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Me despierto exaltada, estoy sudando a mares y mi piel vibra. Creí que al acostarme mucho antes de lo que acostumbro podría dormirme más temprano, pero no fue así... Terminé ocupando el tiempo en recordar que fue lo que pasó en ese club. Pude rescatar algunas conversaciones que me hicieron ver la realidad, recuerdo que Austin me dijo que no lo dejaba pensar con claridad porque lo atosigaba a mensajes, que quería dejar de pensar en mi por un segundo para aclarar su mente, me dijo que no dejaba de trastornar sus emociones... Uniendo esas ideas me di cuenta que le estoy haciendo sufrir lo que Nick me hace a mi. Aprovecho su vulnerabilidad para confundirlo, estoy buscando hacerme perdonar por las malas. ¿Y si no suelto a Nick porque aun no le perdono lo que me hizo hace ya tanto? ¿Si Nick sigue tirando de una posibilidad porque aun se siente culpable? Fue una noche en la que quizás dormí menos de lo que debía, pero mi mente comenzó a aclararse. Como plus tuve otro sueño erótico con Austin, era Halloween y ambos estábamos en un jacuzzi gigante, era todo psicodélico y no recuerdo de que íbamos disfrazados. 

  – Cortesía de Jessica, supongo. Está un poco obsesionada con esa fiesta y sin dudas ansiosa por perder la florecita con su moreno.

Hablo sola a mi reflejo en el techo, mientras mi cuerpo se recupera del engaño de mi subconsciente. Me levanto arrastrándome hacia la tina y mientras esta se llena observo mi cuerpo en el espejo, estoy más delgada, quizás he perdido unos kilos... Esos a los que Barry se le quejó y los que supongo que se acumularon por mi raíz de embarazo perdido. Mi mano se apoya en mi ombligo y suspiro. ¿Algún día podré hablar de esto con  Austin? ¿Algún día podré verme en un espejo y no pensar en ello? Observo mi rostro que por suerte ya no tiene rastro de resaca y gracias a la crema mágica que Mad me trajo desaparecieron mis ojeras. Mis mejillas están coloradas y mis pechos pesados, mis pezones duros. Creo que deberé darme un ánimo para soportar este viaje, será muy duro enfrentarme a un Nick con el subidón de seguridad que le regalé este fin de semana. Se que jugará a ganar y eso me preocupa mucho. 

Me siento en el borde de mi tina y meto mis piernas en el agua tibia/caliente, mi piel está sensible desde que Austin no me toca más y aun peor desde que Austin me tocó cuando bailamos. Apoyo mis dedos en mis rodillas y empiezo a arrastrarlos hacia arriba con lentitud, cerrando mis ojos y trayendo a mi mente todos los momentos que vivimos en esta tina, las veces que me ha tocado con sus fuertes y atrevidos dedos, la seguridad con la que marcan mi piel y saben donde posarse para hacerme conocer mil placeres. Aprieto mi clítoris y suelto un gruñido, recordando como su respiración resuena en mi oreja cuando la muerde, como sus manos se crispan en mis tetas cuando muerdo sus labios carnosos, como su lengua recorre mis labios vaginales y luego sopla, provocando en mi esas contracciones que me hacen gritar de placer... Gimo mientras acaricio mi sexo moviendo mis caderas, lo recuerdo apretándome contra su cuerpo mientras bailábamos al compás que él marcaba, estaba excitado, podía sentirlo en el calor que emanaba su cuerpo, en su bulto que rozaba mi cadera o mi trasero cuando me apretaba contra él. En su boca que soplaba mi cabello cuando estábamos muy cerca, quiero tenerlo entre mis piernas, quiero quedar sin aliento en sus brazos.  Cierro mis ojos al mismo tiempo que mis piernas se enroscan al sentir el primer indicio, comienzo a temblar y acaricio la entrada de mi sexo en círculos, mis dedos resbalan un poco con mi humedad y se adentran solo unos centímetros, cuando me vengo, me imagino a Austin comiendo mi sexo y a último momento, con los últimos espasmos me viene la imagen de Nick bajo la ducha, con su pene semi erecto, su mano deslizarse por sus abdominales y luego rozar su miembro provocando  en este una reacción, su rostro hacia atrás... Abro mis ojos, atónita por como mi mente se divierte confundiéndome. Resoplo, metiendo mi cuerpo sensible en el agua y froto mi rostro, acumulando agua en mis manos. ¡Dios mio! ¡Mi mente es una maldita avariciosa! Respiro aún acalorada. Quiero más... pero no mis dedos, quiero, quiero... ¿Quiero todo de ambos? Al final me toqué otra vez hasta que me vine de igual forma que la anterior pero esta vez tardé un poco más, pero dejé volar mi imaginación, de cualquier manera es un secreto con mi mente y con ella puedo hacer lo que se me de la gana... Hasta un trío candente con dos hombres irresistibles. 

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