CAP 21: The watchers on the Wall

4.9K 349 64
                                    


¡FIN DEL SEXY MARATÓN! (AGRADEZCAN A @tbhreus) 3/3


–¡Salvajes! –Oí la voz de Pyp. Rodé los ojos ya que eso era obvio, pero suspiré y corrí hacia él, que estaba con Tim.

–¡Pyp! ¡Tim! –Los detuve y miré a ambos. Abracé a Tim con fuerza, igual que a Pyp.- No mueran, chicos. –Rogué mirando a ambos con muchos nervios.

Pyp caminó a preparar las flechas y yo lo seguí, buscando algo que hacer para no ser completamente inútil. Suspiré y cuando lo vi, estaba mirándose las manos, que le temblaban por los nervios.

Rápidamente corrí hasta él y lo tomé de los hombros con mis dos brazos. Sus oscuros ojos se posaron en mis ojos color cielo y noté que estaba aterrado.

–Pyp. –Dije, tratando de calmarlo.- Amigo, sé que estás aterrado. Yo también estoy a punto de tener un ataque de pánico, pero tenemos que ser fuertes. Si no peleamos, morimos. –Traté de sonreír, pero me salió una mueca.

–¿Cómo haces eso? –Dijo, nervioso.- Haces que todo parezca fácil.

–No es cierto. –Susurré.- Tengo miedo. Tengo mucho miedo, Pyp. No quiero perder a nadie esta noche, y haré todo lo que esté en mis manos para evitar que suceda.

–No quiero morir, Sisa. –Susurró, y pude ver que sus ojos estaban cristalizados.

–No vas a morir, Pyp. –Él no me creía, y no sabía qué hacer para calmarlo, simplemente se me ocurrió una cosa: posé mis manos es sus mejillas y lo atraje hacia mí. Posé mis labios sobre los de él. Pyp se veía sorprendido, pero me correspondió luego de unos segundos.

El beso no duró más de diez segundos porque me separé de él casi con la misma brusquedad con la que lo había besado. Él estaba con el ceño fruncido, reflejando confusión y yo estaba ruborizada. Ni siquiera sabía por qué lo había besado. Había sido algo impulsivo y ya. Pero me había gustado. Y había sido mi primer beso.

–Hay más salvajes del otro lado que éste. –Dijo la voz de Sam, llegando a nuestro lado.- Estamos en el mejor lado.

–Jamás lancé una flecha. Jamás sostuve una espada con un filo apropiado. –Decía Pyp, poniéndose nervioso de nuevo.

Gracias, Sam. Acabas de arruinar su pequeño momento de paz.

–Escúchame. –Coloqué una de mis manos en la mejilla de Pyp, haciendo que me mirara.- Tú y Sam tienen que preparar las flechas. Relájate, yo tengo algo que hacer. Prometo volver pronto, amigo.

–Espera. –Tomó mi mano antes de que pudiera irme.- ¿Por qué hiciste lo que hiciste? –Dijo, refiriéndose al beso. Sentí mis mejillas arder.

–No lo sé. –Respondí, sincera. Él asintió, se acercó a mí y rápidamente me besó los labios fugazmente.

–Ten cuidado. –Susurró, antes de volver al lado de Sam.

Me hubiera quedado a procesar lo que acababa de pasar entre Pyp y yo, pero habían cosas más importantes en mi lista, como: prepararme para sobrevivir.

Corrí a mi habitación y tomé a mi hermosa espada, la cual, aún no tenía nombre, y me escondí un pequeño cuchillo en la bota, por si acaso. Me preparé mentalmente para la gran batalla y regresé con Sam y Pyp.

Les lancé una mirada de "tengan cuidado" y desenvainé mi espada al ver a Thorne dar un discurso.

–¡Hermanos! ¡Por generaciones hemos defendido el castillo! ¡Y no cederemos esta noche! ¡Les aseguro, que al salir el sol, el Castillo Negro seguirá en poder de La Guardia De La Noche! –Exclamó, motivando a todos.

–¡Sí! –Todos gritamos de vuelta, listos para morir por la guardia si era necesario.

Ese momento, los salvajes comenzaron a trepar y a meterse al Castillo Negro. Suspiré nerviosa y conté hasta tres.

–¡Conmigo, ahora! –Exclamó Thorne, corriendo a atacar.

–¡Los quiero, chicos! –Les dije a mis amigos, mirándolos con preocupación.

–También te queremos. ¡Ve! –Dijo Sam, señalándome el campo de batalla.

–También te quiero. –Dijo Pyp, y le dediqué una triste sonrisa. Tendría que dejarlo para ir a pelear.

–Si me necesitan, griten. –Dije, y con ello, salté al patio, para comenzar a pelear contra los jodidos salvajes.

Comencé a matar a salvajes como si fueran bolsas de papas. Con cada salvaje que asesinaba, más sentía que vengaba a Zard. Por él estaba luchando, y por él iba a vencer a todos los jodidos salvajes que se cruzaran por mi camino.

Estaba muy concentrada, matando y clavando mi espada en los estúpidos salvajes, cuando oí un grito conocido, y giré para ver a quien me había gritado.

–¡SISA! –Era Sam.

Mi corazón se aceleró y sin pensarlo dos veces me abrí paso entre los salvajes, para subir hasta donde se encontraba Sam y Pyp. Al llegar, vi a Sam arrodillado, sosteniendo algo en su regazo. Corrí a su lado y me arrodillé también.

Me llevé ambas manos a la boca al ver que Pyp estaba temblando acostado en el piso, con la cabeza sobre el regazo de Sam, y una jodida flecha atravesaba su cuello. Sentí que todo se detuvo y las lágrimas inundaron mis ojos rápidamente.

–Pyp. Pyp. –Coloqué mi mano en su mejilla. Por un pequeño instante, sus oscuros ojos se posaron en mí.

–Iré por el maestre Aemon, todo va a estar bien. –Decía Sam, pero Pyp solamente temblaba.

Tomé su mano y sentí que la apretó con fuerza. No aguanté más y lloré. Sam continuaba diciéndole que todo estaría bien, pero yo sabía que no sería así. Heridas de esa clase no se sanaban.

–Pyp, mírame. –Rogué, y él me miró mientras sangre comenzaba a salir de su boca.- Te quiero. Joder, Pypar. No me dejes.

Sollocé y él me presionó la mano, como diciendo "tranquila". De repente, su mano dejó de presionarme, sus lindos ojos color chocolate quedaron mirando al vacío, y su cuerpo dejó de temblar.

–¡No! –Grité, furiosa.

Me levanté, tomé mi espada y salté al campo de batalla. Comencé a matar a salvajes con más furia aún, cuando recordé que no había visto a alguien aún: Hornwood.

Mierda.

Soy la peor mejor amiga del mundo.

¿¡Dónde carajos estaba él ahora!?

Corrí por el campo de batalla buscando con la mirada a mi amigo, pero no lo encontraba por ningún lado. Fue ahí cuando entré en pánico.

–¡Hornwood! –Grité, mientras mataba a los salvajes que venían hacia mí.- ¡Hornwood! –Lo busqué con la mirada.- ¡Hornwood! ¡Hornwood! –Estaba a punto de quebrarme, pues no lo encontraba.- ¡Joder! ¿¡Dónde está Jack!?

–¡Cuidado, Princesa! –La voz del tan buscado Jack se escuchó a mis espaldas y, cuando giré para verlo, noté que había matado a un salvaje que estaba dispuesto a atacarme por detrás.

–¡Estúpido, me preocupaste! –Grité, matando a otro que se aproximaba.

–Acabo de salvar tu vida, tonta. –Oí su risa mientras peleaba contra otro salvaje.

Oí un grito y vi que Thorne estaba herido y se lo llevaban adentro para que no muriera en vano. Rodé los ojos y subí a una gran cosa de madera para pelear con un estúpido arquero que mataba a mis hermanos. 

The Crow Girl (Jon Snow)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora