CAP 3: This is my place

9.1K 508 75
                                    


Corrí hacia el chico y vi que él iba a hacer un movimiento predecible, así que esquivé su golpe fácilmente, giré sobre mis talines rápidamente y golpeé una de sus piernas con la espada de madera, provocando que el tipo de cayera.

Se levantó rápido y volvió a atacar. Bloqueé su golpe con mi espada, y, moviéndome ágilmente, golpeé su pierna y luego su estómago con la espada de madera. Coloqué la punta de la espada de madera justo en su garganta, como si fuera una espada real.

–Si fuera un combate real, habrías sido asesinado, por una "princesita" –Arqueé una ceja, divertida. El chico me miró atónito y luego se levantó, con su orgullo por los suelos.

–Estúpido bastardo. –Se quejó Thorne.- ¡Siguiente!

El siguiente fue un hombre viejo, al que derroté dejándolo casi sin aire en el suelo. Luego derroté a un chico de más o menos mi edad, desarmándolo y apuntándole con mi espada en su garganta. El siguiente fue derrotado por su propia condición física y así.

Para el final del día, estaba sudando y aún no borraba mi gran sonrisa. Había logrado vencerlos a todos. Esto era genial.

–Oh, no. No has vencido a todos. –Gruñó Thorne, tomando una espada de madera y corriendo hacia mí.- ¡Estúpida puta!

Fruncí el ceño y comencé a chocar espadas con él, pues el ya tenía experiencia y tenía que tener cuidado con este viejo malhumorado.

Tardé al menos media hora, pero al final logré derrotar al estúpido de Thorne, provocando que cayera y colocando la espada de madera sobre su cuello, mirándolo amenazante.

–Te maldigo, princesa Baratheon. –Gruñó, desde el suelo. Miré a Mormont, quien me asintió con la cabeza para que soltara a Thorne y así lo hice, para luego ir hacia él.

–¡Hermanos! –Exclamó Mormont.- Esta mujer, –Me señaló.- Ha logrado vencer a todos, y cada uno de nosotros. Quiero que todos la respeten y la traten como a una hermana más. Esta mujer, ¡Se ha ganado su lugar en la guardia de la noche!

Muchos de los chicos comenzaron a aplaudir, otros celebraron con "woo" y otros simplemente me miraban sin decir nada, entre esos, estaba Thorne.

–¡Sisabella! ¡Sisabella! ¡Sisabella! –Comenzó a canturrear uno de los chicos. Giré para verlo extrañada.

–¡Sisabella! ¡Sisabella! –Canturrearon varios otros junto a él.

Una sonrisa se me escapó de los labios al haber encontrado mi lugar en el mundo.

Yo no estaba hecha para ser princesa. No estaba hecha para gobernar. No estaba hecha para casarme con algún estúpido Lord al que ni siquiera conocería hasta el día de mi boda. No.

Yo estaba hecha para pelear. Para defender el muro. Para ser una hermana de la guardia de la noche.

Este es mi lugar. Aquí pertenezco. 

Luego de la gran euforia, tomé un baño y me vestí con la ropa de los cuervos. Genial. Sonreí feliz y me dirigí al comedor para cenar, sentándome en una mesa apartada. Ya había tenido mucha atención por hoy.

Me dispuse a comer en total tranquilidad, hasta que sentí que alguien se sentó delante de mí. Levanté la mirada y me encontré con esos ojos verdes que había visto más temprano. Era el primer chico al que derroté.

–Princesita. –Sonrió.

–Ya no tengo ese título. –Me encogí de hombros y seguí comiendo.

–Peleas muy bien. –Sonrió. Lo miré unos segundos, asentí y seguí comiendo.- Mi nombre es Jackson Hornwood. –Levanté la mirada para verlo con el ceño fruncido.

–¿Hornwood? ¿Qué estás haciendo aquí entonces? –Lo miré extrañada. Los Hornwood eran una familia de nobles del norte. ¿Qué hacía él en el muro?

–Mi padre me desheredó. –Dijo, encogiéndose de hombros.- Realmente no es una historia que quisiera contar. –Asentí. No quería sentirme entrometida, yo tampoco quería contar mi historia.

–De acuerdo. Un gusto conocerte. –Dije, continuando con mi comida.

–¡Pero si es Sisabella Baratheon! –Llegó otro tipo, acompañado de otros dos más, que se sentaron en la mesa en la que el chico Hornwood y yo estábamos.

–¡Pero si son los tipos cuyos nombres desconozco! –Dije, del mismo modo, causando que Hornwood ría.

–Permíteme presentarnos, –Hizo una reverencia y rodé los ojos. El tipo este era de cabello castaño claro y tenía los ojos color chocolate.- Soy Zard, él es Tim, –Señaló a un rubio de ojos avellana- y él es Num. –Señaló al tercero, él era de tez morena y de ojos muy verdes que resaltaban.- Somos la tanda de nuevos, sin contar a ellos –Señaló una mesa algo alejada con al menos quince otros tipos.- Como sea, estás con nosotros y el chiquillo de papá. –Señaló a Hornwood.

Terminé mi comida y me levanté, dejando a Hornwood y a los otros tres en la mesa. Caminé hacia mi habitación, y los chicos que me miraban o me felicitaban, o me decían cosas morbosas y asquerosas. Estúpidos hombres necesitados.

Me encerré en mi habitación y sonreí, muy feliz. Finalmente sería parte de la guardia de la noche. Finalmente podría ser yo misma.

Caí dormida recordando a las personas a las que amaba con todo mi ser. Recordé a mi pequeña hermana que ahora debería tener unos diez u once años, Myrcella. Recordé a mi pequeño hermano Tommen. Recordé a mi otro hermano Joffrey, quien mayormente del tiempo era un tonto malcriado, pero aun así lo amaba. Recordé a mi estúpido y borracho padre, quien de vez en cuando me decía que me amaba.

Desperté temprano y tardé diez minutos en alistarme con la ropa de la guardia de la noche. Miré mi hermosa espada unos segundos y luego me fui hacia el comedor. Era algo temprano así que habían solamente dos o tres chicos desayunando.

Terminé de desayunar rápidamente y me dirigí al ascensor para subir al muro, moría de ganas de ver qué había al otro lado.

–¡Eh, Princesa! ¡Espera! –Una voz masculina me detuvo antes de subir. Giré para ver quién era y me encontré con Hornwood.

–Ya te dije que no tengo ese título, Hornwood. –Bufé y entré al ascensor. Él entró conmigo. Fruncí el ceño y lo miré.

–¿Qué? –Se quejó.- Quiero ver el otro lado del muro otra vez.

–Claro, como digas. –Suspiré y el ascensor comenzó a elevarse.

Varios minutos después Hornwood y yo nos encontrábamos en lo más alto del muro, observando el lugar. Como esperaba, todo estaba lleno de nieve y era... Hermoso. Tenía unas ganas tremendas de correr hacia allá y buscar a algún caminante blanco, aunque yo ya sabía que estaban extintos hacía más de mil años.

–Hermosa vista, ¿No crees, Princesa? –Habló mi compañero.

–¿Vas a seguir diciéndome Princesa? –Rodé los ojos.

–Sip. –Sonrió. Negué y me levanté.

–Regresemos, Thorne se volverá loco si no voy a entrenar en mi primer día. –Hornwood asintió y regresamos al patio. 

The Crow Girl (Jon Snow)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora