-43-

405 6 3
                                    

(Jess y Lexy, en la imagen)

Debo admitir que nunca creí que ver a todas las personas que quiero reunidas y amontonadas en mi pequeño apartamento me iba hacer sentir tan plena, completa. Hay días que despierto un poco melancólica y llego a la conclusión que no me merezco tanto cariño, por el simple hecho de que no lo brindo, no es que no lo sienta, lo hago, amo a estas personas, pero nunca me gustó demostrarlo tan abiertamente. Me avergüenza, me hace sentir débil. Pero todo se desmorona cuando observo a Austin, que en este momento me está sosteniendo creyendo que caeré de bruces al suelo, quizás lo haya hecho si sus manos no estuvieran apretándome tanto, ¿Cómo no podría demostrarle mi adoración? Soy de las mujeres que menosprecian a los hombres, aceptando orgullosa que no existe el príncipe azul y que una mujer quizás se desvaloriza si cae tan rendida ante uno, porque no existe el hombre perfecto y no puedes fiarte de ninguno, pero eso es mentira... Hay hombres perfectos y otros no, hay mujeres perfectas e imperfectas. En este caso siento que Austin es el hombre más maravilloso y perfecto del mundo y yo soy una mancha más de mujer imperfecta, creyendo que Austin se mensajea por Whatsapp con la pesada de su secretaria y ahora entiendo que quizás seguía pensando en mí, ha estado reuniendo a toda mi familia y amigos y ha logrado ocultármelo totalmente.

Ha pasado días, semanas, quizás un mes planeando el mejor viaje de mi vida y simultáneamente me ha hecho una fiesta sorpresa, todo para mí. No solo me hace sentir la mujer más dichosa y feliz del mundo, sino también me lo demuestra, me demuestra a diario que me tiene en cuenta hasta en el último detalle, me sorprende desde que abro mis ojos hasta que caigo rendida en una cama. ¿Puede un ser mortal merecer tanto? ¿Qué puedo hacer por él para ser mejor? ¿Qué puedo hacer para intentar llegar a su altura?

Lo primero que mi instinto me obliga hacer es voltearme y colgarme del cuerpo de mi hombre. Abrazo tanto su cuerpo que creo que suelta un quejido de dolor, suelto un sollozo que solo él escucha y sus brazos me abrazan fuerte, se acerca a mi oído.

–Todo está bien mi amor... Feliz Cumpleaños.

Tiemblo emocionada y cuando no hay rastro de lágrimas en mi rostro, comienzo a recomponerme y salgo de mi escondite en su cuello, le doy un beso corto pero sonoro y despacio me deja de nuevo en el suelo, suspiro y me volteo enfrentado a todos. Mi corazón que ya estaba revolucionado desde el viaje da un vuelco, corro hasta los brazos de mi padre y lo abrazo mientras me rio, él sonríe y me aprieta, suspiro relajada, lo he extrañado más de lo que quiero admitir... Así, me tomo mi tiempo saludando a mi madre, que llora como en una telenovela dramática, saludo a mi hermana que me levanta mientras mis piernas revolotean y me susurra en el oído un –suertuda– abrazo a mi hermano por un segundo y después recuerdo que es igual de parco que yo, así que después de soltarlo me disculpo y él se parte de la risa estirando su mano para saludarme como si fuera un hombre, suelto un gruñido y abofeteo a su mano que cae a un lado, más risas de su parte. Encuentro a Sam y le sonrío de costado, él me imita y de sus brazos salta a los míos Ben que está gigantesco y cada vez más parecido a su madre, él me babosea y en su dialecto extraño entiendo que quiere decir mi nombre y eso me sorprende una barbaridad, lo incentivo a que siga hablándome mientras que saludo a Luke que parece incomodo, ¿otro al que no le gustan los bebes? Mi estómago se encoje cuando la veo: Sophie, pero no parece ella, está muy diferente, no sé cómo explicarlo pero... además de eso está... tiene un bebé. Sophie carga un bebé muy pero muy chiquito, ¿Cuánto tendrá, un mes? Ella lo observa cuando yo lo hago y luego sube sus ojos cafés y me mira, no me sonríe, solo me mira sin brillo... Lo sé, está enojada conmigo y lo merezco, pero está aquí ¿No? Eso significa demasiado.

–Hola...– Atino a decir, cohibida.

–Hola Lexy...– Responde en un tono un poco más duro, estamos muy lejos de mi "morenita" y su "rubizorrón" eso me entristece.

Aquí y AhoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora