CAP 2: New destiny

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Llevo un año y medio más o menos, en medio de la nada junto a Jaqen. Él me ha enseñado varias cosas y me ha protegido de los guardias reales que me buscaban. Me enseñó a tener una buena puntería lanzando cuchillos y me he vuelto más o menos buena en eso.

En lo que sí me he vuelto genial, es en el manejo de mi espada. Incluso Jaqen lo admite, porque lo he derrotado una o dos veces ya, ¡Y eso que pronto cumpliré dieciséis años!

Como sea, según Jaqen ya he cumplido mi entrenamiento y es hora de buscar mi destino, pero yo no tengo idea de a dónde ir.

–¿Una chica ya decidió a dónde irá? –Preguntó Jaqen mientras comíamos, sacándome de mis pensamientos.

–No lo sé. –Me encogí de hombros.- Podría convertirme en mercenaria, o buscar trabajo en algún pueblo, o... –Una idea se me vino a la mente.- Podría ir al muro.

–¿Una chica quiere ser una de los cuervos? Un hombre no cree que los cuervos permitan a una chica entrar a su hogar.

–Voy a intentar. No pierdo nada intentando. –Suspiré y terminé mi comida.- Mientras más pronto llegue, más pronto sabré si puedo ser parte de ellos. El invierno está llegando.

Me levanté y subí a mi caballo, colocándome mi capa y capucha conmigo. Miré a Jaqen y le sonreí, agradecida. Lo iba a extrañar.

–Gracias por todo Jaqen. Espero volverte a ver. –Sonreí.

–Un hombre va a extrañar a una chica. –Asintió, mirándome.

–Y una chica también va a extrañar a un hombre. –Le dediqué una pequeña sonrisa triste.- Valar Morghulis. –Sonreí, recordando lo que me dijo hace muchísimo tiempo.

–Valar Dohaeris. –Sonrió de lado, asintiendo.

Jalé las riendas de mi caballo, haciéndolo galopar. Comencé a cabalgar hacia el norte, hundida en mis pensamientos.

Tenía un nuevo destino, pero, ¿Podría yo ser aceptada por los hombres de la guardia de la noche? ¿Me mandarían a la mierda? ¿Podría yo, ser parte de ellos?

Eran muchas las preguntas que retumbaban en mi cabeza, y ninguna tenía respuesta. Solamente una.

¿Quería convertirme en una chica de la guardia de la noche?

Definitivamente.

Cabalgué día y noche por los próximos diez días, hasta que, finalmente, llegué al castillo negro y me detuve en la puerta, rogándoles a los siete dioses que me permitieran ingresar a la guardia de la noche.

Esperé varios minutos, muriéndome de nervios, hasta que las puertas se abrieron y vi a un señor viejo y barbón salir, acercándose hacia mí. Tragué con dificultad y suspiré, al saber quién era él. Ya lo había visto antes, y parece que él también me reconoció.

–Princesa Sisabella, ¿Qué hace usted aquí? –Preguntó, mirándome con confusión.

–Yo... No sé qué noticias le habrán llegado sobre mí, Lord Commander, pero le juro que no hice nada malo, simplemente escapé de casa por razones familiares y anduve sin rumbo los últimos casi dos años, y fui a parar aquí. –Dije, nerviosa.

–Por favor, pase. Le podemos otorgar refugio. –Me dejó pasar e ingresé al lugar.

Muchos hombres de todo tamaño y talla estaban ahí. Algunos peleaban con espadas de madera, otros trabajaban limpiando y así. Parecía que todo iba bien y que trabajaban bien en conjunto.

Mormont, el Lord Commander, me guió hasta el comedor, donde me otorgó un abrigo del color negro tan característico de los cuervos y se sentó a mi lado, ofreciéndome algo de comida caliente, que agradecí.

–¿Qué la trae por aquí? –Preguntó, tan cortés como siempre.

–Quiero ser parte de la guardia de la noche. –Dije, sin más.

Una risa se escuchó de fondo y giré para asesinar con la mirada al otro hombre viejo que caminaba hacia nosotros.

–Una mujer, una princesa, ¿una hermana de la guardia de la noche? No lo creo. –Dijo el tipo.

–¿Y tú eres? –Fruncí el ceño, mirándolo mal.

–Thorne, no fuiste invitado aquí. –Habló Mormont. Así que el viejo se llamaba Thorne.

–Bien. Les hago un trato. –Me levanté.- Si logro vencer a todos y cada uno de sus hombres, seré aceptada como una hermana de la guardia de la noche, si no, me iré.

–¿A todos? –Thorne se me acercó desafiante.

–A todos y cada uno. –Me acerqué de igual manera.

–Mañana. A primera hora. Te veré en el patio. –Dijo antes de largarse.

–Princesa Sisabella, permítame escoltarla hasta una habitación apropiada. –Dijo Mormont.

–Sólo Sisabella. –Sonreí.- Si mal no recuerdo, en la guardia de la noche solamente el Lord Commander puede tener un título.

–Eso es correcto. –Sonrió.

Mormont me llevó hasta una habitación, donde pude dormir y descansar en paz, cosa que no hacía hace mucho tiempo, pues vivía atormentada por los guardias reales y por lo que fuera que mi madre haya inventado para que me matasen o que se yo.

Desperté temprano y me vestí con la ropa que Mormont me entregó, y me preparé para pelear. Dejé mi espada y mi cuchillo en mi habitación y me dirigí al patio, recibiendo comentarios morbosos y muchas miradas de todos los hombres que se encontraban ahí.

–¡Escuchen, bastardos! –Exclamó Thorne.- Esta chica, la princesita Sisabella, –Me señaló.- quiere ser parte de la guarda de la noche.

Oí que todos se rieron y eso me enfureció. Les demostraría que era tan fuerte como ellos, y me ganaría mi lugar en la guardia de la noche.

–Y para esto, quiero que todos y cada uno de ustedes pelee con ella, –Sonrió mirándome mal.- Si ella logra vencer a todos, será aceptada como una hermana más, y podrá hacer su juramento junto a la tanda de nuevos. Si no... Ya veremos qué tan princesita es la princesa.

Rodé los ojos y tomé una espada de madera, de entrenamiento. Todos los demás tomaron una también y me puse al medio de todos.

–¡Tú! –Thorne señaló a un chico alto, de cabello oscuro y ojos verdes.- Tú serás primero.

–Sí, señor. –Caminó hacia el frente y me miró. Arqueé una ceja y me posicioné.- Trataré de ser suave, princesita. –Guiñó, poniéndose en posición.

–Trataré de no dejarte llorando en un rincón. –Sonreí, respondiéndole del mismo modo.

Los cuervos modularon un "¡ohhh!" con sus bocas y el chico se enojó y corrió hacia mí, atacándome. Sonreí emocionada y corrí hacia él también. 

The Crow Girl (Jon Snow)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora