CAP 20: Heartbreak

5K 354 46
                                    

¡SEXY MARATÓN! (AGRADEZCAN A @tbhreus) 2/3  

Olly me subió y comencé a caminar por allí, hasta que escuché voces hablar, y reconocí las voces de mi amigo Sam y Jon. No aguanté la curiosidad y me acerqué sigilosamente.

–¿Cómo se siente? ¿Amar a alguien y ser correspondido? –Preguntó Sam. Inconscientemente fruncí el ceño y deseé irme, pero me quedé a oír el resto.

–Yo... –Comenzó a decir Jon.

–¿Qué haces? –Una voz me hizo sobresaltar. Giré y me encontré con los ojos claros de Tim. Bufé y susurré un "nada", para después continuar caminando y sentarme lejos de todo.

Suspiré y observé mí alrededor. Todo era pacífico, y estaba muy segura de que al día siguiente todo esto se convertiría en un gran baño de sangre.

–¿Por qué estás aquí? –La voz de Jon llamó mi atención.- Mañana habrá una gran batalla, deberías descansar un poco. –Rodé los ojos y decidí ignorar su pregunta, porque una gran duda rondaba por mi cabeza y necesitaba saber la verdad.

–¿La amas? –Me levanté y quedé frente a él, observando la tormenta de sus ojos.

Jon se quedó boquiabierto, mirándome varios segundos, y fue entonces cuando noté que Jon iba a protegerla en la batalla. Era obvio que la amaba. ¿Es posible amar a alguien que conoces hace menos de una semana? Yo creo que no. Creo que lo que Jon siente por ella es un estúpido crush pasajero.

–Sí. –Respondió.

Lo miré y no pude creerme lo que acababa de decir.

¿Había dicho que si?

¿Había dicho que amaba a una salvaje?

–Me decepcionas. –Dije, y de repente sentí mi mejilla húmeda. Fue ahí cuando me di cuenta de que una lágrima se había escapado de mis ojos.

–Sisa, yo...

–Sisa nada. –Lo interrumpí, y sentí un horrible nudo en la garganta.- Con permiso.

Lo empujé a un lado y bajé corriendo. Corrí hasta mi habitación y, para mi sorpresa, Pyp se encontraba allí. Fruncí el ceño, confundida pero él se levantó y cerró la puerta, dejándonos adentro.

–Ven aquí. –Me abrazó sin decir palabra y dejé que lo hiciera, comenzando a sollozar en su hombro.

Ambos nos sentamos en la orilla de mi cama y me aferré a él, dejando que muchas lágrimas cayeran por mis mejillas sin permiso alguno.

–¿Qué tal si canto un poco? ¿Para mejorar el ambiente deprimente? –Preguntó, y asentí, tratando de parar de llorar.- De acuerdo. –Sonrió y comenzó a cantar.- 

¿Y quién sois vos, mi buen señor, que exige tal fervor? –Rodé los ojos al notar qué canción era, pero lo dejé continuar.- Un gato sois de pelaje dispar. No existe otra verdad. –Su voz era melodiosa y me gustaba. Pyp era un gran cantante y sabía cómo relajarme.- De color dorado o bermellón con garras nace el león.

Y grande soy, mi buen señor,

tan grande como vos.

Y así le habló, y así le habló,

el Señor de Castamere.

Las lluvias ya llenan su salón,

mas nadie queda allí.

Las lluvias ya llenan su salón,

mas nada queda allí.

Cuando terminó su canción le dediqué una pequeña sonrisa a Pyp, y noté que mis lágrimas ya habían parado de salir. Me quedé en silencio unos minutos y finalmente decidí hablar.

–¿Cómo es que tú te sabes esa canción? –Sonreí. La jodida canción de las lluvias de Castamere.

–Bueno, es una larga historia. –Sonrió.- Y tú eres parte Lannister, esa canción nunca deprime a un Lannister.

–Gracias, Pyp. –Le sonreí.- Eres el mejor.

–Espero que Hornwood no vaya a matarme cuando salga de aquí. –Dijo, divertido. Lo miré extrañada.

–¿Por qué lo haría? –Pregunté, confundida.

–Porque te cela mucho. –Sonrió, divertido.

–Es mi mejor amigo, sólo quiere cuidarme. –Me encogí de hombros, con una leve sonrisa.

–Auch. –Dijo, y lo miré extrañada.- Lo mandaste a la friendzone.

–¿De qué hablas? –Pregunté, divertida.

–¿No lo sabes? Vaya, Sisabella. No me esperaba eso de ti, ¡es el peor disimulando! –Rió.

–¿Insinúas que le gusto a Hornwood, Pyp?

–Todo el mundo sabe que le gustas a Hornwood. –Sonrió.

–No es cierto. –Rodé los ojos.- Sólo son rumores. –Me encogí de hombros, restándole importancia al asunto.

–Ajá. –Rió, y se levantó.- Buenas noches. Descansa, mañana habrá una pelea larga y cansadora.

–Gracias por la canción, Pyp. –Sonreí y besé fugazmente su mejilla, para acostarme después.

Él me guiñó y salió de mi habitación, cerrando la puerta tras él. Suspiré y caí dormida.

Desperté y noté que aún era de noche. Maldije por dentro y me levanté, saliendo de mi habitación. No tenía sueño, pues estaba ansiosa por matar a los jodidos salvajes que nos iban a atacar.

Caminé dando vueltas, hasta que vi que el maestre Aemon me hacía señas, para que lo acompañara. Asentí y llegué a su lado rápidamente.

–Tu mirada. –Dijo, y suspiró.- Esa mirada, es la mirada de un corazón que ha sido roto. –Asentí y me encogí de hombros, sin decir palabra.- El amor es la muerte del deber. –Dijo.- Se lo dije a Jon Snow y no me escuchó, y sé que tú tampoco lo harás.

–Lo siento, maestre Aemon, pero tengo que hacer algo ahora. –Me disculpé y salí de su vista. No tenía ganas de un sermón ahora.

Varios minutos después, vi a Sam correr hacia la puerta y a Pyp abrirla. Vi a una mujer con un bebé en brazos y corrí a recibirlos con un abrazo enorme.

–¡Gilly! ¡Bebé! –Los abracé, sonriendo.

–Hola. –Dijo ella, nerviosa.

–¡Gilly! –Sam llegó y me aparté, dándoles un poco de espacio, no quería sobrar y, definitivamente, no quería ver a una estúpida pareja feliz cuando yo estaba hecha mierda por dentro.

Me alejé callada y decidí darle un poco de comida a Ghost, porque de seguro se sentía solo y aburrido por la culpa de Thorne.

Decidí dar una vuelta por el patio de entrenamiento, cuando oí el cuerno. Lo habían sonado dos veces. Los salvajes habían comenzado su jodido ataque.

Mierda.

The Crow Girl (Jon Snow)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora