupado.

–¿Cómo te has enterado, Nick?

–Te he traído...

Levanto mi vista hasta Austin que hierve de ira, camina de un lado a otro con los brazos cruzados, este momento es surrealista. Como no contesto nada, pero si me deshago de sus manos, continúa.

–Claramente, me quedé preocupado por ti, yo sí advertí que te veías mal y tenía miedo que algo te sucediera, no estaba equivocado, porque cuando él salió contigo en brazos yo aún seguía en el pasillo del apartamento, sin dudas es más efectivo llegar en coche que esperar una miserable ambulancia.

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