CAP 50: Ramsay Bolton

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Esa noche no dormí. La idea de que algo andaba mal en este lugar me carcomía por dentro, así que me levante muy tarde por la noche y salí de mi habitación.

Me escabullí por el castillo y de manera silenciosa entré al calabozo, buscando algo que me dijera qué demonios sucedía aquí.

Entonces vi a un niño encadenado de brazos y pies en una jaula, y me acerqué corriendo allí, preocupada.

El niño tenía rizado el cabello, una piel blanca pero sucia, estaba débil y se veía que había sufrido mucho.

–¡Hey, amiguito! –Llamé, en un susurro para no despertar a los perros de las jaulas que estaban cerca.

El niño abrió los ojos algo atontado y me miró asustado.

–Mi nombre es Sis... –Me callé al instante.- Julie Snow. –Dije, corrigiendo mi anterior error.- ¿Y cuál es el tuyo?

–Rick... –Habló, con la voz ahogada.- Rickon... Stark.

–¿Eres hermano de Jon Snow? –Pregunté, sorprendida.

El pequeño asintió, sin saber por qué sabía aquello, así que decidí que lo ayudaría. Lo tenía que sacar de allí.

–No te preocupes. Te ayudaré a salir de aquí, pero no esta noche. Es peligroso. –Dije, el niño asintió con un destello de esperanza en sus ojos.

–Ramsay... él está loco... –Logró decir.

–No te esfuerces. Te traeré agua y pan. Ya regreso.

Sin decir más me escabullí hasta la cocina y robé una jarra de agua y un trozo de pan.

Regresé al calabozo y le di el pan en la boca al pequeño, y lo ayudé a beber el agua.

–Gracias... Julie. –Susurró.

–No es nada. Cualquiera que sea importante para Jon lo es para mí. –Suspiré, tratando de sonreírle al niño.

–¿Cómo lo conoces...?

–Es un viejo amigo. –Dije, interrumpiéndolo.- Te ayudaré a salir de aquí, y lo volverás a ver.

–Yo... no sé qué decir...

–No tienes que decir nada, pequeño. Te protegeré, lo juro. –Sonreí d lado, para darle confianza.

–Vete... antes de que te encuentre... –Dijo, débil.

–No te preocupes. Vendré mañana con un plan. Sé fuerte, Rickon. –Dije, para luego salir de allí y escabullirme hasta mi habitación.

Entonces me metí a la cama y por fin caí dormida.

Un golpe en mi puerta hizo que me levantara de golpe. Era Ramsay, y traía algo en su mano.

–¡Julie Snow! –Gritó, cerrando la perta detrás de sí.- ¿¡Qué es esto!? –Gritó, enseñándome en su mano...

–¿Una miga de pan? –Pregunté, somnolienta.

–¡Estaba en el calabozo! –Gritó.

Entonces me sentí palidecer. Había descubierto que ayudé a Rickon la noche anterior.

–Lo siento, solo quise ayudar al niño.

–¡Si está en el calabozo es porque es un niño ruin! –Gritó en mi cara.- Desobedeciste mis órdenes. ¿Sabes qué es lo que sucede con las personas que desobedecen mis órdenes? –Dijo, en un tono más calmado que me dio miedo.

–N-no. –Logré decir.

–Son castigados. –Gruñó.

Y antes de que pudiera hacer algo se abalanzó sobre mí, acorralándome en la cama.

–¡Ramsay! ¡Qué haces! ¡Quítate de encima! –Gruñí, tratando de zafarme de su agarre, pero era inútil, pues él era fuerte y alto, yo era pequeña.

–Te castigaré, Julie. –Dijo, en un tono morboso.

Sin que pudiera moverme comenzó a romper mí vestido con sus manos, y fue entonces que tuve la necesidad de alcanzar mi espada que estaba debajo del colchón.

Continuó desgarrando mi vestimenta hasta que logré sujetar el mango de mi espada, y entonces fue muy tarde. Ramsay la tomó primero y la lanzó lejos. Estaba desarmada e indefensa.

Demonios, tenía que hacer algo.

–¡Guardias! –Oí que gritó, en ese momento ingresaron cinco guardias listos para obedecer al loco Bolton.- Átenla a la cama, y llévense esa espada a mi habitación.

Los guardias me tomaron de pies y brazos y, aunque trataba de zafarme, no lo conseguí. Terminé estando atada de pies y brazos ante Bolton. Luego los guardias salieron del cuarto.

–Ahora sí, tu castigo está por comenzar, preciosa. –Dijo, sonriéndome de manera tétrica.

Mierda, mierda, mierda.

¿Qué hago?

¡Necesito salir de aquí!

¡Mierda!

–¡Ramsay, no lo hagas! –Dije, tratando de permanecer calmada.

Él me ignoró y rompió mi vestido por completo, dejándome expuesta a él.

–Demonios. Eres muy hermosa, Julie Snow. –Sonrió, relamiéndose los labios.

Luego se bajó el pantalón y dejó ver su miembro erecto. Cerré los ojos con fuerza y traté de desviar la mirada cuando me obligó a mirarlo.

–Ramsay, no. –Dije, sintiendo que mis ojos picaban. Estaba luchando por contener las lágrimas.

–Esto sucede por desobedecerme, Julie.

–No...no lo volveré a hacer, yo...

–Eso lo sé muy bien. –Me interrumpió.- Me aseguraré de ello.

–¡Ramsay! –Supliqué, cuando lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas.- ¡Por favor, no!

Él sonrió como si le causara placer mi sufrimiento, y sin previo avisto entró en mí.

Al principio traté de zafarme, pero me tomó de la cadera con sus brazos y no me dejó moverme. Entonces dejé de suplicar, me quedé en silencio, y comencé a sollozar sin parar.

Me sentía sucia.

Utilizada.

Sin escapatoria.

Y, por primera vez, me sentí débil de verdad.

–Demonios, debería castigarte más seguido. –Gruñó.

Cuando terminó su trabajo salió de la habitación dando paso a sus guardias, quienes me ataron de piernas y brazos a una "X" gigante, dejándome colgada.

–¡No hagan esto! –Rogué.- ¡Por favor! –Lloré.

Cuando me dejaron sola en aquella habitación comencé a sollozar y a llorar como nunca antes. No sabía qué hacer, y no sabía cómo escapar.

Y lo peor, no sabía cómo ayudar a Rickon Stark a salir de aquí.

Lloré como una niña pequeña, hasta que perdí el aire por sollozar tanto y caí desmayada.

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¡Hola, hola!

Espero que les haya gustado el capítulo de la semana. Sé que varias me van a querer matar por este capítulo, pero era necesario.

¡Besos, y nos leemos la próxima semana!

Atte:
Lau:)

The Crow Girl (Jon Snow)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora